Uno de los responsables de «John Wick» (2014) y director de «Atomic Blonde» (2017), «Deadpool 2» (2018) y «Fast and Furious: Hobbs and Shaw» (2019), nos vuelve a deleitar con una comedia de acción, esta vez basada en la novela de Kotaro Isaka, que se presenta como una de las propuestas pochocleras más entretenidas y disfrutables del año.
David Leitch, al igual que su compañero y codirector de «John Wick», Chad Stahelski, viene del mundo de los stuntmen o dobles de riesgo. Ambos hicieron un salto a la dirección cinematográfica con gran éxito y quedaron identificados o atraídos por el género de acción, donde demuestran tener un gran entendimiento de la puesta en escena en función de las coreografías, las angulaciones de cámara y todas las técnicas para que las secuencias sean lo más prolijas y disfrutables posibles (algo que ya se veía en la primera película de la saga iniciada por Keanu Reeves como el asesino que busca venganza). Esto no significa que todos los coordinadores de dobles tengan las herramientas necesarias para ponerse al frente de diversas películas (sino vean «Day Shift» en Netflix), pero particularmente estos dos colegas lo consiguieron con buenas repercusiones.
Stahelski parece no querer soltar la saga de JW y prepara varias secuelas, y Leitch logró ir sumergiéndose más en producciones (varias de ellas franquicias) que se vieron beneficiadas por su estilizada mirada para representar la acción más bombástica y efectista. A su vez, también consiguió combinar dicho género con la comedia logrando grandes resultados en la secuela de «Deadpool» y en el spin off de la longeva saga de picadas de autos devenida en inverosímiles héroes de acción manejando vehículos deportivos.
En esta oportunidad, Leitch se pone al mando de esta adaptación de una novela japonesa que tiene todos los condimentos necesarios para brindar dos horas de intriga, acción vertiginosa, mucho humor físico y diálogos inspirados que lucen a sus interlocutores. El largometraje se centra en cinco asesinos a sueldo que viajan en un tren bala desde Tokio a Morioka con pocas y breves paradas intermedias. Cada uno se encuentra arriba del vehículo con misiones distintas que parecen estar interconectadas de alguna manera, haciendo que la situación se complejice y vaya en un in crescendo de tensión constante hasta que se van tejiendo las yuxtaposiciones y encuentros entre dichos homicidas.
Los personajes que protagonizan esta historia son: Ladybug (Brad Pitt) que solo tiene que robar un maletín del tren y bajarse en la primera estación, mientras realiza una serie de intercambios telefónicos con su agente (Sandra Bullock), lamentándose de su habitual «mala suerte» que pone en jaque sus misiones. Por otro lado, estará un asesino mexicano conocido como «El Lobo» (Bad Bunny) que busca venganza y asesinar al responsable de la muerte de su esposa, los gemelos Tangerine (Aaron Taylor Johnson) y Lemon (Brian Tyree Henry) contratados para rescatar al hijo del mafioso conocido como «White Death» (Michael Shannon), The Hornet (Zazie Beets), una asesina que utiliza veneno con sus víctimas y Prince (Joey King), una despiadada muchacha que manipula a Kimura (Andrew Koji), para matar a su padre.
Estos sujetos irán confluyendo en el tren del título poniendo en jaque las misiones del otro a través de las cuestiones inherentes a la propia trama del relato, especialmente al gran macguffin del maletín que se disputan varios personajes. El guion escrito por Zak Olkewicz («Fear Street: 1978») logra encontrar un equilibrio entre la presentación y construcción de los personajes, dándoles psicologías bien definidas y objetivos claros, y todas las secuencias de peleas y de acción que van vistiendo los diversos intercambios entre ellos, consiguiendo una homogénea mezcla entre la acción y el humor, así como también de las «casualidades» que parece ser uno de los motores principales de la trama. Sí, por momentos puede resultar un poco inverosímil que todo absolutamente todo parezca estar interconectado con lo otro, pero, a través de la comicidad, las altas dosis de sangre y el compromiso del elenco, así como también de la propia diégesis que parece ir estirando la credibilidad, el relato se mantiene a flote otorgándonos dos horas a puro entretenimiento.
Cabe destacar especialmente la labor de Brad Pitt, que ya había demostrado en diversas ocasiones su talento para la comedia (especialmente en «Burn After Reading») pero aquí su personaje es de lo más hilarante del relato, logrando tremendos intercambios especialmente con Taylor Johnson y Tyree Henry.
Podríamos decir que «Bullet Train» toma ciertos elementos prestados del cine de Tarantino (con referencias directas a «Reservoir Dogs» principalmente, y en menor medida a «Pulp Fiction») y a Guy Ritchie también como podría ser sus primeras películas («Lock Stock and Two Smoking Barrels» y «Snatch»), y no le estaríamos bajando el mérito a lo que logra David Leitch, ya que gracias a su entendimiento para las secuencias de lucha cuerpo a cuerpo y complejas coreografías en espacios reducidos logra engalanar una producción ya de por sí atractiva gracias al material original en el que se basa.
«Bullet Train» es una película entretenida de principio a fin que logra combinar acción y comedia de buena manera y aprovechar al máximo su guion enrevesado lleno de giros (algunos de ellos un poco arbitrarios pero funcionales). Asimismo, la edición y las coreografías consiguen darle un clima de tensión que va creciendo a medida que avanza el relato, ofreciéndonos varios momentos espectaculares que, a su vez, se benefician de intercambios sumamente pulidos y ajustados de sus excéntricos (y sumamente cuidados/pulidos) personajes. Una experiencia para disfrutar en sala en su máximo esplendor.