Película que no admite ningún tipo de tibieza. O la amás o la odiás. Todo dependerá si lográs entrar en el código que te propone.
En mi caso, la disfruté muchísimo y sentí que es el film live action que más se asemeja a un anime. Esto es por los tiempos, por cómo está montada e incluso por decisiones estéticas. Porque si bien tiene algunos elementos clásicos de películas japonesas de artes marciales, no llega a ser una. Como tampoco entra en el esquema de una película de acción típica de Hollywood.
Es un hibrido muy logrado que acapara tu atención de principio a fin con algo por lo que tanto se clama últimamente: una propuesta diferente. En tiempos en donde lo que predomina (con éxito) en las salas son las películas de superhéroes y otras franquicias, algo que escapa a eso tiene que ser motivo de celebración. Además, con un cast impresionante que tiene a Brad Pitt a la cabeza.
Este genio sigue demostrando su versatilidad en un rol que uno no está acostumbrado a verlo y que ni piensa que hubiese aceptado. Así que queda muy en claro que fue seducido por el tipo de film que se planteó.
El resto del elenco está impecable cada uno en su rol desde Joey King, pasando por Aaron Taylor-Johnson hasta Michael Shannon, por solo nombrar a tres. El director David Leitch, quien viene juntando sus buenos créditos en el cine de acción, entrega una obra de lo más entretenida y adrenalínica, con una puesta que evoca algo de personalidad y donde los VFX no se lo comen.
Tren Bala es el llamado a pasarla muy bien en una sala de cine con algo diferente.