Sombras tenebrosas

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Entre el horror gótico y el humor lunático vuelve el mejor Burton

Hace mucho tiempo que Tim Burton no se divertía tanto. El horror gótico de «El jinete sin cabeza» se combina con el humor lunático y la estética pop de «Marcianos al ataque», todo condimentado con las metáforas fantásticas aplicadas a conflictos familiares y la sátira social de «Beetlejuice» y «El joven manos de tijera».

Vale decir que estas «Sombras tenebrosas» son algo así como la quintaesencia del mejor Tim Burton, totalmente desencadenado y en plena forma. Igual que el Johnny Depp deformado como el vampiro Barnabas Collins, víctima de una hechicera despechada que, luego de convertirlo en no muerto, lo metió en un sarcófago durante dos siglos. Al ser liberado accidentalmente en 1972, el antiguo magnate de la industria pesquera de Maine está decidido a revivir las viejas glorias familiares, a pesar de que solo persisten cuatro miembros desquiciados y un caserón ruinoso con solo tres empleados (un mayordomo freak, una psiquiatra dipsómana, y una flamante institutriz). Del mismo modo en el que convirtió en película una colección de figuritas sobre una invasión marciana, ahora hace algo parecido con una telenovela de culto que a fines de la década de 1960 mezcló vampiros y otras criaturas de la noche con los típicos conflictos pasionales infaltables, incluyendo amores imposibles, villanas malísimas y pobres víctimas inocentes en permanente peligro.

Producida en tape como cualquier «soap opera» de la TV estadounidense de la época (1966-1971), la tira diaria «Dark Shadows» fue un invento extraño de Dan Curtis, famoso también por la posterior serie sobre el investigador de lo sobrenatural «Kolchak, el cazador nocturno».

Melodrama

La telenovela empezó como un melodrama gótico estilo «Cumbres borrascosas» al que de a poco le fue agregando sutiles espectros tipo «Otra vuelta de tuerca» de Henry James. Luego de varios meses, en un giro desesperado producto del bajo nivel de audiencia y la casi segura cancelación por parte de la cadena ABC, Curtis introdujo un personaje protagónico impensable en una telenovela, el vampiro Barnabas Collins. Ahí empezó un éxito que duró un lustro, generando dos películas, un par de remakes televisivas y esta nueva versión para cine a cargo del fan Tim Burton, uno de los pocos cineastas con el don de homenajear algo de manera genuina y sincera, tan honestamente como para permitirse burlarse del tema en cuestión, y utilizarlo de nexo para hablar de cualquier otra cosa que le interese y venga al caso.

Por ejemplo, un momento culminante de «Sombras tenebrosas» tiene que ver con el encuentro entre el vampiro y el superastro rockero Alice Cooper, cuya contundente performance da pie a algunos de los mejores chistes setentistas, pero también sintetiza algunos aspectos pesadillescos de la trama (especialmente cuando aparece con chaleco de fuerza cantando «Ballad of Dwight Fry»).

Burton hace un uso intensivo de música de los 60 y 70 (Moody Blues, Donovan, Iggy Pop, Black Sabbath, T. Rex y los Carpenters) debido a que uno de los mayores hallazgos del film es esa mezcla entre lo gótico y la estética pop (en ambos estilos hay imágenes increíbles). En este sentido, el prólogo siglo XVIII mezcla de William Wyler y Roger Corman no tiene desperdicio.

Johnny Depp es un gran vampiro telenovelesco, Michelle Pfeiffer brilla como nunca como la jefa del clan Collins (los fans de la Gatúbela del segundo Batman de Burton van a agradecer por siempre al director), y tanto Helena Bonham Carter (la psiquiatra decadente) como Eva Green (la mala de la telenovela) se lucen en varias escenas. En sintesis, hay mucho para disfrutar en esta gran comedia macabra que nos devuelve al mejor Tim Burton.