No es este el lugar para hacerlo, así que se lo proponemos al lector: comparar esta película sobre una chica en coma con Bajo la misma estrella, la de los dos adolescentes con cáncer y enamorados. Sería interesante ver cómo la Muerte anda rondando incluso films dedicados a públicos no adultos, como en este caso, o cómo se le diluye su angustia. Aquí una adolescente -la gran Grace-Chloe Moretz- es la única que sobrevive a un accidente. Queda en coma y su alma puede ver qué pasa con los vivos -incluido su novio- y con los muertos -incluidos sus padres. Y tiene que decidir si vive o muere. Es decir, un drama romántico-familiar para la lágrima, lo que no está mal. Tampoco demasiado bien: a pesar de que el tema es denso, la realización no deja de caer en formas adocenadas y lugares comunes, contra las que reman los intérpretes. Lo extraño es la infantilización de la muerte y cómo todo termina derivando hacia la telenovelita infantojuvenil de media tarde. Los intérpretes -Moretz, básicamente- logran darle cierta dignidad al asunto y volver todo visible.