Frenetismo a bordo y Brad Pitt en su elemento
Cinco asesinos a sueldo se encuentran a bordo de un tren bala que viaja de Tokio a Morioka. Los sicarios descubrirán que sus misiones no son ajenas entre sí.
La historia del ladrón que ya no quiere serlo, que quiere dejar atrás su vida complicada no es algo nuevo, mucho menos en el terreno de la acción. Por eso, cuando esa premisa se presenta en una película, las dudas no tardan en surgir. Pero a no preocuparse, porque “Bullet Train” logra distinguirse de todas las demás gracias a un cast cargado de grandes figuras y un guion que no desperdicia un solo momento de comedia.
La nueva película de David Leitch, responsable de Atomic Blonde, una de las mejores cintas de acción de los últimos años, no decepciona, aunque por momentos se hace un tanto larga. No solo está a la altura de las entregas previas del director, sino que presenta una entretenida y dinámica historia que se concentra en una sola locación, sabiendo además cómo dar la información justa y necesaria de sus personajes con acertados flashbacks que no distraen ni sacan al espectador de la trama.
Brad Pitt se pone en la piel del protagonista, un ladrón con una simple tarea: hacerse con un maletín que viaja en el tren bala de Japón y bajarse en la primera estación; pero algo tan simple como eso resulta imposible cuando descubre que el tren está colmado de asesinos y contratistas con una misión muy similar.
Entre los actores más importantes de esta película están Aaron Taylor Johnson, Joey King, Hiroyuki Sanada, Andrew Koji, Michael Shannon y el maravilloso Brian Tyree Henry, que por suerte sigue consiguiendo más y más papeles en grandes producciones, algo muy merecido. Cada uno de los personajes tiene un rasgo distinguible, asesinos que, si bien buscan lo mismo, cada uno lo hace de maneras muy distintas.
Algo que sucede en muchas de estas películas de gran presupuesto y que llegan en el verano del hemisferio norte, es que se castea a grandes nombres que ayudan a agrandar el póster, pero que no suman nada a la trama porque el guion no tiene nada para decir. Bullet Train tampoco es un manifiesto de cómo hacer cine de acción ni mucho menos, pero sabe lo que es y se hace cargo: una comedia que no para un segundo y se nota que detrás de cámara hay una persona que sabe cómo mostrar peleas sin caer en recursos agotadores como cortes innecesarios o el ya insoportable abuso de la cámara lenta.
La película tiene un soundtrack que acompaña en cada momento con temas inolvidables que vas a tararear por el resto del día y, a diferencia de muchas otras cintas del estilo, es linda de ver, no solo por lo que muestra, sino por cómo lo muestra. La paleta de colores estridentes, la fotografía y la luz juegan un rol fundamental que ayudan a que esta película se sienta mucho más entera que otros estrenos que costaron más del doble.
Una comedia de acción con grandes nombres, diálogos inteligentes y arcos narrativos que te dejan con una sonrisa. Y Brad Pitt vuelve al lugar al que pertenece: el de estrella carismática.