Llueve sobre mojado
Las uruguayas Ana Guevara y Leticia Jorge debutan en el cine con una película que se caracteriza, entre otras virtudes, por la capacidad para narrar una historia simple con mucho humor y una manufactura técnica impecable.
Alberto, un padre separado parte de vacaciones con sus dos hijos: un niño y una adolescente. Pese a ser padre e hijos casi no se conocen y esta pareciera ser una gran oportunidad para profundizar esos lazos disueltos. Pero al llegar a la cabaña que alquilaron en las termas la lluvia no cesará como tampoco la tensión entre estos tres seres unidos por la sangre pero alejados por la vida. Sin saber cómo tratar a sus hijos, Alberto intentará hacer más amena la estadía sin darse cuenta que es una tarea casi imposible.
Tanta agua (2012) es una película ligada a la idiosincrasia uruguaya en su totalidad, país que hoy en día se identifica con un estilo de cine y del que las realizadoras forman parte. Historias simples, sin grandes pretensiones en la que una situación cotidiana es tratada desde una perspectiva diferente, con profundidad pero también con humor. Evitando las moralejas y los mensajes absurdos.
Sostenida en los tres actores principales y en un guión sin fisuras, Tanta agua, en la que literalmente llueve en la mayor parte de su metraje, se destaca también por como muestra un relato cuya morosidad está justificada por la forma de ser de sus personajes. Cuyas vidas transcurren entre la armonía corporal y la voracidad mental.
Ana Guevara y Leticia Jorge ofrecen una historia que un punto tiene algo del universo de Lucrecia Martel combinada con el cine de Ezequiel Acuña. Aunque la mezcla suene un poco extraña hay algo de la densidad de uno y la liviandad del otro que combinadas dan como resultado la personal Tanta agua.