La épica continúa
El intrépido capitán Kirk está de regreso y recargado. El director J.J. Abrams volvió a ponerse al frente de esta segunda precuela sobre la legendaria creación de ciencia ficción que pronto cumplirá 50 años. Parte del atractivo se apoya en la pareja protagónica que funciona como el clásico dúo de una película de compañeros (buddy movies). Al arrojo de Kirk (“No se lo que debo hacer; sólo sé lo que puedo hacer”) se opone el escrupuloso y metódico Spock. Juntos, y guiados con el dinamismo de la dirección de Abrams, la esperada continuación vuelve a la pantalla grande cuatro años después de “Star Trek. El futuro comienza”. En aquella ocasión Kirk se enteraba del legado de su padre y ahora tiene la oportunidad de mostrar cuánto aprendió sobre sus obligaciones en la Enterprise y más allá. Ahora el enemigo -un siniestro personaje que juega al terrorismo con los métodos brutales y conocidos, interpretado por el inglés Benedict Cumberbatch, actor de “El Hobbit” y protagonista de la serie “Sherlock”- está en casa. Abrams, que supo generar una legión de admiradores con “Lost”, pero que también sorprendió con “Misión Imposible III” y sobre todo con la originalidad vintage de “Super 8”, despliega una eficaz imaginería visual y su buen criterio para administrar el suspenso y la acción. Todo sin perder el buen gusto de subrayar, en medio de la crisis galáctica de un futuro incierto, la supervivencia de los viejos valores.