Alberto Luis Galateo fue un jugador de fútbol santafesino muy reconocido en su época. Comenzó jugando para Colón en 1930, al año siguiente pasó a Unión y en 1934 a Nacional de Rosario. En 1935 llegó a Huracán, en 1938 a Chacarita Juniors, en 1939 jugó un solo partido en Racing porque se peleó con un compañero y terminó su carrera en el Club Atlético Colegiales. También se puso la camiseta de la selección argentina para jugar el mundial de fútbol de 1934 donde le hizo un gol a Suecia.
Pero el documental «Terror Familiar» realizado por Damián Galateo, su nieto, no se centra únicamente en la figura de un ídolo del deporte, sino también en el lugar que ocupó en su familia y la violencia que ejerció contra su mujer y sus tres hijos. A través de esta película, el director busca realizar una especie de catarsis para rever cuestiones del pasado y entender ciertas situaciones que marcaron su infancia y su propia historia.
Es así como recurre a entrevistas (que no se especifican quiénes son los que hablan hasta el final del film pero que tampoco es algo que moleste demasiado porque lo que cuentan significa más que su identidad y en varios casos se puede entender su parentezco por el contexto), imágenes de archivo conformadas por diarios, videos de partidos y videos caseros, visitas a lugares emblemáticos de la historia como estadios o casas, y recreaciones; mezclando lo documental con lo ficcional para tener un mayor acercamiento a la realidad. En este último punto se realiza un muy buen casting para retratar a parte de su familia de más jóvenes que se parecen mucho a las personas que vemos en viejas fotografías.
A partir de la división en distintos capítulos, vamos conociendo más acerca de la vida profesional y privada del ex futbolista; su talento, su llegada a Buenos Aires, su relación con la familia, su temperamento y malos tratos; como también todos los hechos que fueron llevando a ciertos miembros del clan a no soportar más la situación que estaban viviendo.
En cuanto a sus aspectos técnicos podemos destacar la estética que le imprime el realizador al relato, que van en consonancia con el título del film y la historia que narra. Tiene un estilo con toques de terror, donde predomina el color rojo en las imágenes, como tiñéndolas de sangre, y una música de suspenso que acompaña de gran manera cada una de las escenas.
En síntesis, la ópera prima de Damián Galateo es un interesante documental con elementos de ficción que no solo busca explorar su propia historia, sino también marcar las características de una época y retratar cómo era vista la violencia de género en ese entonces. Una trama personal pero que resulta ser bastante universal. Con una estética acertada, buenos testimonios y un adecuado material de archivo, «Terror Familiar» logra ser más que atrapante.