El momento de la aparición de los zombies en la ficción audiovisual se puede ubicar en el año 1932, con el filme "White Zombie", dirigido por Victor Halperin.
Décadas después, el estreno del primer largometraje de George A. Romero, en 1968 (es curioso, pero en ese mismo año irrumpía desde París el Mayo francés y transformaba la vida en occidente), marca el inicio de una segunda etapa del subgénero. Aquel filme planteaba una fuerte crítica, ya que por momentos la violencia más irracional era llevada a cabo por alguno de los personajes centrales, todavía humanos.
A partir de 2002, con el estreno y la repercusión de "Exterminio" ("28 days later", de Danny Boyle), el subgénero se vio revitalizado. Tanto es así que Romero estrenó en 2005 y 2007 dos nuevas entregas de su serie de películas, donde deslizó alguna que otra crítica a los ágiles zombies modelo siglo XXI.
Tierra de zombies toma el tándem "terror gore - escenario posapocalíptico" y lo usa para llevar el humor negro al extremo, con momentos de lo más efectivos e hilarantes. Para ello expone a los cuatro únicos sobrevivientes en los EEUU: un adolescente solitario, lleno de fobias y con síndrome de intestino irritable (Jesse Eisemberg); un duro cowboy (Woody Harrelson) cuya primordial fuente de placer en un mundo devastado es una golosina de nombre "Twinkies" y dos mujeres (Emma Stone y Abigail Breslin), hermanas, dispuestas a todo para llegar a "Pacific Playland", el parque de diversiones supuestamente libre de peligros.
A pesar de su profunda e irreconciliable superficialidad, la película sugiere disfrutar de las pequeñas cosas y valoriza a la amistad y el amor como elementos que movilizan, transforman y dan sentido.
La escena final en un parque de diversiones cierra el filme y al mismo tiempo lo sintetiza: entretenimiento puro.
La frase
"Acabo de ver a Eddie Van Hallen, en el Hollywood Bowl, es un zombie" (Bill Murray)