Relato que habla de una realidad que se esquiva o estigmatiza en los medios de comunicación, en el relato del amor de dos jóvenes de familias enfrentadas, se permite hablar de pueblos originarios y diferencias entre clases sociales. Secundarios de lujo para una narración simple.
Manuel (Iñaki Aldao) es un joven estudiante que vive con sus padres en un pueblo de la Patagonia. La música es todo para él, es su felicidad, pero también es su desahogo en momentos de tristeza. Encerrarse en su habitación a tocar el piano o sentarse debajo de un árbol para componer, lo transforman en un ser libre y por eso sueña con obtener una beca que le permita viajar a Buenos Aires y convertirse así, en un famoso compositor. Sin embargo, su vida allí no es para nada sencilla, atormentado por algunos habitantes que lo miran de reojo por ser hijo de un padre descendiente de alemán (Carlos Kaspar) y una madre curandera (Lorena Vega) perteneciente a los pueblos originarios selknam. Teniendo que lidiar con los prejuicios y enfrentando a aquellos vecinos que despectivamente lo llaman “Indiecito”.
La sinopsis nos cuenta que Manuel vuelve a su terruño con la intención de prepararse para entrar al conservatorio de música. Ahí empieza una relación con Sibila, la hija de un latifundista. Su familia empieza a perderlo todo. Entonces Manuel pone en juego su deseo por la música, su amor prohibido y participa de una carrera de motos, con los peligros que implica para sus manos como pianista. Todo transcurre en Tierra del fuego, por lo que los paisajes cobran importancia por ser lo único que se salva del incendio. Manuel (Iñaki Aldao) es hijo de Yolanda (Lorena Vega), una descendiente de los Selknam, y su padre de origen alemán (Carlos Caspar). En el proceso de reaclimatación, conoce a Sibila (Antonella Ferrari) la hija del poderoso del lugar Eduardo (Victor Laplace), quien queda obnubilada por el joven, rompe con su novio y comienza una relación con Manuel. Situación que no es vista con buenos ojos por su padre, que desprecia a
Una historia de amor, en paisajes de ensueño pero con serios temas que amenazan esa atracción única entre un joven idealista, con sangre de pueblo originario y la hija de un latifundista que jamás aceptará esa relación. La contraposición que realiza el guionista y director Alex Tossenberg permite oponer a la opulencia de un entorno increíble las miserias que se esconden en una sociedad apenas se rasca la superficie de una obligada convivencia. Y remarcar como los m{as jóvenes con los adultos pueden emprender sueños riesgosos aun a costa de otros planes de vida. El talentoso Iñaki Aldao (que brilló en el teatro con “El curioso incidente del perro a medianoche) lleva adelante su protagónico muy bien acompañado por Lorena Vega, Víctor Laplace Andrea Bonelli, Carlos Kaspar y Antonella Ferrari.
Hijo de una familia de trabajadores, Manuel vuelve a su tierra con el objetivo de prepararse para entrar al conservatorio de música como pianista. En esos días de ensayos, se cruza con Sibila, la hija de un latifundista. Entre ellos nace una historia de amor prohibida por las diferencias sociales. La familia de Manuel está en una situación adversa que los lleva a perderlo todo. Para revertir la situación, Manuel decide participar de una carrera de motos con los peligros que implica para sus manos como pianista. La película está filmada en los bellos paisajes del sur, un lugar cuyo director, Alex Tossenberger, conoce muy bien. Pero la historia es muy básica y las actuaciones son casi de aficionados, aún con varios actores conocidos en el elenco. Los temas sociales, políticos y económicos, mezclados con el melodrama romántico, están desarrollados de forma infantil, sin interés por la puesta en escena ni cariño alguno por el ritmo cinematográfico más elemental. Las locaciones son aprovechadas pero no al máximo, la sensación de un film fallido con límites artísticos y narrativos se impone. Ideas del cine muy antiguas, propias de un cine argentino que ya no existe más.
Dirigida y escrita por Alex Tossenberger, Un bosque en silencio es una reescritura de Romeo y Julieta trasladada al sur argentino y donde las familias se enfrentan por sus orígenes diferentes. Manuel es un joven que aspira a una beca para estudiar piano en Buenos Aires. Sus padres se esfuerzan para que él pueda cumplir su sueño pero el ambiente es hostil para gente como ellos: un padre de origen alemán y una madre curandera de raíces de pueblos originarios. «Indiecito» es una expresión que se dispara y se recibe como un insulto. Y todo se complica aún más cuando se enamora de Sibila, cuyos padres pertenecen a otra clase social y no aceptan esta relación, al punto de llegar a tomar medidas extremas para separarlos. Un bosque en silencio cuenta con buenas intenciones, se percibe desde el vamos. Desde el cariño con el cual filma a sus personajes y al lugar que los rodea. Sin embargo su melodrama romántico adquiere demasiadas aristas dramáticas y no todas se suceden con autenticidad. Algunos diálogos, algunas escenas de tensión, elipsis desde un fundido a negro; aspectos de un guion al que le falta pulir detalles. Si bien prevalece la historia de amor joven, en aquella edad donde los amores parecen tempestuosos y definitivos, a su alrededor Tossenberger quiere abarcar temáticas de fuerte contenido social y económico. Pero todo queda pintado sin muchas capas y se termina percibiendo superficial. El mayor acierto se encuentra en su elenco. Sus dos jóvenes protagonistas, Iñaki Aldao y Antonella Ferrari, transmiten mucha química y sensibilidad. Y los expertos Carlos Kaspar, Lorena Vega, Víctor Laplace y Andrea Bonelli como los padres cada uno entiende a su personaje pero no todos consiguen brindarle mucha dimensión y allí quedan deslucidos los padres de la joven, con retratos planos que se contraponen a los de su contraparte. Técnicamente estamos ante una película prolija, en especial desde la imagen y la construcción de planos, donde colabora mucho uno de los lugares más lindos del país. Aunque juegue un rol importante en la historia, la banda sonora resulta invasiva y ayuda a sentir forzadas las emociones que la película busca transmitir. La mayor flaqueza de la película es un guion poco sutil y con demasiados puntos dramáticos que apenas se desarrollan. En muchas escenas es como mirar una telenovela, donde una no tiene otra opción que aceptar que las cosas se sucedan tan rápido y de ese modo, con diálogos pobres e innecesariamente sobre explicados. Con un lápiz afilado estaríamos ante un film más interesante sobre cómo el amor nos ayuda a crecer y a formarnos como personas.
Un joven que practica para llegar lejos con el piano se enamora de una chica hija de un señor de otra clase social. Lo que lleva a tensiones varias y a que nuestro héroe corra una peligrosa competencia en motos. En el haber, una sana pretensión de utilizar el género para contar un cuento. Algunos diálogos poco creíbles y una deriva narrativa que no termina de ser del todo creíble. Por cierto, el paisaje -belloacompaña la historia, otro punto a favor.