Esta película dialoga, inevitablemente, con otra reciente producción chilena, “Princesita”, de Marialy Rivas, sin embargo, en la potencia del personaje central, Sofía (Demián Hernández) hay una riqueza extracinematográfica que la impulsan hacia lugares diferentes.
Una coming of age distinta, que bucea en un verano y la cercanía de cuerpos, aromas, naturaleza, para configurar un despertar hacia la vida y la adultez.