Hay cuatro elementos que de alguna manera definen a ésta película: el abordaje de una problemática social urgente, un guión bien elaborado, un "colectivo actoral" inspirado, y una narrativa visual que dentro de cierta "formalidad posmoderna" utiliza un amplio abanico de recursos y sostiene su ritmo. La fotografía y la banda de sonido también nutren al filme y no pueden dejar de ser mencionados. Dentro de lo ficcional el filme tiene un fuerte apoyo en lo real y un marcado enfoque didáctico. Fue realizado con el asesoramiento de la Asociación "Madres en Lucha contra el paco" y hasta incluye un video en el que Marta Gómez, líder de la AC, brinda un panorama del consumo y define al paco como una droga de exterminio. El guión ubica en el centro de la historia a Francisco (Tomás Fonzi), un académico e hijo de una senadora nacional que llega al paco a través de su relación con Nora, una hermosa paraguaya que trabaja de ordenanza en el Congreso. Luego de ser encontrado inconsciente y deteriorado por la adicción a pocos metros de una "cocina" del conurbano que voló por los aires, será ingresado a una prestigiosa casa de rehabilitación. Allí, como cada uno de los integrantes del grupo va a dar cuenta de su pasado a través de recuerdos-flashbacks, develando la clave de la trama policial que es el hilo conductor de la película. Uno de los puntos a destacar del guión es que expone un retrato bastante completo de los personajes: hay una introducción, un desarrollo y una sugerencia de su futuro. Otros puntos interesantes son que muestra que la adicción atraviesa todas las clases sociales, y que hay un trasfondo político y un complejo entramado de intereses alrededor del consumo (y el tratamiento) del paco. Con respecto a las actuaciones tanto Norma Aleandro, como Esther Goris y Luis Luque, los tres actores de mayor trayectoria, son fieles a su propio registro y tienen grandes momentos en la película. Tomás Fonzi sostiene bien el protagónico, y Romina Ricci, Sofía Gala Castiglione, Charo Bogarín y Leonora Balcarce tienen destellos de mucha intensidad. Willy Lemos, como Susú, la travesti padre de Belén (S. Gala) directamente perfora la pantalla. La narrativa visual utiliza distintos recursos: en los flashbacks la cámara tiene mucho movimiento, lo que aporta una sensación de caos. Y en el proceso de rehabilitación se tiende al plano fijo y desde la fotografía aumenta la luminosidad. La banda de sonido incluye temas de Babasónicos, Pity Álvarez y Tonolec. Después de "Un buda" (2005) y "Rodney" (2009) Diego Rafecas estrenó otro largometraje que forma parte de un camino de búsqueda y elecciones, tanto en lo cinematográfico como en otros ámbitos de la vida...
El sitio web oficial de "Carancho", al describir la trayectoria de su director, define a "Mundo Grúa" (1999, su primer largometraje) como "un punto de partida del nuevo cine Argentino". Aquel nuevo cine argentino, surgido en los noventa como contracara de la etapa neoliberal en el país, tuvo desde sus comienzos un marcado carácter independiente y un fuerte anclaje en el retrato de las problemáticas sociales. Pasada una década y cuatro largometrajes de ficción ("El bonaerense", "Familia rodante", "Nacido y Criado" y "Leonera") Trapero sigue fiel a su estilo. Hoy cuenta con productora propia ("Matanza Cine"), quizá más recursos a la hora de concretar el guión, y una figura como Ricardo Darín en el papel protagónico. Pero la mirada, la creatividad en el encuadre, la agilidad, la forma de dirigir a los actores y la crudeza para mostrar el conurbano (la película está filmada en San Justo, donde nació el director) son elementos que reaparecen y dan forma a un filme fuerte, intenso y poblado de matices. El guión escrito a cuatro manos (A. Fadel, M. Mauregui, S. Mitre y Trapero) introduce a los dos personajes principales y sus respectivos entornos. Sosa (Darín) es un abogado que por "mala suerte" perdió su matrícula y transcurre sus días, y sus noches, persiguiendo ambulancias, asistiendo a accidentes en la vía pública y recorriendo hospitales para conseguir la representación de las víctimas ante las empresas aseguradoras. "Trabaja para una fundación de ayuda a las víctimas que en realidad es la pantalla de un turbio estudio jurídico", dice la sinopsis oficial. Luján (Martina Gusmán) es una médica recién recibida que apenas soporta el denso día a día del trabajo en ambulancia y en la guardia de emergencias. Ambos están acostumbrados a lidiar con la vida, la muerte, la tragedia y la violencia; pero, al encontrarse surge algo distinto: se enamoran. En éste punto el guión humaniza a los personajes, y al mismo tiempo la historia de amor crece y se potencia, porque se aleja del retrato convencional y edulcorado. Con respecto a las actuaciones, tanto Darín como Gusmán manejan una intensidad precisa y creíble, y conforman un pareja interesante. Martina Gusmán transita un registro más sutil, calmo, y usa la mirada y la expresión del rostro como recursos centrales. La película tendrá su paso por el Festival de Cannes 2010, como parte de la selección oficial, en la sección "Una cierta mirada". El festival concluye el 23 de mayo y éste año el jurado está presidido por Tim Burton.
Edipo sigue mirando el mundo La película es la adaptación cinematográfica de la novela "Villa Laura", de Sergio Dubcovsky, publicada en 2005 por Beatriz Viterbo Editora. En el pasaje al lenguaje audiovisual se produce una síntesis inevitable y cambian ciertos detalles, pero el retrato de los personajes y la relación entre los protagonistas permanece casi intacta, incluso con frases textuales del libro. Marcos (Gasalla en el filme) carga en la novela con los siguientes adjetivos: "Delicado, culto, sensible, solidario, miedoso, ciclotímico, abierto, necesitado, conversador, criticón...". Es un artesano y orfebre que en sus sesenta, tras la muerte de su madre, se reencuentra con su hermana, quien lo "invita" a mudarse a un pueblito uruguayo. Con respecto a Susana (Graciela Borges) Dubcovsky expresa: "Las discusiones que Susana iniciaba no tenían lógica, ni siquiera una razón de fondo. Cualquier programa o situación que no la incluyera -una partida de ajedrez en un bar, en este caso- abría en ella una herida profunda, que buscaba cicatrizar con insultos y escándalos". Las actuaciones La construcción del personaje de Borges remite por momentos a su participación en "La ciénaga", de Lucrecia Martel, donde también interpreta a una mujer que se debate entre la distinción y la decadencia. Pero en "Dos hermanos" logra ir más allá, y llega a provocar un rechazo visceral, aunque también empatía. Gasalla brilla en el marcado contraste. Lejos del histrionismo de sus personajes del teatro o la TV, su "Marcos" camina entre la resignación y el silencio, y potencia la "excentricidad" de su compañera. El director Como en "El nido vacío" Burman vuelve a poner su mirada en el universo de las intimidades, de las relaciones. En este caso dos hermanos que se eligen, se padecen, se complementan, se conocen, se desconocen, se descubren, tienen un pasado común y un presente en el que huyen de la soledad. También remiten al largometraje anterior la elección de actores reconocidos y el nivel de producción, quizá como los aspectos más comerciales del filme (junto con el esfuerzo publicitario). Sin embargo "Dos hermanos" no es una película lineal, es un filme que siembra interrogantes más que certezas (lo cual es saludable), expone a sus personajes con un análisis interesante, y brinda un humor sutil y disfrutable. La obra de teatro dentro de la película Edipo Rey, ni más ni menos. Sucede que Marcos se incorpora a la compañía teatral de Villa Laura, y pasan dos cosas: vivencia cierta conexión con el entusiasta director, y, en los ensayos pronuncia con emoción, elocuencia y naturalidad las palabras que relatan la tragedia del hijo-amante de Yocasta... Sin embargo en el estreno Edipo tarda en llegar, y Marcos salva la situación haciendo reír al público y dando lugar al music hall. Por Marcelo Milman Curiosidades El "roaming" (lo que permite usar los celulares en el extranjero) es un elemento clave en la película.
Avanti morocha Precious abandona el edificio de asistencia social, para no volver. Atraviesa la puerta con su hijo menor, Abdul, en los brazos, y su hija con síndrome de down de la mano. Todos tienen mucho abrigo, porque es una tarde fría en Harlem, una de tantas en ese invierno que tardó tanto en terminar. La camperita rosada, la bufanda blanca y negra, el pullover naranja. Bajan de uno en uno los escalones, y en cada uno Precious pisa y deja atrás la patología y la mediocridad de sus padres, el incesto, el desamor, la violencia, el abuso, el analfabetismo y los complejos con su cuerpo. Su hija grita aquí y allá, el rostro de Precious brilla iluminado por un sol cada vez menos tenue, la cámara pierde velocidad... it took a long time... la música gana presencia... acomoda a Abdul haciéndole upa, mira que su hija esté bien, el viento juega con su pelo negro y áspero, y caminando hacia el futuro entre la gente esboza una sutil y avasallante sonrisa. Basada en la primera novela ("Push", 1996) de la poetisa afroamericana Sapphire, la película cuenta con actuaciones remarcables: Mo'Nique (premio Oscar 2010 Mejor actriz de reparto), Gabourey Sidibe (Precious), Paula Patton como la luminosa Ms. Rain, y una inesperada y profunda Mariah Carey, que interpreta a una asistente social cuyo trabajo consiste en escuchar algunas de las historias más duras de New York. Lenny Kravitz tiene su lugar en el filme como el enfermero que asiste a Precious en su segundo parto. El recurso A lo largo de toda la película, en los momentos más traumáticos, Precious evade completamente la realidad y se imagina a sí misma atravesando una alfombra roja (acosada por flashes), en un videoclip o en un coro gospel. Cuando el director emplea éste recurso la fotografía cambia por completo, y pasa de los grises o tonos oscuros a un colorido empalagoso. Una frase textual "Tuve mi primer bebe en el suelo de la cocina, con mi madre dándome patadas..." (Precious)
El último verano de la boyita es el último porque en él Jorgelina descubre, comprende y puede vivir algo relativo al amor, a las diferencias y la madurez. La boyita, la casa rodante, que en el imaginario de tantos argentinos significa el viaje, las vacaciones; tiene para ella el sabor de la infancia, del verano lejos de la escuela, del campo junto a su padre, de las búsquedas, de la libertad para curiosear por ahi... Y en esa búsqueda encuentra a Mario, un niño de su edad que vive y trabaja en el campo. Se hacen amigos y comparten mucho tiempo, tanto que Jorgelina llega a descubrir el secreto de su anatomía. La intersexualidad pone en juego distintos discursos: el de los padres que no pueden concebir algo distinto a un machito, el de la medicina que habla de confusión al nacer y el de los niños, más libre y que es el más fuerte en el filme. Mario, después de haberse escapado de la violencia, regresa al pueblo solo para ganar su carrera (una escena clave que condensa y resuelve la linea argumental), y Jorgelina lo invita a aceptarse, a quitarse la faja y entrar al río, que baña a todos por igual. El núcleo narrativo remite a XXY, de Lucía Puenzo, pero en ésta película el estilo de Solomonoff, las escenas como pinceladas de un retrato realista de lo rural, marcan la diferencia.
Desde el título, ya sea "Una educación" o "Enseñanza de vida", la película reflexiona sobre distintos ámbitos de aprendizaje: el de las instituciones académicas, y el de las relaciones; todo mientras el personaje central atraviesa el pasaje de la adolescencia a la adultez. En la linea argumental, que transcurre en 1961, Jenny (Carey Mulligan) es una estudiante de secundaria de 16 años cuyo principal objetivo es ingresar a la Universidad de Oxford. Vive con sus padres (A. Molina y C. Seymour) en Twickenham (al suroeste de Londres), toca el violonchelo y sueña con la vida bohemia y sofisticada de París, quizá como una forma de escapar de la rígida escolaridad y del caracter conservador de su vida familiar. En un día como tantos otros de su rutina, al salir del ensayo, bajo la lluvia, ve aparecer a David (Peter Sarsgaard), de unos treinta años, en su exclusivo auto, quien se ofrece a llevarla hasta su casa. Éste es el punto inicial de una relación de gran trascendencia en la vida de Jenny, y donde palabras como descubrimiento, iniciación y decepción cobran mucha relevancia... El guión, escrito por Nick Homby, está basado (con bastante precisión) en las memorias de la reconocida periodista inglesa Lynn Barber, que hoy cuenta con 65 años y desde 1996 trabaja en "The Observer". Al referirse a sus memorias Barber dijo: "Siempre pensé que en algún momento debía acordarme de escribir la historia completa de mi primer novio, ya que siempre pensé que fue extraordinaria". "A la única persona a la que le había contado fue a mi esposo, porque era una historia larga y complicada, no se podía contarla a alguien de manera casual en una cena o algo así. Fue casi como un secreto que llevaba conmigo" (traducido del sitio web oficial). La directora, Lone Scherfig, nacida en Estocolmo, es quien realizó "Italiano para principiantes" (2000), la quinta película danesa del DOGMA que recibió el Oso de Plata (Gran Premio del Jurado) en el Festival Internacional de Cine de Berlín. Como elementos a destacar en el filme podemos enumerar un logrado trabajo de fotografía (a cargo de John de Borman), ya sea al retratar los suburbios de Londres, la casa familiar, la orilla del Senna o un club nocturno; actuaciones elocuentes (Emma Thompson tiene dos breves apariciones como la directora del Colegio); y una banda de sonido con buenos momentos de jazz vocal. La reflexión mencionada al comienzo, donde de alguna manera entran en conflicto la academia tradicional y la "escuela de la vida", es retratada por momentos de una manera demasiado simplificada. Sin embargo la película muestra como se inscribe en el imaginario de muchos la educación formal: un camino para ascender en lo social antes que el disfrute de aprender. En éste sentido Barber decía en sus memorias: "Mis padres eran la primera generación de inmigrantes, de clase media, y todas sus esperanzas estaban puestas en mí, su hija única". La frase textual "All that poetry and all those songs about something that last no time at all..." / "Toda esa poesía y todas esas canciones sobre algo que no dura nada..." (Jenny)
El momento de la aparición de los zombies en la ficción audiovisual se puede ubicar en el año 1932, con el filme "White Zombie", dirigido por Victor Halperin. Décadas después, el estreno del primer largometraje de George A. Romero, en 1968 (es curioso, pero en ese mismo año irrumpía desde París el Mayo francés y transformaba la vida en occidente), marca el inicio de una segunda etapa del subgénero. Aquel filme planteaba una fuerte crítica, ya que por momentos la violencia más irracional era llevada a cabo por alguno de los personajes centrales, todavía humanos. A partir de 2002, con el estreno y la repercusión de "Exterminio" ("28 days later", de Danny Boyle), el subgénero se vio revitalizado. Tanto es así que Romero estrenó en 2005 y 2007 dos nuevas entregas de su serie de películas, donde deslizó alguna que otra crítica a los ágiles zombies modelo siglo XXI. Tierra de zombies toma el tándem "terror gore - escenario posapocalíptico" y lo usa para llevar el humor negro al extremo, con momentos de lo más efectivos e hilarantes. Para ello expone a los cuatro únicos sobrevivientes en los EEUU: un adolescente solitario, lleno de fobias y con síndrome de intestino irritable (Jesse Eisemberg); un duro cowboy (Woody Harrelson) cuya primordial fuente de placer en un mundo devastado es una golosina de nombre "Twinkies" y dos mujeres (Emma Stone y Abigail Breslin), hermanas, dispuestas a todo para llegar a "Pacific Playland", el parque de diversiones supuestamente libre de peligros. A pesar de su profunda e irreconciliable superficialidad, la película sugiere disfrutar de las pequeñas cosas y valoriza a la amistad y el amor como elementos que movilizan, transforman y dan sentido. La escena final en un parque de diversiones cierra el filme y al mismo tiempo lo sintetiza: entretenimiento puro. La frase "Acabo de ver a Eddie Van Hallen, en el Hollywood Bowl, es un zombie" (Bill Murray)
En los últimos días de la primera década del siglo XXI (18/12/09 en el mundo y 01/01/10 en Argentina), James Cameron, uno de los directores emblema del cine norteamericano y su poderosa industria, estrenó "Avatar", su tan esperado regreso al largometraje de ficción para cine (ahora en 3D), luego de la supertaquillera "Titanic" en 1997. La película mixtura dos elementos opuestos en el siguiente sentido: uno es completamente nuevo y el otro es un lugar común. Hablo del trabajo creativo en lo visual, y de la linea narrativa. El planeta Pandora, con su fauna, flora, paisajes y habitantes originarios es un mundo nunca visto, original, maravilloso, deslumbrante, fruto de una imaginación (colectiva) frondosa y estimulante. La lista de adjetivos sería inacabable, no hay más que disponer de dos horas, sentarse en una sala, y disfrutar de las imágenes. Ahora, la historia, el relato, el accionar de los personajes, en general es previsible y no aporta novedad alguna. A pesar de que en el guión hay elementos rescatables y momentos que generan emoción, hubiera sido soberbio un nivel de creatividad más parejo. Solo por dar un ejemplo: nadie puede decir que la crítica a un imperio violento e inescrupuloso no es necesaria, pero cuando ésta aparece en la película más costosa de la historia (y quizá la más taquillera), y de una manera tan lineal y conocida, surge una paradoja que empuja al espectador (por lo menos a quien escribe éstas lineas) a definir el filme como un acto más de corrección política quizá solo efectivo para el público infantil, que poco tiene que ver con una autocrítica real. El cine se nutre de la experiencia virtual, y lo virtual define el nuevo cuerpo. Ya sea en la forma en que fue realizada la película (todo el universo visual es fruto de un extenso y meticuloso trabajo digital) o desde el mismo título, el filme anticipaba la inclusión de códigos del mundo virtual: se denomina avatar a la representación virtual de un sujeto real. Por ejemplo en Second Life (SL, un mundo virtual 3D y en tiempo real, una especie de super red social en internet) nuestro avatar sería nuestro yo virtual. El sitio web de SL explica que “En un mundo virtual, un avatar es una persona digital que puedes crear y personalizar. Sos vos, solo que en 3D. Puedes crear un avatar que se parezca a tu vida real o crear una identidad alternativa…”. En lo cinematográfico, desde las primeras proyecciones de los hermanos Lumière en 1895, donde la llegada de aquel tren provocó pánico en aquel público francés, el realismo fue, y sigue siendo, uno de los géneros más comunes. Pero en "Avatar" podemos descubrir nuevos códigos, relativos a lo digital y lo virtual. Una breve reseña de algunos elementos centrales: En el año 2154 una empresa norteamericana, de la mano del ejército estadounidense, debe ingresar al planeta Pandora (habitado originalmente por los Na'vi), cuya atmósfera es tóxica para los humanos, para extraer un mineral muy valioso. Para ello, introduce la consciencia de un ex marine en silla de ruedas (Jake Sully) en un avatar, según la sinopsis oficial “un cuerpo biológico controlado a distancia que puede sobrevivir en el aire letal”. Tanto en ésta ficción, como en la realidad virtual de Second Life, el avatar funciona como el cuerpo-llave que abre las puertas de ese otro mundo, de otra forma inaccesible. Aquí resuenan las palabras de Paula Sibilia, antropóloga y licenciada en Comunicación, que en el libro “El hombre postorgánico: cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales” (FCE, 2005) expresaba: “Lanzado a las nuevas cadencias de la tecnociencia, el cuerpo humano parece haber perdido su definición clásica y su solidez analógica: en la esfera digital se vuelve permeable, proyectable, programable”. La sinopsis oficial de la película también dice: “Renacido en su forma de avatar, Jake puede caminar de nuevo”. Vemos como aparece lo digital como prótesis, como extensión que trasciende, complementa y fortalece lo biológico. Sibilia anticipaba esto cuando decía: “En este contexto surge una posibilidad inusitada: el cuerpo humano, en su anticuada configuración biológica, se estaría volviendo obsoleto". Comentario elegido de Twitter por cenko2 "Avatar is a fantasy in which history of colonization is rewritten for white people living with a heavy dose of liberal guilt" "Avatar es una fantasía en la cual la historia de la colonización es reescrita por gente blanca viviendo con una pesada carga de culpa liberal". Curiosidades El personaje de Sigourney Weaver fuma sin parar. Esto hizo que una ONG norteamericana denuncie a Cameron por promover el tabaquismo.
La primera escena muestra a un Michael de diez años, tierno y afectuoso, hablando con su madre en el psiquiátrico en el que fue internado después de masacrar a su familia. Aquí ya se introduce la figura del caballo blanco, que estará presente toda la película como un ícono que aparece siempre junto al fantasma de su madre. Luego el filme salta 15 años y enlaza con el final del primero: Laurie Strode camina shockeada y ensangrentada por una calle desierta, minutos después de su batalla con Myers. Quien la encuentra es el Sheriff, su futuro padre adoptivo. La ambulancia que transporta el cuerpo de Michael choca, y éste se pone en pie y comienza a hacer de las suyas. Llega al hospital donde está Laurie y empieza la persecución. Justo cuando está por darle con el hacha descubrímos que estábamos viendo un sueño de nuestra poco afortunada pero valiente protagonista. La narración vuelve a viajar dos años hacia adelante y muestra la cotideaneidad de Laurie unos días antes de la noche de Halloween: la convivencia con su hermana es difícil y va a una psicóloga para sobrellevar el trauma de su "encuentro" con Michael, quien de hecho es su hermano, pero ella todavía no lo sabe. Se entera cuando el Dr. Loomis, devenido en un exitoso escritor sin escrúpulos, publica su libro sobre la tragedia de la que él también fue partícipe. Con una toma aérea reaparece Michael caminando por el prado, y al llegar al pueblo, primero se topa con fugaces personajes secundarios, para luego abordar a los protagonistas. Él, Laurie y Loomis, de nuevo, son el centro de la escena final. Un poco de historia En 1978 John Carpenter estrenaba una película de terror, independiente y de bajo presupuesto. Halloween llegaba, por ejemplo, una década después de "The night of the living dead", de George A. Romero, y solo un año después de "Suspiria", de Darío Argento; otros exponentes del género de aquella época. En 1981 llegaría la secuela, esta vez dirigida por Rick Rosenthal pero también protagonizada por Jamie Lee Curtis. Rob Zombie El músico devenido en director tuvo su debut con "1000 cuerpos" (2003), donde ya dejaba ver su estética, su estilo y a su actriz fetiche y esposa. En pocas palabras: mugre, gore extremo y Sheri Moon Zombie. En 2005 estrenaria la secuela, con mejores resultados en lo que a crítica y taquilla se refiere. En 2007 participó en "Grindhouse", el homenaje de Tarantino y Rodriguez al cine B de terror de los '70, con la realización de un trailer alternativo. "Halloween: el Origen" (2007), la nueva versión del filme de Carpenter, marcó su ingreso en la historia de Michael Myers.
Del romance más ingenuo al gore más shockeante En el cine de terror es un recurso frecuente el pasaje de la inocencia, el bienestar y la felicidad; al horror y la tragedia. Así pudimos ver a distintos personajes en distintas situaciones vivenciar ese vertiginoso contraste. En el caso de Eden Lake el director, James Watkins, muestra a una pareja británica, Jenny y Steve, que decide pasar unos días fuera de la ciudad. Y para ello encuentran el lugar perfecto, un lago oculto en el medio del bosque. Llegan en pleno día y el paisaje es imponente. En esta instancia el retrato de la pareja es naif en exceso: están enamorados, sonríen todo el tiempo, son hermosos, convencionales y unidimensionales... Pero aparece un elemento nuevo, un personaje colectivo que se podría definir como "pandilla de preadolescentes violentos de los suburbios londinenses" que en un principio solo aportan ruido y empañan el paraíso, pero que luego se transforma en una amenaza cada vez más concreta y terrible. Uno de los elementos centrales de la película es que la crueldad, extrema, es llevada a cabo por un grupo de niños. El filme no muestra un asesino serial, ni zombies, ni entes sobrenaturales. Muestra niños que podrían jugar a la PlayStation o al soccer, dibujar o escribir; pero lo que hacen es torturar, perseguir y matar. Luego la linea narrativa contextualiza y suma profundidad cuando hacia el final, aparecen sus padres, que muestran una carga de alcohol y violencia importante, y así los integrantes de la pandilla son resignificados como producto de una familia, y de una sociedad. De ésta manera, el idílico fin de semana, en que Steve le iba a proponer matrimonio a Jenny, se tranforma de forma radical, y los protagonistas van a comenzar a perseguir un objetivo un tanto más primario: sobrevivir. La actuaciones son precisas y efectivas, y sobresalen Kelly Reilly como la protagonista femenina, y los actores que interpretan al grupo de niños.