De profesión, actor Ulises, un alma desbordada (2014) es un documental-homenaje que el director Eduardo Calcagno (Yepeto y El censor) le hace a quien fue su amigo y, por qué no, actor fetiche. Numerosas entrevistas a familiares, directores, escritores y actores, recuerdan al reconocido artista Ulises Dumont, que falleció en el año 2008. La distinguida carrera de Ulises Dumont incluye recordadas películas como Los enemigos (1983), El mismo amor, la misma lluvia (1999) y Rosarigasinos (2001); además de notables participaciones en televisión y protagónicos en teatro. Como su talento es indiscutido, Eduardo Calcagno elige mostrar a este actor argentino desde otras facetas, esas que seguramente conoció en los años de amistad que compartieron y durante la filmación de Yepeto, El censor y Nunca dejes de empujar, Antonio. Sus comienzos en la actuación, la pasión por la pesca y la relación con las mujeres son reflejados a través de los testimonios de Norman Briski, Carlos Gorostiza, Tito Cossa, Mauricio Kartun, Emilio Disi, Aldo Ferreti y Esther Goris, entre otros entrevistados. Personalidades cercanas a Dumont que tuvieron la posibilidad de conocerlo cuando la luz de la cámara se apagaba y dejaba de ser un personaje. La palabra de sus hijos, Enrique y Julia, también permite que el público conozca un poco más a un artista que siempre sobresalió por su carrera y resguardó su vida privada. Ulises, un alma desbordada es un documental atractivo que intercala entrevistas y fragmentos de los trabajos del actor. De esa manera, reconstruye un universo desconocido que pone de manifiesto diversas anécdotas que retratan la sensibilidad, el carácter y la profunda vocación que Dumont sentía por la actuación. Verdadero homenaje a su amigo personal, la película de Calcagno invita a recordar a un gran artista que supo conmover al público con sus interpretaciones. Y también a que las nuevas generaciones lo conozcan.
Retrato cálido y esclarecedor Nacido en 1937 y fallecido en 2008, Ulises Dumont fue una figura esencial de nuestro cine, teatro y TV. Eduardo Calcagno, que lo dirigió en cuatro films, lo muestra aquí como un artista multifacético, dueño de un talento envidiable y de una técnica muy depurada. También retrata su personalidad avasallante, su impuntualidad, su relación con la bebida, y su sentido del humor irónico y extraño. Dumont -puntualiza Calcagno- sabía ser amigo de sus amigos, y algunos de ellos lo recrean en entrevistas, como Norman Briski, Esther Goris, Tito Cossa, Mauricio Kartun, Carlos Gorostiza y Alejandra Flechner. Todo cálido y esclarecedor en este film: desde quienes lo sitúan en esa orilla por la que siempre transitó con su rostro "antigalán" y su facilidad para encarnar los más disímiles personajes hasta aspectos personales desconocidos para el público. La cámara de Calcagno planta su ojo avizor en una vida plagada de éxitos, pero también de sinsabores.
De Eduardo Calcagno, que a través de autores, actores y familia logra trazar una aproximación a uno de los actores más talentosos de nuestro país: Ulises Dumont. Emotiva.
La fusión del hombre y el intérprete El documental de Eduardo Calcagno sobre la figura de Ulises Dumont desentraña los principales trabajos de este versátil actor y cuenta con valiosos testimonios de Norman Briski, Gorostiza, Tito Cossa y Kartún, entre otros. Ningún miope usa un solo par de lentes, flaco", le dice El Gato Funes al killer Mendizábal (Federico Luppi), su amigo de "la pesada", en una simpática escena de Últimos días de la víctima. Funes es Ulises Dumont (1937-2008) y a ese pasaje del film de Aristarain se le podrían sumar muchísimos otros donde el actor exhibió su versatilidad y aspecto camaleónico. Por eso Ulises, un alma desbordada, de una manera particular, es un bienvenido homenaje en imágenes a este intérprete multifacético del teatro y el cine que, a través de docenas de personajes, se convirtiera en un referente durante más de dos décadas. La apuesta del director Calcagno se centra casi exclusivamente en los cuatro protagónicos de Dumont bajo los órdenes del mismo cineasta. El inestable personaje de Los enemigos, la versión cinematográfica de Yepeto, el rol de peso en Te amo y el siniestro mutilador de películas de El censor, y también el estupendo papel en el gran mediometraje Nunca dejes de empujar Antonio (del mismo Calcagno), expresan al detalle la fusión actor-director. Pero Dumont, tal como se informa, fue un reconocido intérprete en las tablas, desde inicios de los 60 hasta encarnar a un acabado ejemplo de autoridad teatral en aquellas jornadas de Teatro Abierto, uno de los primeros lugares de resistencia frente a la dictadura. Los testimonios, por su parte, no son abundantes y esto ayuda para un mejor disfrute del trabajo de Calcagno. Sus familiares cercanos, las palabras de Norman Briski, la intervención de Esther Goris (quien participara en Los enemigos) y un encuentro de eminencias de la dramaturgia, donde se reúnen Carlos Gorostiza, Tito Cossa y Mauricio Kartun, resultan más que suficientes para desentrañar recuerdos e invocaciones sobre el actor. Calcagno, en ese sentido, y de acuerdo a sus decisiones, centró el interés en la fusión del hombre con el intérprete, en ese aspecto invisible donde confluyen lo público y lo privado, en el apasionado amor que Dumont tenía por su profesión y en un puñado de películas y testimonios que articulan un particular discurso que nunca necesita recurrir al golpe bajo y la lágrima fácil. Allí, Ulises, un alma desbordada, aclara el porqué del título y del propósito de este sentido documental sobre un actor único en su especie.
Pequeño caballero Ulises Dumont fue un actor emblemático del cine argentino, pero también un notable intérprete de teatro, al que la TV no dejó de lado. Un verdadero artista, en suma, que a través de su talento, sensibilidad y carisma, conformó una personalidad única que transitó por escenarios y sets sin dejar indiferente a nadie. Él sabía cómo llamar la atención, por eso el film de “Eddie” Calcagno se refiere fundamentalmente al hombre, al personaje, al pequeño caballero; gracioso, irónico, inestable, impredecible, amigable y afectuoso, que fue Dumont en vida. Un artista reconocido y requerido, sí, pero también un hombre común, alejado de marketings, fastuosidades y jactancias habituales del oficio. Con esa óptica precisa, Calcagno, que lo conoció a fondo y con quien compartió diversos rodajes (Los enemigos, El censor, Yepeto), va diseñando una pieza sencilla, emotiva y reveladora, acerca de una figura muy conocida por quienes transitamos el medio, pero prácticamente extraña para el resto. Acierta rescatando imágenes suyas representativas y sobre todo al recopilar enfáticos y divertidos testimonios de sus principales afectos, entre los que habría de destacar a su hijo, también actor, Enrique, Norman Briski, Mauricio Kartun, Emilio Disi, Esther Goris y Carlos Gorostiza, entre otros. Ulises, un alma desbordada es un Ulises Dumont en cuerpo y alma, lo que es más que suficiente y reconfortante.
Los homenajes hay que hacerlos en vida, se suele decir; y aunque Ulises Dumont nos abandonó hace ya seis años; en Ulises, un alma desbordada se lo siente vivo, como si estuviese viendo su merecido reconocimiento ahí, al lado nuestro. Como buen intérprete Ulises siempre habló a través de su obra, no necesitó de ventilar su vida privada para llegar al reconocimiento del público, de la crítica y de sus pares; y esto es lo que queda claro al ver este trabajo documental de su amigo Eduardo Calcagno. Dumont participó, y protagonizó, cuatro de los seis films del director de El Censor y Los Enemigos; pero ya se conocían de antes, cuando Calcagno trabajaba como crítico y periodista. Fueron director y actor fetiche, pero antes fueron amigos; ¿y qué mejor que un amigo para realizar tan sentido premio? Ulises, un alma desbordada se arma a través de retazos, no es ni una biopic, ni el simple y conocido documental de personalidades; se habla de la persona a través de su arte, y deja que sean los que más lo conocieron los que hablen por él. A la manera del brillante documental estrenado el año Mercedes Sosa, La voz de Latinoamérica; no hace falta que nos metamos con su vida privada para conocer a la persona. En ese caso había sido la enorme colaboración del hijo de La Negra, en este caso, la dirección e intervención de un gran amigo. Es la ventaja de conocer al homenajeado de antemano, sentirlo propio y hacérselo saber al espectador. Ulises fue actor de cine (quizás de dónde más se lo recuerde) y televisión, pero antes fue actor de teatro, ámbito en el que se adueñó de personajes como Yepeto, al que pudo también llevar a la gran pantalla gracias al propio Calcagno. Todo esto se ve en el documental, fragmentos de su obra, y testimonios de quienes lo conocieron, artistas, familia, y nuevamente, el propio director. Ulises también habla con la voz prestada por ellos. Norman Brisky, Tito Cossa, Carlos Gorostiza, Esther Goris, Emilio Disi, y hasta el “Ancho” Peucelle (que falleció recientemente y haber cuándo le hacen un trabajo fílmico similar) entre otros, dan sus palabras sobre los encuentros con el actor. Se siente la pasión, las convicciones, y sobre todo las ganas de actuar y de querer decir algo con la interpretación. El artista tiene que comprometerse. Hay mucha emoción, al terminar el film uno siente la necesidad de aplaudir cómo si estuviese frente a la mejor de las puestas teatrales, quiere expresarle su contento a quienes le hicieron pasar un momento tan enriquecedor. Calcagno también logra que a través de la mirada de Ulises, se reflejen la de muchos actores y muchos artistas en general, sus palabras pueden ser las de muchos pares que viven para la profesión, y aunque no alcancen el status de estrella mediática, lejos están de necesitarlo. No conviene contar demasiado cuáles son las expresiones del reconocido y los suyos, es mejor sorprenderse y vivirlo en el contexto. Su director supo darle ritmo y hacer más allá de un documental, una película muy amena y conmovedora. No sabemos si Ulises tuvo tamaña caricia de sus colegas en vida, como suele suceder muchas veces con los artistas argentinos, se fue y dimos vuelta la página para ver qué sucedía en la vida de las estrellas extranjeras; pero esté donde esté, Dumont se sentiría muy complacido ante tanta demostración de cariño, una muestra de que no pasó en vano y dejó una huella imborrable para todos quienes lo conocieron personalmente o lo disfrutamos a través de su trabajo. Ulises no fue uno más, y este maravilloso documental lo bien claro. Recomendación total.
Cálido homenaje a un querido actor que supo humanizar a todos sus personajes Hacer un documental sobre personajes que por trayectoria y afecto están instalados en el alma de su público, no es tarea fácil. Reconstruir un universo que a partir del personaje se pueda comprender a la persona, tampoco. Eduardo Calcagno con su documental “Ulises, un alma desbordada” no sólo consiguió entrelazar personaje-persona, sino reconstruir una vida qué, por no ser mediática, poco se sabía de ella. La realización de Eduardo Calcagno, es un mágico paseo por los recuerdos de amigos, incluido él, sobre la personalidad de Ulises Dumond (1937-2008), una figura que siempre daba un nuevo giro a las películas, televisión u obras de teatro, en que trabajaba. En el canavá tejido por Calcagno, Mauricio Kartun, dramaturgo y director de teatro, recordó que: “Ulises llegó 45 minutos tarde al ensayo de una obra, en lugar de pedir disculpas por la tardanza, me miró y pidió ensayar sentado porque se sentía “cansado” y fue así que – gracias a la casualidad o a las parodia armada por él para imponer sus propias ideas sobre la actuación – surgió una escena mucho mejor a la que estaba pautada, al punto que fue incorporada a la obra.” Eduardo Calcagno no sólo recuerda al actor sino al amigo que conoció cuando era crítico y periodista de espectáculos y Dumond formaba parte de una troupe de actores, cuando Buenos Aires vivía una bohemia inolvidable, con los que recorría los bares de la noche porteña. A partir de los filmes que dirigiera Calcagno: “Los enemigos” (1083), “Yepeto” (1999), “El censor” (1995), “Te amo, (1986) y “Nunca dejes de empujar Antonio” (1978), a los que se intercalaron imágenes de “Últimos días de la víctima” (1982), de Adolfo Aristarain, salpicados con escenas de una de las obras esenciales de Teatro Abierto como “El acompañamiento”, que a la vez recordaron a otro magnifico actor como Carlos Carella. Tito Cossa, Carlos Gorostiza, Norman Brisky, Esther Goris, Emilio Disi, y el recientemente fallecido “Ancho” Peucelle, su médico y otros amigos, sin olvidar a su hijo Enrique, también actor, dan testimonio de momentos y pasajes de la vida de Ulises. En ellos no sólo se siente el afecto, sino también la admiración por el actor, el amigo y el padre que fue. Los recuerdos transitan desde la época que quería entrar a estudiar en el llamado Conservatorio Nacional, la escuela más importante de teatro del país. En el filme descubrimos su atracción por la pesca y su manera de conectarse con el mundo, su relación con su hijo y sobre todo su pasión por actuar y sus ganas de comprometerse con los personajes que interpretaba. Norman Brisky reconoce que: “la línea divisoria entre el ser humano y el actor en él estaba muy diluida. Y cuando actuaba no estaba interpretando, lo que hacía era pura verdad”. Tal vez el hallazgo como imagen de Ulises Dumond en éste filme es la de apertura en que aparece como el Trujamán de los títeres o un Mefisto que nos dice que lo que vamos a ver es pura ilusión, pero que detrás de ella hay un ser que abrirá su corazón y nos mostrará sus habilidades para sortear la vida y qué ésta es puro teatro. La emoción impera en el filme y, en el final, se siente la necesidad de aplaudir a ese actor que una vez más nos mostró a través de sus trabajos como el oficio de un artesano culmina en artista, como diría Konstantín Stanislavski. Aunque los homenajes hay que hacerlos en vida, el documental de Eddy Calcagno consigue que el espectador no recuerde que Ulises partió a otro espacio hace seis años, y espere que de pronto aparezca sobre el escenario saludando de modo arlequinesco, como si fuera la última representación de “Arlequino servidor de dos patrones”.
Este documental retrata a los momentos de Ulises Dumont (1937-2008), un profesional del Cine, Teatro y Televisión, realizando un sentido homenaje, a través de la cálida mirada de sus colegas y amigos más íntimos. Testimonios muy emotivos hablando sobre su vida personal y profesional. Un film realizado con mucho esfuerzo que merece ser visto.