Trainspotting: 20 años a veces es demasiado
El mismo equipo de actores, otra vez comandado por el director Danny Boy-le, vuelve a las frenéticas carreras de la película original, aunque el efecto ya no es el mismo y todo reposa en un enfrentamiento final.
Igual que los mosqueteros de Alejandro Dumas, los drogadictos que corrían frenéticamente en "Trainspotting" se vuelven a encontrar veinte años después en esta "T2" que, a diferencia de aquella "Terminator 2" con la que parece querer jugar el título, no tiene nuevos y más modernos efectos especiales con los que se pueda camuflar cierta falta de sustancia general.
La nueva película sigue el tono de comedia negrísima, esta vez casi con despliegue criminal, dado que el más tremendo del cuarteto, Robert Carlyle, está decidido a todo con tal de vengarse de su viejo camarada de juergas, Ewan McGregor, que justo reaparece en el antiguo barrio para que la trama pueda dirigirse hacia el inevitable enfrentamiento. Sólo que el argumento se las ingenia de manera no demasiado natural ni fluida para que ese choque se produzca hacia el final; hasta entonces, el asunto se disipa con viejos y nuevos personajes que no despiertan tanto interés como los dos verdaderos protagonistas.
Es lógico suponer que estas nuevas andanzas no pueden tener el mismo carisma frenético que las de aquellos jóvenes nihilistas del film de fines de los 90, y también es evidente que ni el director Danny Boyle ni el guionista John Hodge (basándose en las novelas "Trainspotting" y "Porno" del escritor Irvine Welsh) pueden hacer demasiado al respecto, salvo volver a jugar con los mismos imaginativos recursos visuales que caracterizaron al primer film, y que junto a la actuación de Robert Carlyle, y en menor grado la de McGregor, son lo mejor del film entre los nuevos personajes, la que se luce es Anjela Nedyalkova, que tiene una de las escenas más fuertes, quizás a la altura del primer "Trainspotting".
Teniendo en cuenta el impacto y la originalidad del primer film, esta secuela probablemente no satisfaga a sus fans ni tampoco interesa especialmente a quienes no lo vieron o no lo recuerden demasiado.