Primera película de ficción para Federico Sosa (Yo sé lo que envenena, Contra Paraguay) y primera película para la productora Ayar Stories, cuyos responsables Máximo y Paula Reca ofician en el film de guionista y actriz principal respectivamente ademas de productores.
Se trata de una historia de amor con formato de road movie en la que Lola (Paula Reca), una chica conflictiva entra en crisis al enterarse de que su padre falleció y le dejó una herencia. Para eso debe viajar a Mar del Plata a firmar los papeles y no tiene mejor idea que llamar a su ex novio Teo (Andrés Ciavaglia) para que la acompañe. Pero al llegar a la oficina legal se entera que su padre vivía con Natalio (Miguel Ángel Solá), un gay sensible que le pide tirar las cenizas del difunto en un lago de Bariloche. Juntos y con Rita (Maria Canale), la hermana ex adicta de Teo, emprenden el viaje de perdón y reencuentro.
Tampoco tan grandes hace referencia al espíritu juvenil que impregna la película, con una estética vintage y un humor muy particular que suma a esta historia de configuración de identidad. Los años que tiene la pareja protagónica serán la clave para atravesar el camino que, cómo toda road movie, encuentra modificaciones entre el estado inicial (irresponsable, sin compromisos) hasta el destino final con aprendizaje incluido.
Párrafo aparte merecen las actuaciones, con una Paula Reca que brilla de encanto al estilo Celeste Cid, y con un Miguel Ángel Solá que, una vez más, demuestra todo su oficio para componer a este homosexual sensible que reparte enseñanzas sobre el amor. Maria Canale y Andrés Ciavaglia no desentonan para armar un gran cuarteto actoral. Todos los actores encuentran el punto exacto en el arco dramático para pasar de la comedia al drama con la naturalidad que la historia necesita.
La película arranca muy bien con un ritmo distintivo mediante su humor y propuesta visual para luego irse acomodando a las exigencias de estructura del género. En ese transcurso pierde un poco de eficacia aunque mantiene su encanto. Porque Tampoco tan grandes logra trasmitir las emociones, frescura y hasta ciertas inseguridades de los personajes en la pantalla, con un estilo sutil que se apoya en la imagen para embarcarnos en la furgoneta escolar con el tino justo, evitando explicaciones en demasía y con pequeñas y divertidas escenas que invitan a pasar un grato momento.