Mia Hall es una adolescente que lo tiene casi todo: padres amorosos (y rockeros), na carrera en la música que promete cosas grandes, una mejor amiga, y ha encontrado el amor en Adam, un chico con una banda musical. Sin embargo, cuando parece que nada puede ir mal, todo va mal, y sufre un accidente que la deja en coma. A partir de una serie de visiones dentro del hospital en las que su conciencia está presente, Mia Hall debe decidir si dejarse ir por la vía fácil y morir, o enfrentar la realidad con los sueños que le quedan por cumplir. En su debut en la pantalla grande, R. J. Cutler adapta la novela homónima de Gayle Forman, cuya historia dulce y dramática ha sido bestseller entre los adolescentes. Estos best sellers que parecen nunca acabarse y que salen de todos los rincones, sin saber si en verdad es una ola de adolescentes lectores o solo es la búsqueda desesperada de atraer jóvenes al cine a historias comunes sin que las hayan leído previamente. Desconocemos la calidad de la adaptación con respecto al material original, aunque las voces populares dicen que ha fallado en captar el verdadero espíritu del libro. Chloe Grace Moretz es la protagonista en un género que nunca había probado, el romántico, y si bien no lo hace mal, se nota que no es su fuerte. hay escenas en las que parece sobreactuada y otras en las que incluso podemos decir que le hace falta poder a su actuación. Simplemente no le crees. Y en general, es la principal falla del drama, que va contando la historia de Adam y Mia, su romance, sus problemas y sus sueños, mientras se debate entre la vida y la muerte. La verdad es que no es un film para cualquiera, pues es de lágrima fácil. Digamos que es más recomendada cuando alguien acaba de superar un truene con su pareja, o cuando la tarde es melancólica y lo único que podemos hacer es buscar algo para intentar llorar.