Adonde otros estuvieron antes
La Enterprise arranca de nuevo, para explorar nuevos mundos y civilizaciones. Con el capitán Kirk al mando, y el ¿fiel? Spock a su lado, se adentra en la más pura aventura, esquivando la filosofía y cualquier atisbo de profundidad que los fanáticos de la serie pretendan encontrar.
No todo es lo que parece en la Federación y un viejo enemigo regresa para buscar venganza. Una de las consecuencias es que Kirk se expone ante su propia soberbia. El impetuoso capitán debe lidiar además con una crisis de confianza sobre su primer oficial, Spock, quien también lucha por hallar un equilibrio entre su ser humano y su ser vulcano. Lógica versus emoción, eterno dilema.
El ritmo del relato es trepidante, avanza hacia la acción y la espectacularidad sin fisuras. El guión es apenas una excusa, tiene la coherencia justa, no sin algún arrebato; nada importante que se interponga en el objetivo: entretener con calidad. Los protagonistas ya se muestran cómodos en sus roles, convincentes y a la altura de los clásicos de la serie.
No faltan los destellos característicos del director en la fotografía, ni los guiños para los trekkers, quienes tal vez tengan reparos con esta franquicia dirigida al público más variado.