CÍNICA Y TRAGICÓMICA AVENTURA DE UN JUDÍO
Otra de los hermanos Coen en la que lo tragicómico atraviesa los conflictos del personaje principal. Haciendo uso de su buena mano para manejar el límite entre lo cómico y lo dramático, sus directores proponen una trama enmarcada en el microuniverso de un judío en el año 1967.
Larry Gopnik es docente de física, está casado, tiene dos hijos adolescentes y vive en plena comunidad judía de Minnesota, con una aparente estable vida; sin embargo, todo comenzará a andar mal para él.
Son incontables las desventuras que lo acechan y una es más hilarante que la otra:
1) su mujer le comunica que quiere el divorcio porque está viéndose con un hombre de la comunidad;
2) su hijo escucha rock and roll durante clase y consume habitualmente marihuana, además de pedirle todo el tiempo que arregle la antena para ver TV;
3) su hija le roba plata para ahorrar para una operación de cirugía estética;
4) su hermano enfermo, jugador y acusado de pedófilo, vive en el sofá de su casa y se mete en problemas con la ley constantemente;
5) un alumno surcoreano lo soborna para aprobar un examen y lo amenaza con llevarlo a los tribunales por difamación;
6) el concejo que decide su permanencia como docente en la escuela recibe cartas anónimas acusadoras sobre su persona;
7) su impetuoso vecino goy quiere construir un galpón usurpando parte de su propiedad;
8) su vecina, una atractiva mujer casada que toma sol desnuda, lo invita a su casa y lo seduce con una tarde de té frío y marihuana;
9) y más, y más, y más…
Sin saber cómo afrontar sus problemas y en su lucha por mantener el equilibrio, Larry pide consejo a tres rabinos muy especiales, encontrándose con desopilantes reflexiones.
El sello de los Coen resulta inconfundible, tanto en las actuaciones de todo el (desconocido) elenco, como en los diálogos, en el montaje de las escenas (especialmente con un efectivo uso del flashback, del montaje alterno y de las placas separadoras cada vez que visita a un rabino distinto); en la fotografía y el sonido, con acertadísimos y muy expresivos efectos visuales y sonoros. El final, magistral, resulta tan abierto como cortante, bien “a lo Coen”, pregonando la tragedia en un simbólico y devastador último plano.
Mención especial para el ajustadísimo elenco, creando con excelencia el micromundo de una comunidad judía, con su particular idiosincracia, y muy especialmente para su atribulado protagonista, el woody-alleniano Michael Stuhlbarg.
Todos los códigos, expresiones y modos de vida de la comunidad hebrea podrían significar una barrera infranqueable para un público no judío o desconocedor de los mismos, lo que podría ocasionar un problema para acceder a lo narrado (de hecho, el bonus del DVD incluye una guía de hebreo e yiddish para goys).
Nominada al Oscar por guión y película, esta nueva obra de los hermanos sigue demostrando su maestría en contar historias atrayentes, por más comunes que resulten. Es en su particular tratamiento en donde muchos de sus filmes ganan, creando pequeñas obras maestras, dueñas de un estilo tan personal como independiente.