Un pobre exponente del cine italiano
Sin lugar a dudas Tutti I Santi Giorni, que tranquilamente podría haberse traducido como todos los santos días, representa ese grupo de películas de medio pelo provenientes de Italia, que últimamente ocupan el minúsculo espacio del cine europeo destinado por las distribuidoras locales cuando no se busca ningún riesgo en cuanto a propuestas mucho más interesantes.
Si bien estamos frente a una convencional comedia romántica con algunos elementos de costumbrismo, el relato transita por cuanto lugar común se nos ocurra y toma como eje de unión y conflicto a la vez a una pareja un tanto opuesta en caracteres: Guido (Luca Marinelli) es recepcionista nocturno en un hotel y Antonia (Federica Victoria Caiozzo) pretende ganarse la vida como cantante con un estilo de solista, que apenas despunta en sus performances en bares de mala muerte. Ambos proyectan agrandar la familia, ya sea por una mezcla del deseo personal y otra por la presión del reloj biológico, aunque ese será un detonante al aparecer en la pareja problemas de concepción.
Desde ese terreno que habilita las situaciones más recorridas por el cine industrial como por ejemplo tratamientos, intentos fallidos y peleas con culpas repartidas, el film del director Paolo Virzì pretende generar un equilibrio entre la comedia y el drama solamente con el objeto de establecer entre el público y la pareja protagónica un acuerdo tácito de empatía. Quizás en ese forzado interés por construir situaciones y acciones en la que los personajes principales tienen la misión de caernos simpáticos y enternecedores –queribles también podría decirse- trastabilla esta propuesta anodina a la hora de desarrollar la historia de la convivencia y las enormes diferencias entre el hombre y la mujer.
Ciertos arrebatos de temperamento por parte de ella en contraste con la parsimoniosa actitud de Guido hacen ruido y no contribuyen en nada a esta relación, donde muchas veces es notorio el esfuerzo más que la naturalidad de la pareja protagónica para lograr esa química esencial que toda comedia romántica requiere.
El tono hiper realista para describir cierta idiosincrasia italiana, rayano al costumbrismo más elemental por momentos aburre y no se despega de un telefilme que puede encontrarse perdido en la grilla de algún canal de cable. Tutti I Santi Giorni es un producto pasatista, entretenido de a ratos pero sin lugar a dudas un pobre exponente del cine italiano.