Star Trek Into Darkness, una saga próspera y de larga vida gracias a J.J. Abrams
Tomó un buen tiempo para tenernos acá hablando de una historia que está próxima a cumplir media década desde su existencia. Star Trek, conocida como la prima hermana, menos famosa de Star Wars, por su largo periodo de transiciones logró generar un séquito de fanáticos, denominados trekkies/trekkers, que estuvieron desde siempre enamorados de aquellas primeras historias, aventuras (1966) del Capitán Kirk y su mano derecha, Spock.
Aún cuando tenemos muchas más historias protagonizadas por estos personajes, que de Han Solo y Luke, la serie nunca alcanzó un éxito uniforme fuera de Estados Unidos, por lo que siempre fue una serie de culto, con iconos bastante reconocibles.
No fue hasta hace unos 6, 5 años atrás que J.J. Abrams, famoso productor de series como Lost y Alias, decide reciclar la historia de Star Trek y llevar al cine una nueva película (la número once), que comenzaba desde cero, pero con algunos guiños a lo que ya se conocía. Abrams fue claro cuando dijo que no veía la serie porque lo aburría, por lo cual decidió que ya no debería ser así. La película resultó ser un bypass para la franquicia, que no aspiraba a abrir nuevas puertas y generar nuevos seguidores, sino afianzar a los que ya tenía y modernizar fielmente su historia, de forma tal, que ya no resultara ‘aburrida’ para el público común y corriente, gracias a su particular forma de hablar, tanto en la pantalla chica como en la grande.
En Star Trek: Into Darkness (Star Trek: En la oscuridad), J.J. alza la barra que se auto-impuso con su primera misión en la Enterprise e indaga aún más en historias claves de la serie, ahondando en sus personajes (particularmente en Kirk y Spock) para mostrar al público viejo, y por qué no a uno nuevo, qué fue lo que enamoró de estos personajes.
Si Star Trek ha sobrevivido por tantos años, ha sido porque siempre tuvo la capacidad de abrazar el cambio, siempre manteniendo conexiones con lo que ya se vio. J.J. y Damon Lindelof no hacen caso omiso a esto en ninguna de las dos películas, encontrando la forma de atar todo el universo que ya existe dentro de diez películas y cinco series, siendo en parte Leonard Nimoy, uno de los elementos que conecta pasado, presente y futuro, tanto en la película del 2009, como en Into Darkness.
Algunos trekkies podrán decir que la lavada de cara que Abrams le da a Star Trek, la distancia del resto del material porque posee mucha más acción y aventura, además ciertas construcciones de los personajes poseen incoherencias y errores históricos, que se pueden pasar fácilmente por alto dado los resultados. Es decir, el público no fanático no va a notar nada de esto, pero el que sí lo es, no le dará gran importancia (no debería) dado a que Into Darkness en una película que no deja cabo suelto y que no permite poner en duda su calidad, tanto cinematográfica, como narrativa.
¿Por qué? La historia no es rebuscada y Abrams salta de planeta en planeta como si fuero lo más normal del mundo, y hace quedarnos en una nave por más de treinta minutos sin sentir claustrofobia. El guión da los detalles justos y necesarios, y se permite hacer guiños constantes a la película en la que se basa (La Ira de …, 1982) sin que quede como algo raro y fuera de contexto.
Into Darkness comienza poco después finalizada la película del 2009, con Kirk como Capitán de la tripulación de la U.S.S. Enterprise y Spock como su primer oficial. Ambos son culpados por romper la Primera Directiva de la Federación y son relevados de su cargo. Londres sufre un ataque terrorista por manos del Comandante John ‘guiño guiño’ Harrinson (Benedict Cumberbatch), quien le declara la guerra a la Federación, por lo que Spock y Kirk vuelven a sus puestos y son enviados a capturarlo a Klingon, un planeta en el que desprecian los humanos y poner un pie sobre él significa guerra.
Que la película sea llevadera en varios aspectos, tiene que ver con que J.J. sabe elegir a sus actores. En Into Darkness se ve mucho de porqué Kirk y Spock son tan unidos y se complementan. Kirk es un capitán joven, testarudo e impulsivo, que decide salvar a Spock de ser asesinado por la erupción de un volcán, porque sabe que el vulcaniano nunca haría nada para romper las reglas de la Federación, dado que su raza se guía solo por la razón, aún cuando eso le cueste su vida.
Chris Pine madura junto a Kirk, y ambos demuestran que tienen mucho carisma en lo que hacen. Zachary Quinto le brinda una solemnidad única a un Spock que evoluciona, entendiendo los orígenes de su naturaleza, mitad humana, mitad vulcana. Intensa es la palabra que describe la actuación de Cumberbatch, quien realmente asusta con tan solo hablar y como nunca mejor dicho, mata con la mirada. Para aligerar la carga emocional que tiene esta aventura de Star Trek, nunca sobra Simon Pegg, en su papel de Scotty o Karl Urban, como el doctor Bones y Anton Yelchin como Chekov. Una lástima que esta vez Sulu (John Cho) no tenga mayor relevancia en la historia.
Difícil de admitir y creer, pero el 3D, aún cuando se realizó en post producción, está muy bien logrado y como pocas veces da esa experiencia extra para la cual fue creado el efecto. Star Trek Into Darkness debería complacer a la mayoría de los aficionados al cine ya sean que fans confesos de Star Trek o no. Y así, la lista de logros de J.J. Abrams en su odisea por Star Trek, dan las razones necesarias de porqué él es EL hombre indicado para traer nuevamente Star Wars al cine y crear las expectativas de que va a ser algo digno de ver. Live long and prosper, J.J.