Muchos cineastas han encontrado dentro del universo del documental, el vehículo propicio para sumergirse y bucear en la (propia) historia familiar. En este caso, Damián Galateo elige abordar sin concesiones la historia de su abuelo, Alberto Luis Galateo, una reconocida figura en el mundo del fútbol en los años ‘30, una gran estrella tanto en Santa Fe como en Buenos Aires, quien llegó inclusive, a jugar en un mundial y es el eje del relato elegido para desarrollar esta ópera prima.
Particularmente “TERROR FAMILIAR” no se construye como la biografía de un reconocido jugador de fútbol de la época sino que se atreve a mostrar la oscuridad dentro de la contracara del “ídolo”, sus movimientos puertas adentro, en donde aparece la violencia doméstica con ribetes verdaderamente crueles y que Damián aprovecha para exorcizar y ahuyentar, a través de este trabajo artístico, todos los demonios del pasado con los que la familia todavía convive.
Mediante una reconstrucción que utiliza las películas caseras, recortes de diarios de la época, con intertextos en pantalla a modo de noticiero –con un aire que lo relaciona con el cine mudo más clásico-, fotos y testimonios de quienes pueden dar cuenta de lo ocurrido y comenzar este sanador proceso, el director intenta escapar de los cánones del relato biográfico y el documental “basado en hechos reales” para sorprender con un diseño que toma diferentes riesgos.
Es así como allí donde otros documentales se quedan en el mero relato familiar personal, “TERROR FAMILIAR” no solamente plantea los coletazos de la violencia doméstica en quienes los han vivido, sino que muestra además cómo estos hechos marcan y atraviesan varias generaciones, que se hacen presente en el hoy, a través de la voz de los nietos.
Damián Galateo construye un excelente ejemplo de cómo bucear en lo vivido cuando fueron niños, adolescentes y jóvenes para penetrar en lo más oscuro del seno familiar, de forma tal de comprender y poder encontrar algunas respuestas sanadoras para las generaciones venideras, para evitar que ese dolor se transmita y se repita.
A través de un recorrido con pluralidad de testimonios, se arma el rompecabezas de un crimen que tiene ribetes de por sí aberrantes cuando hablamos de parricidio. Lo valioso es poder narrar la historia familiar sin tomar demasiado partido, analizando causas, consecuencias y revisando en profundidad las modalidades estructurada alrededor de la figura masculina de fines de Siglo XX, en donde la violencia para con esposa e hijos era moneda corriente y forjaban ese secreto intrafamiliar que no salía a la luz, que es el germen para que luego se desencadenaran este tipo de hechos.
Vinculado con esto, se abre otra de las capas de análisis cuando Galateo se anima a explorar, por abierta contraposición, cuál era el rol de la mujer y el sometimiento a una violencia machista que vuelve a tomar otro sentido cuando lo aplicamos a ciertos modelos que, hoy en día, estamos dispuestos a demoler.
De esta forma “TERROR FAMILIAR” se constituye en un trabajo valiente de indagación profunda sobre esos secretos familiares que marcaron a fuego a los protagonistas pero que en la mayoría de los casos, nadie se anima a develar.