Es un documental que se recibe con el corazón y la cabeza. Es que los tres creadores que se juntan para contar los vericuetos de cómo lograron sus obras, son personajes entrañables. Pino Solanas que filmó sin saber que este era su último trabajo, decidió convocar a sus grandes amigos, el famoso pintor Luis Felipe “Yuyo” Noé, el gran dramaturgo y actor Eduardo “Tato” Pavlovsky ya muy enfermo pero que no quiso perderse divagar maravillosamente con sus amigos. Ellos fueron convocados por Pino porque lo tenían en común , amén de la amistad, el reconocimiento internacional, las durezas del exilio, pertenecer a la misma generación y reconocer que cada obra implica domar un caos, una inspiración, muchas certezas e incertidumbres. Y por si fuera poco también participan sus hijos, los cineastas Gaspar Noé, Juan Solanas y el dramaturgo Martin Pavlovsky. El resultado convoca a la nostalgia de los que no están pero nos regalaron sus genialidades que perduran, su sinceridad, sus convicciones y las confesiones más inteligentes y sorprendentes. Un tono fresco, jovial, colorido y único. Talentosos trabajando contando lo insospechado. Un encuentro que tenemos que ver.