"Grande Abrams, muy grande"
Una de las cosas que se aprenden con el paso del tiempo es que todo cambia, todo se adapta y todo se renueva para llegar a nuevos públicos y audiencias en materia de entretenimiento.
Son muy pocas las veces que estamos frentes a productos completamente nuevos y originales. Podríamos contar con los dedos (y nos costaría mucho) las veces que el séptimo arte en los últimos años nos ofreció algo de lo anteriormente mencionado.
Libros, cómics, series de televisión, videojuegos y hasta juegos de mesa, han sido las fuentes de las que se nutrió la industria de cine más grande e importante del mundo para entretener a las más recientes generaciones.
Dentro de esa colososal y monstruosa estructura, podrá haber (como lo ejemplifican los hechos) falta de ideas a la hora de concebir proyectos, pero lo que si hay es talento. Poco, pero lo hay.
Y J.J. Abrams es un ejemplo de ello, debido a lo que aportó tanto a la televisión (siendo “Lost” su mayor éxito, además de haber producido un par de series más) y al cine (desde un lavado de cara a la saga de “Misión Imposible” y la más que nostálgica y emotiva “Super 8”).
Pero también es un referente de lo que mencionábamos al principio, del ciclo de lavados de cara, relanzamientos y remakes de viejas ideas para un público dispuesto a consumirlas, pero de otras formas. Los tiempos del cine cambiaron con el mismísimo paso del tiempo (valga la redundancia) y todo conlleva a otra conclusión mucho más cierta y acertada dentro de la industria: el que no corre, vuela.
Abrams y su trabajo detrás de la saga cinematográfica de “Star Trek” revitalizada en el 2009 son la muestra perfecta. Y esta segunda entrega viene a dejar bien en claro cómo es que se deberían hacer las cosas en Hollywood si realmente se decide seguir con este sistema de reinventar clásicos.
Lo primero que hay que decir de “Star Trek: En la Oscuridad” es que es una secuela directa, inherente a su predecesora, pese a ser al mismo tiempo, una película de aventuras que se disfruta de gran forma sin haber visto el inicio de las aventuras de esto personajes.
Por un lado van a estar aquellos que, al igual que quien les escribe, saben dónde poner el ojo en esta nueva producción con los integrantes de la flota del USS Enterprise, ya sea porque simpatizaron con la historia desde antes del desembarco de Abrams, o porque este ultimo les generó empatía hacia los personajes. Es decir: en la tensa, divertida y por momentos muy emotiva relación de amistad/odio entre Kirk (Chris Pine) y Spock (Zachary Quinto), en el triangulo que forman estos dos con Uhura (Zoe Saldana) y, por supuesto, en el gran villano de turno interpretado por Benedict Cumberbatch, el cual se hace llamar John Harrison, pero todos sabemos bien de quien se trata realmente.
Un enorme acierto de los guionistas Alex Kurtzman, Roberto Orci y Damen Lindelof es introducir nuevamente al villano más importante que tiene esta saga y que sin dudas, de salir todo como lo tienen esperado los productores y responsables de este film, será clave en las próximas entregas cinematográficas de “Star Trek”.
Pero por otro lado también estarán aquellos que ingresen a la sala teniendo poca o ninguna noción de los personajes y la historia en sí, y que pese a esto, se encontraran con una grata sorpresa: “Star Trek: En la Oscuridad” funciona de maravillas, porque se concentra en los aspectos más sobresalientes que tiene para ofrecer en materia de entretenimiento una historia que sigue vigente desde 1966 y se ha ganado su lugar dentro de ese selecto grupo de producciones que provocan pasiones inexplicables.
“Star Trek” no deja de ser una historia de aventuras en donde la amistad, el compañerismo, el suspenso, la acción y la magia (siempre vigente y necesaria en estos productos) son los verdaderos protagonistas. Abrams explota eso al máximo, acompañado de un bestial apartado técnico y un excelente trabajo del elenco, ofreciendo así el segundo paso firme dentro del arduo camino de expandir este universo creado por Gene Rodenberry.
No en vano muchos idealistas de “Star Trek” consideran a esta secuela como una de las peores películas de toda la saga que existe, ya que Abrams se dio el lujo de abrir la historia a fronteras muchos más amplias que el sequito de trekkies dispersos a lo largo del mundo.
Como diría Bob Dylan: “Los Tiempos están cambiando”. Los nerds ya no son lo que eran. Las exigencias cambian. Los contenidos se adaptan. Los públicos se renuevan, para llegar así a la actualidad, donde cualquiera que vea esta película podrá emocionarse con la frase “Porque tu eres mi amigo” en una escena clave del film.
Efectos especiales de una jerarquía notable (el tramo final del film es un derroche visual imponente) al servicio de una historia que vale la pena contar, pequeñas secuencias en donde Abrams y la música de Michael Giacchino dan cátedra de lo que es la producción audiovisual y emoción en la medida justa.
Personalmente creo que “Star Trek: En la Oscuridad” tiene todo lo que necesita, no solo para estar entre lo mejor del año, sino para convertirse en la invitación perfecta para que te sumes a este gran universo de aventuras espaciales, cuya frontera, cuyo único límite, es la inmensidad del espacio.