Crítica de “Sentadas en el umbral”. Un divorcio millonario, mentiras… y dos abogadas no tan ingenuas. Andrea Reyes Hace 3 horas 0 33 Crítica de “Sentadas en el umbral. Dirección - 75% Montaje - 75% Arte y Fotografía - 80% Música - 80% Actuaciones - 70% 76% Con un claro guiño estético al cine de los años '70, "Sentadas en el umbral" narra la historia de dos abogadas que son usadas para resolver el caso de un divorcio millonario, el cual esconde muchas mentiras por develarse. La trama está bien contada y tiene un cierre sorpresivo. User Rating: 3.03 ( 2 votes) Este jueves 20 de agosto CINE.AR estrena la comedia dramática, dirigida por Daniel Alvaredo y Móniza Roza. Dos abogadas especializadas en familia, Valeria y Teresa (Victoria Cesperes y Soledad García), son amigas desde la infancia y comparten un pequeño estudio. Un día reciben la posibilidad de resolver un divorcio complicado y millonario. Hay mucho dinero en juego y el éxito de este caso las pondrá en una mejor posición. Sin embargo, estas jóvenes profesionales no saben que son parte de una trama de plata “sucia”, grandes negociados y hasta el encubrimiento de un asesinato. Averiguar qué hay detrás del litigio y por qué las eligieron a ellas, será el acertijo que tienen que descifrar estas dos amigas. “Sentadas en el umbral” es una comedia dramática protagonizada por Victoria Cesperes, Soledad García Fabián Arenillas, Lily Popovich, Fabio Aste y Gerardo Otero. La película está dirigida por Daniel Alvaredo y Móniza Roza. En “Sentadas en el umbral” sobresale la reminiscencia a la estética de los años ’70. La música original de Pablo Sala tiene un claro guiño al cine picaresco de esa época, cuyo mayor representante fuera Hugo Sofovich. El decorado, el vestuario (Carolina Cichetto) y el maquillaje (Celeste Dunan) de las protagonistas también invocan ese imaginario. El guión de Javier Martínez Foffani está bien elaborado y se aleja de la estética que plantea la película: se identifica el conflicto en la trama y tiene un final sorpresivo. Por su parte, la dirección de fotografía y cámara a cargo de Jorge Piwowarski Roza (también director de producción) acompaña la estética visual y la narrativa de la historia. En cuanto al trabajo de los realizadores, Daniel Alvaredo y Móniza Roza, se destaca el logro de los directores para contar una historia no tan liviana en su argumento, en tono de comedia y con el plus de remitirse a una época de nuestro cine nacional. A raíz de la pandemia, el film “Sentadas en el umbral” tiene su estreno online este jueves 20 de agosto por CINE.AR a las 20.00 horas. La película se repetirá el sábado 22, también a las 20.00 horas; y a partir del viernes 21 de agosto estará disponible en CINE.AR PLAY.
Sentadas en el umbral (2020) film argentino dirigido por Daniel Alvaredo y Mónica Roza, relata la historia de Teresa (Victoria Césperes) y Valeria (Soledad García), abogadas que comparten un estudio y son amigas desde niñas, se mueven en un ámbito dominado por hombres. Toman un caso, un divorcio millonario. Sin embargo, lo que pareciera ser un gran negocio, resultará ser una trampa. La ingenuidad de ambas, sirve de anzuelo para otros intereses. Pero estas abogadas descubren el engaño y en una acción inesperada darán vuelta la situación a su favor, tomándose revancha de los que las subestimaron. Con una buena y atrapante introducción, este thriller plantea la premisa que es interesante y desde allí, la música acompaña el ritmo del guion, un guion lineal, que respeta la estructura dramática de los tres actos, y aunque resulte algo predecible, es intrigante. Si bien la música es el recurso más atractivo y mejor utilizado, vale resaltar que las locaciones son las atinadas para estos encuentros privados a puertas cerradas y otros en público, así como las casas y autos que describen el contexto en donde se mueven este tipo de personas de bajos valores y cuya dignidad, está a la venta. Por su parte, la dirección es correcta, genera el suspenso y dinamismo necesario. Se destaca el trabajo de vestuario en general y maquillaje, logrando personajes creíbles. Las actuaciones son buenas, sobresaliendo la interpretación de Victoria Césperes. Clasificación: 6/10
Propuesta en la que a partir de la historia de dos amigas de toda la vida, abogadas, compañeras de estudio, se quiere construir un relato que en supuestos giros sorpresivos no se hace otra cosa que subrayar lagunas en el guion, una puesta televisiva que atrasa y un equipo actoral con grandes intérpretes que nunca encuentran el tono de la propuesta. Disponible en CINEAR TV y Cinear Play.
Una oportunidad que esconde una trampa. Ese es el disparador de esta película protagonizada por dos abogadas que trabajan juntas y además son amigas desde la infancia. Ellas son precisamente las que se encuentran casi por casualidad con un caso en apariencia corriente para un estudio: el reparto de bienes luego de un divorcio algo tenso. La particularidad del trabajo es que hay mucha plata de por medio y también la promesa de buenos contactos para avanzar profesionalmente en el futuro, un panorama atractivo para dos mujeres que están obligadas en un ambiente machista como el de la Justicia. Pero de pronto empieza a aparecer una serie de problemas que en los últimos años se han vuelto moneda corriente para la prensa de investigación argentina: una cuenta en un paraíso fiscal, algunos negocios oscuros relacionados con la política e incluso un crimen perpetrado a sangre fría. Ya desde el inicio, el film le entrega al espectador una información que la dupla de impensadas heroínas tarda un poco más en conseguir. Cuando la descubren, caen definitivamente en la cuenta de que son víctimas de una manipulación y deciden ejecutar una venganza que está a tono con el aire de comedia que aparece con intermitencias en esta historia de engaños serios y amores livianos, cuya impronta televisiva se filtra tanto en la puesta como en el registro de las actuaciones.
Una comedia de enredos, con humor negro y muchas vuelta de tuerca para ilustrar una historia que se mete con abogados honestos y de los otros, cuentas offshore, mafiosos de trámite rápido sin temor a las consecuencias y una corrupción generalizada y naturalizada. Para el personaje que encarna el talentoso Fabián Arenillas llegó el tiempo en que siente que las balas pican demasiado cerca. Para las jóvenes y emprendedoras abogadas les cae la oportunidad de un caso que les dejara muchas ganancias. Para los corruptos ellas será apenas un mecanismo más para sacar las papas del fuego, sin contar que parecen ingenuas pero no los son. Trama liviana que solo busca entretener, con cierta factura más televisiva que cinematográfica, con buen ritmo, sin profundizar en los personajes. Buenos actores como Favio Aste, Victoria Césperes, Soledad Garcia.
Dirigida por Daniel Alvaredo y Mónica Roza, Sentadas en el umbral llega a las pantallas de Cine.Ar Play y TV como una comedia en torno a un millonario caso de divorcio que esconde varias mentiras. En el prólogo de Sentadas en el umbral, dirigida a cuatro manos por Daniel Alvaredo y Mónica Roza, el personaje que interpreta Fabián Arenillas es testigo de una situación fuerte y comprometedora, pero lo es desde este lado de una puerta cerrada. El film luego nos introduce a las verdaderas protagonistas: Teresa y Valeria, dos amigas y socias que llevan adelante una firma de abogadas. No les va mal, pero siempre les podría ir mejor. Con la relación entre ellas parece pasar un poco lo mismo: se llevan muy bien, son muy confidentes, pero esa noche que una la espera a la otra con una rica picada, acompañada de un buen vino regalo de un cliente satisfecho, es plantada por su amiga para estar con un hombre, un antiguo amante al que ella no aprueba. Allí entra Fabio Aste, como un abogado ambicioso al que le llega la posibilidad de arreglar algunas cosas con el personaje de Arenillas, dándole una mano con su millonario divorcio. Al principio es quien mueve los hilos: persuade a la abogada para tomar un caso que podría dejarle mucho dinero de una manera fácil. Al mismo tiempo, su socia es seducida a través de mentiras por otro hombre que forma parte de esta trampa que, hasta el final, no se entiende bien cuál es la finalidad exacta. Sentadas en el umbral comienza con mujeres en un mundo dominado por hombres, siendo manipuladas por ellos que las usan, sin escrúpulos, sólo para conseguir sus cometidos. Pero ellas no tardan en darse cuenta de que este caso es muy bueno y que, de repente, sale todo muy bien. Para qué y por qué fueron ellas elegidas son preguntas que surgen, y luego cómo hacer para que no se salgan con la suya. Así, a lo largo de poco más de una hora, se desarrolla una trama de secretos que se van esclareciendo hacia el final, con una resolución apresurada y demasiado simple para lo que proponía su argumento. De todos modos, más allá de lo enrevesado y oscuro de la historia, el film opta por un tono liviano de comedia que le juega a favor. El guion de Javier Martínez Foffani presenta situaciones interesantes, aunque no a todos los personajes consigue brindarles la misma dimensión. En cuanto a lo estético, como sucede también con lo narrativo, presenta un pulido estilo televisivo, con fotografía a cargo de Jorge Piwowarski Roza. Sentadas en el umbral cuenta una historia que consigue mantenerse intrigante hasta el final y, sobre todo, presenta a dos mujeres a las que ningún caso les queda grande y que no dejarán que las usen a su antojo. Una historia de venganza entretenida y ligera.
LA ÚLTIMA PALABRA Decir que Sentadas en el umbral tiene “punch” televisivo no es a priori algo peyorativo. De hecho, es esa faceta de sitcom noventosa, tanto en lo estético como en las actuaciones, lo que rescata a este film al mismo tiempo que lo hunde. Esencialmente porque hay una ambición temática y giros narrativos que traicionan al espectador, perdiendo fuerza la odisea de las protagonistas que son el foco del relato. Sin duda su formato de poco más de una hora garantiza entretenimiento, pero al mismo tiempo se desliza a un final forzado y poco consistente. La comedia, de ligero tono a drama legal, también juega con algunos elementos del policial para dar a conocer sus incógnitas. Esta amalgama de géneros no termina cuajando de forma consistente y nos quedaremos apenas con una comedia dramática que termina atrayendo por sus protagonistas. En definitiva se trata de Teresa y Valeria, las abogadas de un estudio de casos de familia, sobreponiéndose a la humillación de haber sido utilizadas como piezas en un tablero que ellas no imaginaban. El caso que toman no es lo que parece y pronto comprenderán que no pueden confiar en nadie. Esta odisea propia de una buddy movie es lo que termina alcanzando al espectador, en lugar del subtexto o los golpes de efecto. Esto sucede porque con la excepción de Teresa y Valeria, interpretadas por Victoria Céspedes y Soledad García, el resto del elenco termina resultando demasiado chato. Esta caricaturización afecta la ambición narrativa del film, que también se resiente al manipular el punto de vista de forma conveniente. El espectador accede a largas conversaciones que otorgan una información que las protagonistas desconocen hasta el desenlace, y cuando la conocen, se da un nuevo giro que obliga a repensar todo el film. Para no arruinar este golpe de efecto se evitará entrar en detalle, pero cómo se conectan los puntos de la trama termina estafando al espectador. Y no, no es Nueve reinas: quedan muchas cosas por cerrar cuando las protagonistas tienen su momento de redención y un final feliz demasiado forzado. Muchos planos cerrados, interiores cálidamente iluminados y un imperio del encuadre medio: podríamos decir que tiene algo del cine de los ‘70 y ‘80, pero lo cierto es que también recuerda a la televisión de los ‘90. La banda sonora inevitablemente nos conecta más a la televisión y no hay mucho de búsqueda estética en estos dos aspectos. Incluso es lo que nos recuerda a un largo episodio de una sitcom. Son las actuaciones, incluso del elenco que no está tan bien definido, lo que destaca a Sentadas en el umbral: además de las mencionadas Céspedes y García, Fabio Aste y Fabián Arenillas cumplen en el espacio que les da el guion, aun si por momentos resultan una caricatura. En definitiva, uno no puede negar que esta nueva película de Daniel Alvaredo (Paternoster, la terrible El peor día de mi vida) y Mónica Roza es entretenida y es su virtud. Pero el guion está atravesado por fallas insalvables y no hay estéticamente algún rasgo donde se destaque. Quedan las actuaciones naufragando con carisma entre un material más olvidable que otra cosa.
La venganza será femenina Daniel Alvaredo (Paternóster, El peor día de mi vida, La señora Haidi) vuelve a trabajar desde el género con Sentadas en el umbral (2020), una película que tiene todos los condimentos para ser una historia de conspiración pero, afortunadamente, se presenta como una comedia de enredos. Una triangulación de dinero a empresas offshore se complica y unos misteriosos personajes que responden “al negro” (al que nunca vemos) solicitan la ayuda de un abogado sin escrúpulos. Este hombre mete en el plan a dos jóvenes abogadas (Victoria Césperes y Soledad García) a quienes utiliza de chivo expiatorio. Todo va viento en popa hasta que las chicas sospechan del plan y deciden tomar cartas en el asunto. Historia de traiciones, estafas y negociados ilegales, la película cuenta con todos los elementos de un policial negro, con personajes de dudosa moral y la corrupción que sobrevuela la trama, pero -por suerte- no lo es, porque elige contar sus vueltas de tuerca a plena luz del día con un tono cómico. La tragedia se convierte en farsa y se aliviana el drama en una entretenida comedia de enredos. La ocurrencia está en el guion con sus vueltas de tuerca, la música de Pablo Sala ayuda a remarcar el tono del relato, y su corta duración (otra buena decisión), dan a la historia el cierre preciso, justo cuando sus giros empezaban a sentirse forzados. Otro punto a favor son las buenas actuaciones que proporcionan un buen timming para la comedia, y hacen pasar por alto algunas escenas resueltas de manera cursi (sobre todo las de hotel). Daniel Alvaredo, de filmografía irregular, hace en compañía de Mónica Roza una película correcta, con el plus de destacar la figura femenina en un mundo netamente masculino, en línea con los tiempos actuales.