El director Mike Flanagan vuelve a los chicos perturbados para (no) asustarnos.
Mike Flanagan, el director y guionista que ganó reconocimiento hace unos años con la copada “Oculus” (Mike Flanagan, 2013), volvió este año por partida doble: con “Hush” (que no pasó por los cines pero ya está en Netflix), y “Somnia: antes de despertar” (“Before I wake”, 2016).
Somnia, más un thiller sobrenatural que una película de terror, cuenta la historia de Jessie (Kate Bosworth) y Mark (Thomas Jane), un matrimonio que perdió a su hijo en un accidente y continúa lidiando con el trauma. Y aparentemente la oficina de Servicios Sociales no ve mejor oportunidad para sacarse de encima a un pibe con una historia bastante turbia y que ya ha pasado por varias familias: Cody.
Cody (interpretado por el ganador espiritual del Oscar, Jacob Tremblay) es un nene educado, correcto, simpático y adorable –pero por supuesto, también lo era Hannibal Lecter– que se gana a la pareja (y al público) desde el primer momento. No tardamos mucho en descubrir que el pibe tiene una caja llena de azúcar y pastillas “El camionero alerta” para no dormir,y es justamente porque él mismo le teme a su propio poder, que vuelve reales sus sueños y pesadillas.
La primera noche que Cody no consume estimulantes y se ve vencido por el sueño, la pareja se encuentra con la primera manifestación de los sueños del nene (un fanático de las mariposas) y todo parece maravilloso. Mucho más cuando Jessie entiende lo que está pasando y empieza a abusar de la habilidad mostrándole fotos y videos de su hijo fallecido para que el subconsciente de Cody lo traiga a la vida al menos un rato más.
Pero la cosa se va por la canaleta cuando descubrimos que el pibe también tiene sus traumas y sus pesadillas giran alrededor de “Canker Man”, una más-o-menos-espeluznante figura que lo aterroriza y ataca (y ¿“come”?) a todo el que lo rodea.
El mayor problema de “Somnia: antes de despertar” es que no sabe qué película quiere contar: no es terror porque el primer sobresalto llega después de la mitad de la película, y no es realmente un thriller, porque la tensión que intenta establecer y construir es casi inexistente. Este Canker Man, es indestructuble, por lo que no tiene tiempo de aterrorizar a nadie sin embuchárselo.
Jacob Tremblay, esta pequeña bestia de la actuación, vuelve a demostrar que, incluso con un guión liviano y facilista, puede construir un personaje interesante. De otro lado está Kate Bosworth, chata, unidimensional y poco creíble, blandiendo la misma inexpresión durante toda la película mientras a su alrededor desaparece gente, aparecen mariposas y la quiere morfar un bicho sobrenatural. Thomas Jane hace lo que puede por demostrarnos que se puede hacer toda una película (que no sea “Náufrago”) sin lavarse la cabeza o peinarse, pero aún así crea algunos de los mejores momentos con Cody.
La resolución del conflicto es una larguísima exposición precedida por un trabajo de investigación ridículo al extremo. Somnia es esa película que vas a ver un sábado en Netflix con una pizza de por medio, y vas a olvidar al día siguiente, excepto cuando el servicio te diga “Como viste ‘Somnia’, clavate estos garrones ya que estás”.
“Somnia: antes de despertar” es un paso atrás para el director después de la interesante “Oculus”, y una olvidable producción que poco tiene para ofrecerle al género (sea cuál sea el género al que apunta).