Hay veces que se hace necesario recurrir al pasado para que las nuevas generaciones, las que no conocieron la sangrienta tijera de la censura durante el oscuro proceso de dictadura cívico militar, puedan entender el brillante momento democrático que en materia de cultura, y principalmente cinefilia, se vive en Argentina.
Nada de pensar que porque por cuestiones comerciales una película se termina bajando de los cines, los otros circuitos pueden terminar absorbiéndola y exhibiéndola a la mayoría de los espectadores interesados en el o los filmes.
Aparentemente Santiago Calori comprendió esto y apelando al recuerdo y el relato oral, ese que muchas veces termina por recuperar una parte de la historia negada por algunos, finalmente logra estrenar “Un Importante Preestreno” (Argentina, 2015) luego de varias postergaciones y de idas y venidas (muchos ya creían que esta película era un mito urbano) para homenajear, con humor, mucho humor, a los “mártires” de la gesta cinéfila local.
La anécdota es el vector de la narración, que con interlocutores válidos como Axel Kutchevatsky, Fernando Martín Peña, Guillermo Hernández y Fabio Manes, entre otros, reconstruyen el complejo trabajo por parte de cineclubes y cinéfilos para poder ver y mostrar todo lo que la censura durante los años setenta se prohibía.
También se expone el trabajo de los productores y distribuidores, de larga tradición, para poder, de alguna manera, exhibir a pesar de todo las películas que adquirían, muchas, por no decir la mayoría, eran productos menores ensalzados para potenciar la salida a las salas y así rápidamente recuperar las inversiones en la cinta en cuestión.
Con el ahora gurú de la buena onda Claudio María Domínguez como hacedor de uno de los éxitos de taquilla más grandes de la historia de la taquilla argentina, basado en un engañoso título “Un importante Preestreno” busca ejemplificar la “chantada” argentina detrás de un negocio descomunal y que buscaba la liberación de materiales y películas pese a la presión de la censura.
La edición ágil y dinámica, posibilitan el visionado del filme, que pese a caer en lugares comunes desde la enunciación, puede esquivar su linealidad gracias a una reconstrucción de la época con afiches, fotos, pero, principalmente, por la oralidad de las entrevistas.
“Un Importante Preestreno” se anuncia como película evento, con una decidida apelación a aquellos que vivieron durante la época que retrata, pero también busca llegar a los que en la actualidad disfrutan de su pasión cinéfila sin tapujos y con total libertad.
Hay cierto apresuramiento en la resolución de algunas de las hipótesis que plantea, producto de su necesidad de ser finalizada antes del BAFICI de este año, del que formó parte, y también hay una búsqueda de lograr efecto con muchas de las participaciones de Fabio Manes y la utilización de su imagen como claro ejemplo de una de las personas que potenció el estudio del cine para revelar mucho más que una reseña cinematográfica.
Pese a estos lugares que ella misma se plantea “Un Importante Preestreno” logra su cometido, y en la transgresión de Calori por utilizar música y figuras provenientes de diferentes áreas, no sólo las que se relacionan directamente con el cine, es en donde esta película puede jugar con todos aquellos descubrimientos que él y su equipo de investigación se toparon a lo largo de los años.