Cuando el subrayado raya
Típica “commedia all’italiana”, sobre una pareja que busca quedar embarazada, el realizador toscano Virzi remarca más de la cuenta.
El problema con el subrayado en el cine es que delata más de lo que afirma. Y en esta comedia dramática italiana, Paolo Virzi remarca las características de los personajes, y termina abrumando.
Claro que el énfasis es una propiedad innata de los italianos, aunque el director de La prima cosa bella pudo haberse guardado el marcador en el bolsillo.
La historia de Tutti i santi giorni ( Todos los santos días ) es la de una pareja, Guido y Antonia, que buscan quedar embarazados, pero les cuesta conseguirlo. Llevan seis años juntos y las presiones de la familia y de los conocidos parecen, por suerte, no intervenir en su deseo. Y hacen todo lo que está a sus manos (y más) por ser padres.
Lo del subrayado va por la manera de definir a Antonia y Guido, en contraposición a una pareja vecina. Unos son intelectuales, y Marcello es un machista a ultranza, y así. El inconveniente no sería mayor de no ser que cuando la comedia deja más lugar al drama -cuando la pareja parece que va a derrumbarse- no se reduce el número de clisés, sino que aumenta.
Thony, que es música y es la primera vez que actúa en una película, está muy bien como Antonia, ya que es la única que no parece regirse por las normas, y su conducta es por momentos arbitraria. Es la bocanada de aire necesaria para que la película respire. Porque más allá de gags sexuales -la confusión con un oriental, que le pide a Guido, conserje en un hotel, que le consiga chicas o lo masturbe él- todo en Tutti i santi giorni no ofrece mucho como para asombrarse, y, menos, admirar.