En la nueva comedia de Peter Bogdanovich, protagonizada por Owen Wilson, el lema es “el show debe continuar”. El director de teatro, Arnold Albertson, llega Broadway antes que su familia y decide pasar la noche con una prostituta. Lo que él no esperaba era que ella apareciera en las audiciones de su nueva obra al día siguiente y, como si fuera poco, que fuera tan perfecta para el papel.
El drama multi-nominado La última película (The last picture show) apareció en los cines hace 44 años. Peter Bogdanovich, hoy, trae al cine una entretenida comedia a la que le dio el nombre de Terapia en Broadway (She’s funny that way). Con un elenco que mezcla caras reconocidas, con algunas nuevas y frescas, el longevo director vuelve al cine después de 13 años desde su última película, The cat’s meow (sin contar el documental de 2007 Runnin’ down a dream).
Arnold Albertson (Owen Wilson), director de teatro a punto de estrenar en Broadway, decide en su noche “libre” de esposa e hijos llamar a una prostituta, mientras utiliza el seudónimo de Derek Thomas. La empresa de “señoritas” le envía a la simpática Izzy (Imogen Poots, conocida por su papel como Julia en Need for speed), alias Glo, quien se considera una “musa que hace que los hombres se sientan especiales”, no una dama de la noche. Como no podía ser de otra forma, el sueño de Izzy es el de triunfar como actriz, y el día siguiente a la noche que pasó con Arnold, ella se presenta en el casting de la nueva obra de él. Desesperada, Izzy decide psicoanalizarse con Jane (Jennifer Aniston), quien está consumida por su relación con Josh (Will Forte, actor que ganó fama durante su período en Saturday Night Live), que a su vez es el guionista de la obra de Arnold.
Terapia I
El argumento lo dice de forma clara: Terapia en Broadway es una película de enredos y desenredos, de encuentros y desencuentros. Y durante la hora y media de duración, se respira una clara influencia del padre de este tipo de comedias: Woody Allen, contemporáneo de Bogdanovich. Y este resulta ser el principal problema de Terapia en Broadway, porque, lejos de funcionar como homenaje, parece más un plagio.
En Terapia en Broadway hay varias referencias más que obvias al viejo Hollywood. Por lo que la película mezcla una estética que busca ser moderna con el antiguo glamour de una época que ya pasó. Esto es algo que recuerda a Medianoche en París, dirigida por Allen y protagonizada por (¿casualidad?) Owen Wilson. La música de Ed Shearmur (compositor inglés que le dio vida a las partituras de las comedias La cosa más dulce y Guerra de novias, entre otras) acompaña la armonía de la película, porque armó melodías que recuerdan a los años 40’, es decir, al momento más esplendoroso de la época de oro de Hollywood. Por supuesto que hay guiños a Casablanca.
Terapia V
En cuanto a los actores, Owen Wilson como protagonista está bien, sobrio, pero como se dijo antes, muy parecido a Gil Pender, su personaje de Medianoche en París. Imogen Poots, que trae un elemento fresco al elenco, es bellísima y encantadora, pero por momentos exagerada. Mientras que Jennifer Aniston y Will Forte no hacen más ni menos de lo que les pide su papel. Terapia en Broadway también cuenta con el aporte de Kathryn Hahn (Como perder a un hombre en 10 días, Hasta que la muerte los juntó), también muy correcta, y el divertido y simpático Rhys Ifans (más conocido como Spike, el compañero de casa de Will, en Un lugar llamado Notting Hill).
Terapia VI
El resultado final del esperado regreso de Bogdanovich a las canchas no está ni cerca de lo que fueron sus gloriosas La última película o Qué me pasa doctor, pero no por eso deja de ser un producto agradable, el problema es que no va más allá de eso. Sin embargo, Terapia en Broadway no aburre, y tal vez ese sea su principal objetivo: hacer pasar al espectador un buen rato.