Un alma perdida
Si decido quedarme (If I Stay, 2014) nunca llega a ser una propuesta interesante o atrapante, ni siquiera puede ser tomada enserio. Con un tono que no pasa de lo melodramático y siempre apelando a generar sorpresa en la obviedad, es ampliamente previsible desde el inicio. El film es completamente soso e insoportable de ver más allá de la primera mitad.
Mia (Chloe Grace Moretz) tiene diecisiete años y posee una increíble habilidad para tocar el violonchelo. Sus padres, en cambio, son amantes del rock desde su juventud pero aun así, deciden apoyarla. Ella sueña con entrar a Julliard, volverse reconocida y tener una vida con Adam, su novio músico, a pesar de lo diferente que proyectan sus objetivos en la vida. Sin embargo, una tarde sufre un grave accidente con su familia, lo cual hará que Mia, en un estado previo a la muerte, deba decidir en el hospital si se queda o se deja morir. Para ello tendrá que recordar los eventos de su vida hasta ese momento y hacer juicios de valor para ver si continúa viviendo.
Con dicho argumento uno pareciera adentrarse en un mundo atractivo de intriga, pero después el film entero cae en diálogos preestablecidos, escenas poco relevantes y solamente dirigidas a emocionar a un espectador listo para echar algunas lágrimas.
Si decido quedarme queda reducida a un panfleto juvenil, con la única idea de mostrar el valor de los buenos sentimientos, pelear por los sueños, y auto-animarse a luchar y salir adelante, sin ningún tipo de matiz ni la menor idea de que esos pensamientos afloren o se formen en el desarrollo mismo del argumento, salvo por la contracara del accidente que los tiene a todos en velo.
Basada en la novela de Gayle Foman, la película desaprovecha tener un buen casting con actores de nivel (sobre todo los padres, tíos y abuelos de Mia) y un gran desarrollo de producción que se retrotrae al llanto y la pena.