El film esta estructurado en tres capítulos y un epilogo. “El Crack”, “La familia”, “La tragedia”. Desde el inicio en una especie de prologo, el director presenta lo que va a mantener a lo largo de filme, desde la estética sobre el relato, imágenes especulares, sensación de duplicidad, la insinuación en la imagen en tanto falta de definición. El dominante color rojo emulando el teñido de sangre y música que anticipa lo siniestro. Abarrotado de elementos clásicos del genero cinematográfico del terror, utilizando el tipo de montaje característico, fragmentado, acelerado, hasta ruptura rítmica.
La síntesis argumental describe en parte lo que derivará en la tragedia:
Alberto Luis Galateo fue un “monstruo” del fútbol en los años 30. Jugó un Mundial con la Selección argentina y fue la estrella de varios equipos. Pero en su casa el “monstruo” ejerció la violencia familiar, hasta un domingo en el que tres disparos alborotaron las calles de un barrio tranquilo.
Es interesante el poder detenerse en la palabra “monstruo”, que es jugada desde dos posibles acepciones, la primera coloquial, casi un elogio, en la segunda ya queda establecido desde la definición enciclopédica, semántica si se desea. El narrador es el nieto del personaje, al que no conoció y solo tuvo referencias después del fallecimiento de la abuela, tal como si fuese un tema prohibido.
El filme se puede establecer como un documental intercalado con ficción, en los primeros utilizando material de archivo,