Un producto atípico y tedioso
El punto de partida de esta nueva comedia de los hermanos Joel y Ethan Coen es "Recibe con simplicidad cada cosa que te ocurre". Una película estructurada en episodios que sigue los días de una familia judía de clase media en la década del sesenta.
Tiempos de tormenta (o de tornado, mejor dicho) se avecinan para este padre a punto de ser abandonado por su mujer, quien sale con un conocido de ambos. A esto se suma, un alumno coreano de su establecimiento que lo chantajea para ser aprobado; un hijo adolescente que hace pedidos de discos que él tiene que pagar; una hija que quiere hacerse una cirujía en la nariz y un hermano con problemas que duerme en el sillón. Todo junto es demasiado, pero el día de furia nunca llega.
El film, nominado para los premios Oscar en el rubro mejor película, es una exageración. Un hombre serio es una sucesion de situaciones aisladas y desgraciadas más que graciosas. El relato examina la moral de un hombre al borde del estallido, a través de conversaciones con rabinos, preparativos del Bar Mitzvah y situaciones que aportan escaso interés a la trama.
Los realizadores se alejan de la violencia de Simplemente sangre o de Sin lugar para los débiles, incluso del humor de Quémese después de lerrse y se sumergen, inexplicablemente, en una comedia localista, hermética y tan personal como aburrida.