Miguel Grinberg es una leyenda del periodismo de rock, de la poesía, del arte contracultural. Escritor, fotógrafo, traductor, pensador y -como él mismo sostiene- dueño de una "sensibilidad mística", fue cronista y al mismo tiempo protagonista de los inicios del rock nacional, estuvo ligado al movimiento beatnik y fue amigo de, entre otros, Jonas Mekas y Allen Ginsberg. Descendiente de judíos polacos que se dedicaron a la marroquinería, Grinberg surcó todas las décadas desde la de 1960 y siempre dejó su sello. Fue probablemente el primer biógrafo del rock nacional tanto desde la palabra escrita como desde la oralidad, pero también fue un insoslayable performer, conductor y a su manera también un profeta espiritual. Este primer documental de Federico Rotstein (Terror 5) comienza con la celebración de sus 80 años (ahora está por cumplir 83) y luego apela a sus siempre valiosos, fascinantes e inteligentes testimonios en los que recuerda desde sus viajes introspectivos hasta sus encuentros con Henry Miller, sus colaboraciones con Juan Carlos Kreimer, su pasión por la cultura estadounidense, los hallazgos de la revista Eco Contemporáneo y su mirada política siempre provocativa hasta llegar al multitudinario homenaje que se le realizó en el teatro Gran Rivadavia. Verlo en su oficina de la avenida Belgrano atiborrada de cajas, sobres, libros y revistas, intentando dialogar en varias videollamadas con su amigo Mekas o recorriendo parte de su archivo de imágenes son algunos de los placeres de Satori Sur, un tributo a la altura de este mito viviente, tan lúcido como incansable, que nunca se ha contentado con la veneración ni ha dejado de producir.
Texto publicado en edición impresa.
Se estrena comercialmente en Cine.Ar el jueves 13 de agosto. En la Argentina hay un cronista de los intentos de crear un país diferente, una sociedad más solidaria y poética. Un cronista que estuvo al principio de todo y que aún sigue vigente, escribiendo poesía y acompañando lo que sigue pasando en esa Argentina paralela que siempre ha sido vilipendiada, perseguida, humillada, el mismo país que lo llegó aencerrar en la comisaría para cortarle el pelo. Ese cronista de la Argentina poética y under es Miguel Grinberg. Estuvo con los beatniks, estuvo en Nueva York y en donde hubiera que estar para llevar la noticia del nuevo mundo y. era pacifista aún antes de que sucediera lo de Vietnam, aunque hay que decirlo, en la Argentina la violencia no era una novedad. Ahora llega Satori Sur, el documental de Federico Rotstein para volver hacer oir aquel aullido primal de los que se oponían a vivir como les dijeran. Grinberg y su fanzines, Grinberg y su memorias, Grinberg el amigo de Tanguito, de Pajarito Zaguri, el que le produjo algunos recitales a Spinetta. El documental encuentra materiales de época, pero intenta ir más allá y junta a Miguel Grinberg con algunos viejos amigos suyos y sobre todo con un antiguo camarada del primer mundo, nada menos que el gran cineasta Jonas Mekas. Alguna vez Daniel Ripoll, el creador de la Revista Pelo, me dijo que el gran problema para una “vida en la marginalidad” era que la falta de mercado impedía que se pueda vivir de eso, que necesariamente los poetas y los flâneurs, al estilo de los existencialistas franceses, tenían que vivir de otra cosa. Ripoll lo había logrado con su editorial pero se sabe, la Argentina es un país muy difícil. Satori Sur dirige su mirada a la historia local pero brilla cuando aparece Mekas, que tiene una foto que grafica cuando anduvieron con Grinberg, pero ojo, se niega a repasar el álbum de figuritas del abuelo hippie y se desgañita sonriendo diciendo que hay que ver el futuro, justo el hombre que registró a Dylan, que vivió todo desde adentro, que enseñó a una generación cómo se registra la historia, se niega al pasado e insiste obsesionado en que hay que mirar al futuro. Satori Sur es un mapa de los caminos del rock y de la poesía de la mano del mítico Miguel Grinberg, sin el cual no tendríamos “Cómo vino la mano”, el primer libro de la historia del rock nacional y ese espacio para un pensamiento alternativo que fue la revista “Mutantia”. Hoy Grinberg sigue caminando Buenos Aires, más lentamente cuando era joven y apostando a su modo a una mirada distinta y en cierta forma sigue el reclamo de Mekas (que murió hace unos meses), de mirar al futuro. SATORI SUR Satori Sur. Argentina, 2019. Edición y dirección: Federico Rotstein. Guión: Federico Rotsteiny Martín M. Oesterheld. Fotografía: Matías Iaccarino. Música: Juan Ravioli. Duración: 68 minutos.
Satori Sur Crítica de Esteban Jourdán La sencillez de Miguel Grinberg y su lucidez todo es abrumador a lo largo de Satori Sur, el documental biográfico que nos lleva a lo largo de toda su vida, obra y viajes. En la época donde hablar en inglés era causa de segregación, Miguel traducía poesía norteamericana al castellano. No debió ser nada fácil para Federico Rotstein, director de “Satori Sur”, poder abarcar todo lo que hizo (y sigue haciendo) Miguel Grinberg, quien es poeta, escritor, traductor, revolucionario, fundador de una revista, trotamundos e íntimos amigo de Jonas Mekas (padre del cine independiente de Estados Unidos). Nos movemos por sus ambientes, sus recuerdos, sus fotos, sus poemas, sus amigos y sus palabras. Nos hipnotizamos y nos encantamos con sus historias, es que Miguel tiene mucho para contar y nosotros demasiado por aprender y escuchar. Poco más de 1 hora se quedan cortos como la conexión que hay entre Miguel y Jonas Mekas en determinado momento, que se dificultaba por el internet y que fue una de las últimas charlas entre ellos “cara a cara” o más bien “pantalla a pantalla” (Mekas falleció en enero de 2019). En una época donde saber inglés era suficiente para ser segregado, tratado de cipayo y antipatria, Miguel Grinberg tomaba poesía de autores norteamericanos y los traducía. Como nadie quiso publicarlos, armó su propia revista junto a unos amigos. Ese mismo dominio del inglés lo llevó por todo Estados Unidos conociendo gente y aprendiendo en el camino. Satori Sur es un hermoso y más que merecido homenaje a Miguel Grinberg, un tipo sencillo pero muy decidido en lo que deseaba y quería lograr. Ojalá muchos puedan verlo en su estreno este JUEVES 13 DE AGOSTO en CineAr. Satori Sur Dirección - 7.5 Montaje - 8 Arte y Fotografia - 8.5 Música - 8.5 8.1 Satori Sur es un hermoso y más que merecido homenaje a Miguel Grinberg, un tipo sencillo pero muy decidido en lo que deseaba y quería lograr.
CORTARSE SOLO Ganadora a Mejor Película en el rubro Banda Sonora Original del 34° Festival Internacional de Mar del Plata, Satori Sur se estrenó en la plataforma Cine.Ar durante una semana cercana a las fechas previstas para su exhibición en las salas nacionales. Con un historial de numerosas asistencias en distintas producciones, Federico Rotstein se expresa como director solitario por primera vez en su carrera. Para este debut, explora las manifestaciones culturales y laborales de Miguel Grinberg, ícono y pionero en el registro genealógico de ese movimiento –contemporáneo suyo- que conocemos por rock nacional. Grinberg también fue uno de los principales divulgadores en la traducción de poemas norteamericanos de autores pertenecientes a la Generación Beat, de la cual surgieron personalidades como Irwin Allen Ginsberg y William S. Burroughs, cuyos textos fueron descartados por medios de gran tirada -entre las décadas de 1950 y 1960- a causa de la puesta en jaque que expresaban en sus contenidos con respecto a los valores más firmes de la cultura norteamericana. En este aspecto, al igual que en el musical y filosófico, Rotstein no pierde el hilo conductor de su protagonista: su progresiva búsqueda por formas de expresión que no ofusquen constantemente la visión universal de sus intereses, aun cuando esta implique la necesidad de alguien que se “cortó solo” en relación a sus colegas, algo de lo que ha sido acusado en más de una oportunidad. Sus vínculos con el cine son casi soslayados a lo largo del documental, pero perfectamente aludidos con presentaciones fotográficas y su amistad con el cineasta lituano Jonas Mekas, forjada en sus visitas a Estados Unidos. Un momento muy lúcido está en las escenas de Mekas, con una comunicación a distancia filmada en simultáneo desde la habitación de Grinberg. A modo de broma, diremos que es un claro ejemplo de que Argentina tiene intenciones de filmar con más de una unidad por rodaje, además lo logra considerablemente. Cerca del final de Red social, David Fincher tiene la delicadeza de no saltarse el eje de la acción en los cortes realizados durante la última conversación por celular entre Jesse Eisenberg y Justin Timberlake, incluso haciendo que los actores se muevan reiteradas veces. Esto por lo general no se tiene en cuenta para este tipo de escenas, porque el hecho de no compartir el mismo espacio exime a los realizadores de cometer un error sintáctico tan temido como el salto de eje. A la charla de Mekas y Grinberg no le importa cometerlo, de hecho, lo hace. ¿Es esto un problema? Ya dijimos que no. Es más, resulta una exquisitez que en la sintaxis cinematográfica haya un desencuentro de miradas, ya que en la conversación hay un desencuentro absoluto entre los interlocutores. ¿Tuvieron en cuenta esto Rotstein y compañía al elaborar la composición de planos? No importa en lo absoluto, ya está trazado en la sucesión de acciones y a favor de la obra. Sí le señalaremos un tropiezo discursivo y narrativo a la película de Federico Rotstein y se da precisamente en los espacios que le acabamos de elogiar. En un instante, Jonas Mekas nos advierte no solo del desperfecto tecnológico que padecieron con Grinberg en aquella situación, sino también de la lectura simbólica que rodea a toda la película, más allá de las fallas de conexión electrónica. Es una muy bonita reflexión por parte de Mekas y su incorporación en el montaje es tentadora, pero atasca a una puesta en escena -muy bien balanceada entre datos duros y sugerencias- que sabe con claridad que un documental no se reduce a la transmisión informativa de los temas a tratar. Satori Sur –titulado así por el segundo nombre que le dio Miguel Grinberg a un libro de cuentos que nunca escribió- es un relato dinámico por su edición, sus locaciones, su musicalización y las interacciones del protagonista con sus compañeros de vida, sin reducirlas a meras entrevistas. Nuestra discrepancia señalada, si bien importante para nosotros, no atenta estruendosamente con la continuidad de un narrador que, esperamos, pueda reanudar una responsabilidad similar al de este film que tuvimos el reciente placer de conocer.
Satori es un término japonés que designa la iluminación en el budismo zen, la comprensión total. Y el director Federico Rotstein logró la capacidad de reflejar quien fue y quien es un personaje tan complejo, rico y valioso como Miguel Grinberg. Un hombre que en los 60 puso su sello, en su revista, en sus programas de radio, en sus poesías y proyectos para valorar tiempos de cambio, de contracultura, de relación con pares como Jonás Mekas o Allen Ginsberg que fueron sus amigos. Un hombre que decía “rock que me hiciste bien…” o que hablaba de los tiempos de plomo y definía “A los que le teníamos miedo, son minoría… Hubo una vez unas ganas de estar juntos y lo estamos…”. Sus pensamientos, sus novelas no escritas pero con título, sus notas a figuras tan definitorias como Luis Alberto Spinetta, y muchas perlas más, están en este trabajo que refleja un pasado y un presente, tiempo de quiebre y homenajes, testimonios valiosos e íntimos. Y hasta una charla con Mekas, antes de su muerte, que desafía los inconvenientes técnicos a pura sabiduría… Un documental que es fuente de información y cálido cariño a un hombre original, melancólico, creativo, resumen de un tiempo que paso y pasa en su satori sur.
En solitario En uno de los momentos de Satori Sur (2019), de Federico Rotstein (Terror 5), quien se anima a dirigir en solitario luego de varias producciones de género, la actual pareja de Miguel Grinberg, objeto del documental que lo tiene como protagonista, habla de lo bien que la ha pasado siempre con él, aún a pesar de los momentos que en solitario desarrollaba su actividad intelectual. Como un lobo estepario, y con un espíritu único y explorador, Grinberg atravesó la historia cultural de los últimos 60 años, es indefinible, y aun así, pudo conectarse con figuras claves del arte como Jonas Mekas, Allen Ginsberg, entre otros, revolucionando el ambiente musical y radial con una propuesta acorde a los tiempos que corrían sin convertirse en un personaje panfletario y confrontador y mucho menos lapidario. Federico Rotstein lo sigue en sus rutinas, en la preparación de un homenaje en el CCK, en una performance, en sus recuerdos, en el relato de su pasado, en el reencontrarse con cuadernos en los que volcó ideas e imaginó novelas celebres, sin solemnidad y mucho menos bronce, que atentaría a la figura que refleja y de la que se nutre. Con material de archivo único, que incluye audios de figuras como Luis Alberto Spinetta, o grabaciones inéditas de Los Gatos, viejas impagenes en fílmico y Super 8, y la voz directriz del protagonista, Satori Sur nos transporta en el tiempo, nos lleva al futuro, nos ilumina con información precisa y hermosas anécdotas, viajamos por espacios inimaginados del arte, y además, recupera la figura de un hombre único que nunca dejó de pensar y hacer pensar. Las charlas por Skype entre Grinberg y Jonas Mekas, por citar sólo uno de los múltiples recursos con los que el director arma su relato, además, aportan contemporaneidad a la narración, necesaria para avanzar en la reconstrucción del personaje y desde allí presentarlo como sujeto deseante y activo. Pese a que su mujer habla de esa continua diversión y entretenimiento, y también momentos oscuros en la vida del periodista, entre esos dos universos, el personal y el público, entre la opinión y el relato, Satori Sur comienza a configurar su objeto. Y después, más allá de las palabras, y de las opiniones, uno se tiene que dejar llevar por la propuesta, una película que por momentos respeta a rajatabla convenciones del género, y por otros se libera del peso, ya no solo de la figura de la que habla, sino, principalmente, de los antecedentes sobre este tipo de trabajo documental. Satori Sur es un homenaje, sentido, reflexivo, profundo, sobre uno de los pensadores más lúcidos de la cultura nacional y popular. En aquellos momentos en los que Grinberg se anima a emitir opiniones, es cuando el personaje cobra más fuerza, y es también cuando Federico Rotstein completa su mirada, volcando en algunos momentos una nostalgia bella y alegre que subraya el sentido y la trascendencia de un hombre que se pensó a sí mismo y desde allí a todes.