Reinsertarse en un mundo de zombies.
Uno de los protagonistas de Tierra de zombies, está desesperado por Twinkies, unos bocadillos rellenos. El tipo está en medio del apocalipsis y sólo quiere disfrutar, una vez más, esa comida. Habla sobre los pequeños placeres que hay que disfrutar. Bien podría ser el comentario sobre la misma película. No es que Tierra de zombies sea ni la pionera ni la mejor comedia con muertos vivos (acaso la mejor es Muertos de risa) o la más original (eso corresponde a El amanecer de los muertos, de Romero). Es sólo una muy buena propuesta para divertirse un rato. Y no está mal.
La trama involucra a 4 "excluídos": Columbus, un adolescente sin familia, un nerd flacucho que se debe haber escapado de Supercool; Tallahassee, un cowboy recio cuyo deporte favorito es matar, de las formas más intrincadas posibles, a los zombies (algo que inventó Romero en la secuela antes mencionada), cuando no es buscar pastelillos; Wichita, una femme-fatale de armas tomar, que será el interés romántico del joven protagonista; y Little Rock, la little Miss Sunshine Abigail Breslin. Cada uno de los actores están más que bien (todos tienen química, y eso se agradece), principalmente Jesse Eisenberg, que repite el rol de Adventureland: Un verano memorable, como el pibe de corazón grande aunque un poco torpe. Es algo así como Michael Cera en la película de iniciación de Greg Mottola (bueno, en la anterior película de iniciación de Mottola). Y ojo, que Tierra de zombies detrás de su fachada de película de humor negro, también esconde una simbosis de road-movie con las recién nombradas películas de iniciación. No hay que olvidarse que el protagonista es un perdedor cuya relación con las mujeres nunca termina bien (la primera vez que tiene una chica, es un zombie). Y tampoco el condimiento extra: cada uno de los individuos de esta película es un excluído. Y en medio del fin del mundo, tienen la oportunidad de comenzar de nuevo, y consagrar una familia.
Tampoco es que la película centre toda su energía en hacer un drama familiar (de eso, poco y nada, salvo que los personajes realmente se sienten vivos) ni en provocar angustia o sustos. Ahí restamos: el clímax es flaco, y desentona con el resto de la película, quizás por no jugarse un poco más y guardar cosas para la secuela (a esta altura, ya se sabe que es en 3D). La rara mixtura (y funcional) del debut de Ruben Fleischer en la dirección se da en la película cómica y chiquita (más cercana a Adventureland que a Supercool o alguna de la factoría Apatow) con zombies. No conté cuánto tiempo aparecen en pantalla, pero acá los zombies son bien secundarios. No es que alguno de los mejores gags no los involucren, pero la verdadera gracia la tienen (como debe ser) los protagonistas. Algunos de los momentos más inspirados analizan la psiquis de estas 4 personas en un panorama similar al de Soy leyenda: que hacer en un mundo donde todo está permitido. Desde las originales muertes a los no-muertos hasta los "descargos" contra objetos inanimados.
Tierra de zombies está más que bien como una comedia. Ofrece buenos momentos (en especial, toda la secuencia en la mansión de Bill Murray) y es como un parque de diversiones. Sus personajes nos importan, y ese, quizás, sea el mayor mérito. Nos concentramos en los desencuentros amorosos del joven miedoso, aún cuando está todo lleno de muertos sedientos de carne humana.