Para el espectador ocasional es una más.
Para el fanático del cine de acción es un películón que se va a destacar entre las grandes propuestas del 2010 dentro de este estilo.
Desde ese lugar va mi reseña.
El que busque un análisis trivial y frío que siga a Catalina Dlugi.
Pierre Morell es uno de los mejores discípulos de Luc Besson que más se destacó en el cine de acción en estos últimos años y su carrera es muy prometedora.
Morell no hace estos filmes con vergüenza esperando la oportunidad para convertirse algún día en el nuevo Eric Rohmer.
El tipo ama el género y pone toda la carne al asador en su trabajo.
En el 2004 sobresalió con su excelente ópera prima Distrito 13, donde demostró que no es necesario trabajar con presupuestos multimillonarios para brindar una buena película de acción. Esa es la excusa de los inútiles.
Después vino Búsqueda Implacable con un soberbio Liam Nesson que evocó los viejos filmes de Charles Bronson y Lee Marvin de la década del ´70.
Con su nuevo trabajo encaró el género desde un lugar completamente distinto sin repetirse.
Sangre y Amor en París es un interesante híbrido entre el cine asiático de los ´90 (representado principalmente por John Woo y Johnnie To) y el cine ochentoso hollywoodense de Stallone, Schwarzenegger y Chuck Norris.
Salvo que no te guste la acción, es difícil que la pases mal con este film.
El director se toma su tiempo al principio para presentar a los protagonistas, pero desde el momento en que aparece Travolta, con un personaje fabuloso, la película explota y no para hasta el final.
También jugó mucho con la comedia pero sin pasarse de la raya y convertir al film en una Rush Hour.
Así como en Búsqueda Implacable Morrel laburó con el estilo que tenían aquellos filmes en los años ´70, donde la violencia era más brutal y realista, en su nueva película las secuencias de acción son más grotescas y elaboradas.
Creo que es una película que está más en sintonía con Matar o Morir con Clive Owen, otra de mis grandes favoritas de estos últimos años.
En los primeros tiroteos, por ejemplo, se puede apreciar la clara influencia del cine de John Woo con movimientos de los actores más coreografiados y un mayor uso de la cámara lenta.
Después entra en el terreno del cine ochentoso y es muy divertido porque lo ves a Travolta persiguiendo terroristas por una autopista con una bazooka al hombro en una secuencia totalmente desquiciada.
Charlie Wax es el mejor personaje que interpretó en mucho tiempo y la verdad que me hizo reír mucho.
Se nota en su actuación cuando ves la película que se divirtió realmente en el rodaje e hizo una buena pareja con Jonathan Rhys Meyers que viene de otro palo y está muy bien en este film.
La historia no es gran cosa pero tampoco lo era Cobra de Stallone o Infierno Rojo con Arnold y la pasamos bárbaro en su momento.
La escena donde los protagonistas cenan con dos chicas es tremenda y es el momento en donde más sobresale el trabajo actoral de Travolta y Meyers. Toda la tensión que se genera en esa escena está muy bien construida por el director Morell, quien no vuelve a defraudar.
Una muy buena recomendación para los fanáticos del género y seguidores de Travolta.