Golpes bajos a la orden del día
Esta novela para adolescentes narra la historia de Mia, una joven que deberá decidir entre perseguir sus sueños con la música clásica o ir tras el amor de su vida, hasta que un día el destino la deja al borde de la muerte.
Con cierta resignación parece que se acepta que las novelas para jóvenes adolescentes se conviertan más tarde o más temprano en películas mediocres o sin vuelo cinematográfico. Bastaría revisar muchas obras literarias de otras épocas enfocadas a ese público para ver que esto no siempre ha sido así. En esta nueva ola de adaptaciones, ahora llega el turno de Si decido quedarme (If a Stay, 2014), basada en la novela de Gayle Forman, que aquí también es la productora ejecutiva, lo que no suele ser un buen indicio a la hora de llevar un libro a la pantalla. Lo que cuenta la película es la historia de Mia (Chloë Grace Moretz, esforzándose al máximo), quien enfrenta la encrucijada de su vida al tener que elegir entre sus sueños con la música clásica o ir tras el amor de su vida, Adam (Jamie Blackley), cuyos intereses musicales van en línea contraria al conservatorio. El conflicto pasa a un nivel completamente distinto cuando ella sufre un accidente junto con su familia y, estando en el limbo entre la vida y la muerte, es capaz de ver todo lo que pasa, incluso a sí misma en el hospital, luchando por sobrevivir. Esa historia y la que se va enterando a lo largo del relato van haciendo que Mia entienda mucho más sobre ella y su familia. Con recursos de dudoso gusto, con toques melodramáticos muy livianos y de escasa complejidad, la película no ahorra lugares comunes ni evita buscar el llanto fácil de los espectadores. Dependerá de la entrega que tengan el que lloren o no en cada golpe bajo. Dos decisiones son las que Mia debe tomar: si va a vivir a pesar de la tragedia familiar y, en caso de hacerlo, qué rumbo elegirá para su vida. Que Gayle Forman haya escrito una secuela de esta novela no es indicador de cuál es el final del relato, pero sí de que las decisiones no son irrevocables. Demasiada manipulación a la vista hay como para hacer de Si decido quedarme una película memorable. No hay todavía secuela a la vista, pero nunca se sabe qué puede pasar.