¿El cielo puede esperar?
Otro best seller adolescente llega a la pantalla. Ahora es el turno de If I Stay de la escritora Gayle Forman. Mia Hall (Chloë Moretz) vendría a ser la rara de su secundaria. Toca el violonchelo, es groupie (?) de Ludwig van Beethoven, se viste fuera de la moda y transita su existencia con relativa felicidad en su desapercibida notoriedad. Adam (Jamie Blackley) es todo lo contrario. El pibe es una tormenta de facha, es el líder de una ascendente banda de rock en su ciudad, es reservado y tiene voz grave. La cuestión es que este Adam le gusta Mia y la invita a salir. Flechazo va, flechazo viene, los dos forman una linda (des)pareja. Llegando al final de la secundaria se encuentran en crisis por diferencias en cuanto a su futuro pero jamás se dejan de querer.
Hasta ahí la película va bien. Ninguna cosa novedosa pero dentro de todo funciona como la típica historia de amor entre la chica “freak” y el pibe más popular y enigmático de la secundaria. El problema para Si Decido Quedarme empieza cuando Mia tiene el accidente. Ah sí, porque un día de nieve la flia de la protagonista se va a pasear y un auto se la da a pleno de frente. La onda es que los 4 ocupantes (su padres y su hermano menor) salen terriblemente heridos y Mia comienza a vivir desde afuera cuán Sam Wheat (Patrick Swayze, te extraño) de Ghost a sus seres queridos sufrir por el terrible accidente. La diferencia con el film de Jerry Zucker es que ella no está muerta, sino que se encuentra en el medio de la cuestión decidiendo si se queda en con ellos o se va pa’ arriba.
La narración de Si Decido Quedarme no es lineal, mientras Mia se debate entre la vida y la muerte comienzan a verse los sucesos más importantes de su vida. Cuando va al pasado la película se enciende con la trama amorosa entre Mia y Adam. Hay una gran química entre ambos y su amor logra traspasar la pantalla y contagiarnos de alguna mágica manera. Las participaciones secundarias de Mireille Enos y Joshua Leonard en los roles de los padres de Moretz aportan una cuota de sal a tanta melosidad teenager. Incluso la insulsa de Liana Liberato entra bien en los momentos que se la necesita.
Chloe Moretz es todo lo opuesto al estereotipo de muchacha freak que toca música clásica.
Hasta ahí la elección del cast de Si Decido Quedarme es perfecta. El problema pasa con Chloë Moretz. Ella es todo lo opuesto al estereotipo de pendeja freak que toca música clásica. Por más onda aniñada y aura anómala que le quieran meter con el chelo, Beethoven y toda la sarasa, Chloe siempre tendrá esa cara de reventada linda (por no decir putita, porque es un poco mucho vió) en pleno proceso de gestación. Más allá de esto hay que destacar que Moretz resalta con una labor acorde a su gran futuro, dando todo por salvar al film del desastre y aunque no lo logre la actitud y las ganas se valoran. Por otra parte está el bueno de Jamie Blackley, que aunque no tiene una actuación descollante cumple en su rol de pibe misterioso fachero.
El tema pasa cuando Si Decido Quedarme decide irse (cuak!) hacía la sala el hospital, en lo que vendría a ser el presente. Allí comienzan una sucesión de hechos bochornosos que involucran rancias secuencias musicalizadas y filmadas a lo ER Emergencias, momentos publicitarios o de video clip que recuerdan a Everytime de Britney Spears o varias escenas con un índice de intensidad en los golpes bajos comparable con la reciente Tan Fuerte y Tan Cerca. Los monólogos de la doctora al oído de Mia dan un toque de vergüencita. Entonces es ahí donde Si Decido Quedarme dispersa el brío transmitido en ese amor adolescente tan puro como intenso por intentar emocionarnos por los medios más cuestionables y torpes.