Fundado en 1887 como colonia alemana por Bernhard Förster (casado con Elisabeth, hermana de Nietzsche), Nueva Germania es hoy un distrito del departamento de San Pedro (Paraguay). Su particular historia es repasada en este documental cuyo hilo narrativo es sostenido por un profesor interesado en investigar los orígenes, el desarrollo y la actualidad de un lugar que sus creadores imaginaron como una comunidad vegana destinada a probar la superioridad de la raza aria, una idea que unos años más tarde tendría trágicas consecuencias, con la llegada de Adolf Hitler al poder. En sus charlas con estudiantes y campesinos, el docente descubre los cruces con la cultura guaraní y otros detalles curiosos de la evolución de aquel proyecto de fines del siglo XIX.
Con guión y dirección de Gabriel Muro este documental indaga sobre un pasado curioso, inquietante, de gran valor cultural, que permite un sinfín de reflexiones. El realizador sigue a José Manuel Silvero Arévalos, un profesor de filosofía que devela una historia poco conocida, realmente impresionante. De que trata la “Nueva Germania” una comunidad rural fundada a fines del siglo XIX nada menos que por la hermana de Friedrich NIetzche. Como y porque esos alemanes que soñaban con una verdadera utopía germanista, profundamente racista, curiosamente vegetariana se instala en un país devastado por la guerra, que les parece el lugar ideal para una delirante idea fundacional. Que quede de ese delirio que deja restos mestizados con el presente de la cultura guaraní es el motivo de esta profunda indagación reveladora. Toda una reflexión filosófica sobre ese anhelo de un paraíso soñado pero colonizador y su entramado con la cultura desmembrada pero presente. Con las cartas que la hermana de Nietzche le enviaba a su hermano como soporte histórico y una reflexión sobre todo lo que ocurrió en el continente con la colonización, la utilización de los pueblos originarios como servidumbre y la actualidad.
Nueva Germania es un distrito del Departamento de San Pedro en Paraguay, el cual fue fundado por el alemán Dr. Bernhard Förster el 23 de agosto de 1887, junto a su esposa Elizabeth Nietzsche, hermana del filósofo Friedrich. La comunidad se estableció 16 años después de la Guerra de la Triple Alianza, en la cual Paraguay fue derrotado por El Imperio del Brasil, La República Oriental del Uruguay y la República Argentina. En principio, fue pensada para albergar a una sociedad modelo en el Nuevo Mundo y mostrar la superioridad alemana fuera de su región. Sin embargo, las condiciones de vida fueron bastante complicadas para los extranjeros e incluso Förster no pudo lograr tener una comunidad íntegramente alemana, sino que se fueron mezclando con los lugareños para formar sus propias familias. “Un suelo lejano” es un documental de Gabriel Muro que aborda los orígenes de Nueva Germania y cómo se encuentra conformada en la actualidad. Como una especie de road movie, la película sigue a un profesor de filosofía en un viaje hacia este pueblo para brindar charlas ante estudiantes y campesinos. Una voz en off nos acompañará durante este viaje, la cual relatará la historia de Nueva Germania y la relación entre los padres fundadores, como también las cartas que se enviaban con Friedrich Nietzsche, quien no estaba muy de acuerdo con esta situación. A través de entrevistas a los habitantes de Nueva Germania, el documental da cuenta de las costumbres y tradiciones que quedaron de aquella época, las que se cambiaron y lo que los propios pueblerinos saben de aquel lugar. Se aprovechó el 127 aniversario de Nueva Germania para realizar el film y poder documentar, no solo las entrevistas, sino también los festejos y comportamientos del día a día de la comunidad. En síntesis, “Un suelo lejano” aborda una temática interesante acerca de una localidad no muy cercana a todos nosotros, como lo es la de Nueva Germania, que no es un lugar común y corriente, sino que fue creada con el fin de ser una comunidad antisemita y vegetariana, pero que finalmente adoptó las tradiciones de Paraguay y se convirtió en un sitio muy particular.
Huellas de una novela de aventuras nazi El film del argentino Gabriel Muro sigue a un profesor de filosofía asunceño que quiere investigar el curioso proyecto de crear un “foco de desarrollo germánico” en el Chaco paraguayo. Una “purificación y renacimiento de la raza humana” buscaban los pioneros que zarparon en 1886 de un puerto alemán, poniendo proa hacia la remota Sudamérica. La purificación anhelada se lograría tomando distancia de los judíos que abundaban en Europa, para crear, en ese suelo lejano, un “foco de desarrollo germánico”. El nombre para la nueva colonia caía por su propio peso: Nueva Germania. Fundada en 1887 en el corazón del Gran Chaco paraguayo, la colonia subsiste hasta el día de hoy. Hacia aquella Nueva Germania, y también hacia ésta, viaja un profesor de Filosofía asunceño, que nunca había estado allí, con la intención de investigar ese curioso, inquietante proyecto. Lo sigue el documentalista argentino Gabriel Muro, con intención de filmar el periplo, la ciudad y los encuentros que el profesor libra con los vecinos. El resultado es Un suelo lejano, que llega hoy a la cartelera porteña. El cartel indicador de la calle dice “Elizabeth NigtzChen”. “Suena medio chino”, observa con acierto un vecino. El cartel quiso decir “Elizabeth Nietzsche”, en referencia a la que se considera fundadora de la ciudad. El apellido no miente: Elizabeth era la hermana de Friedrich. La hermana nazi, para más datos. Elizabeth estaba casada con un tal Bernhard Föster, suerte de prenazi que tuvo la idea de refundar la raza allá (acá), en medio de la selva, como un Coronel Kurtz sin apocalipsis. Aunque sí lo tuvo. Pero eso no debe develarse, para no espoilear datos que hacen a esta novela de aventuras. Una que está allá atrás, hace un siglo y medio, mientras en presente se desarrolla un viaje menos accidentado, que busca rastrear sus huellas. Después de ver el cartel, el profesor José Manuel Silvero Arévalos se queda pensando en la pérdida hasta del idioma que sufrió esa utopía rubia y de ojos celestes. Junto con ambos padres fundadores (Elizabeth & Föster) viajaron catorce familias alemanas, seguramente tan asqueadas de la judería europea como los líderes del proyecto. “Es para mí una dicha que se destierren solos”, contestó memorablemente Nietzsche (Federico) cuando su schwester lo invitó a venir. Y se burló de sus sueños arios, que incluían alimentación vegetariana. Llegados aquí, los viajeros encontraron que andaban faltando agricultores: se ve que Föster & Sra. estaban tan high con sus ansias de purificación que se olvidaron de pensar en la subsistencia. Les costó caro. Cometieron una segunda distracción: traer pocas doncellas y demasiados mozalbetes. Como poco tiempo atrás el general Mitre se había ocupado, en la Guerra de la Triple Alianza, de dejar el Paraguay prácticamente desmasculinizado, las morochas locales y los rubios visitantes se cruzaron, echando por tierra toda ilusión de pureza. Muro observa esos cruces (pasado/ presente, alemán/ guaraní, nativas/ colonos) en tiempo presente. Nueva Germania reparte su población entre unos pocos descendientes de aquellos pioneros, que viven en las afueras, como apartados, y una mayoría de herederos de Solano López, que alternan el castellano con el guaraní. Todos toman mate, riqueza de la zona. Casi todos celebran, una semana al año, el aniversario de la fundación de la ciudad, con revoleo de banderas tricolores. Tricolores negras, rojas y amarillas; las rojas, blancas y azules quedan relegadas a un segundo plano. No se canta el “Deutschland Über Alles” sino el himno paraguayo, y el desfile es tan vacuo y formal como cualquier otro. La cámara registra todo puntillosa y prolijamente, dándose tiempos contemplativos, a veces demasiado largos, como los minutos dedicados a un partido de fútbol, cuya necesidad no se advierte. El profesor Silvero Arévalos deja hablar a sus interlocutores, sin imponerles discursos ni saberes. Cuando le llega el turno de hacerlo, menciona un exilio inverso, el de tantos paraguayos que parten a trabajar al exterior, descuidando la construcción de una economía propia. “Cuando empecemos a hablar, todo eso va a empezar a solucionarse”, dice el profesor. Es verdad que los países demasiado callados suelen quedar detenidos.
Delirios teutónicos y realidad latinoamericana Inspirado en la correspondencia entre Friedrich Nietzsche y su nefasta hermana Elisabeth, el documental de Gabriel Muro sigue las lecturas del profesor de filosofía y experto en bioética José Manuel Silvero Arévalos alrededor de distintos pueblos de Paraguay, para arribar y adentrarse en la historia de la comunidad de Nueva Germania, un pueblo fundado por Bernhard Förster, un alemán psicópata, delirante y antisemita de extrema derecha que contrajo matrimonio con la cínica y manipuladora hermana del autor de Así Habló Zaratustra (Also Sprach Zatathustra, 1883), que durante la convalecencia del filósofo y tras su muerte manipularía su obra para tergiversarla y convertirla en el armazón filosófico de la aventura genocida nacionalsocialista. Un Suelo Lejano (2017) narra el sueño edénico y el rutilante fracaso del enfermizo proyecto de Förster de fundar una colonia aria en Paraguay debido a la falta de conocimientos agrarios de su séquito de antisemitas trastornados. La historia de Nueva Germania le sirve a Gabriel Muro para analizar las contradicciones de Paraguay a través del discurso filosófico de José Manuel Silvero Arévalos, un hombre comprometido con la realidad de su país que pregona sobre la bioética guaraní, la defensa de la identidad de las comunidades guaraníes y su lenguaje, y la construcción de un sentido comunitario en Paraguay. El documental de Muro reconstruye la trágica historia de Förster y el derrotero de Nueva Germania a través de las cartas del filósofo alemán con su hermana y de ella con su esposo, y también de anécdotas de los descendientes de los primeros colonos alemanes, relato oral del fracaso del sueño antisemita y del surgimiento de una comunidad donde los biznietos de los inmigrantes alemanes y los paraguayos conviven en armonía. La devastación de la guerra en Paraguay y la posibilidad de poseer tierras en un lugar lejano y despoblado da el impulso a los inmigrantes alemanes para partir hacia lo desconocido, pero lo que encuentran no es el paraíso que imaginan los intelectuales aristocráticos de la extrema derecha alemana sino un páramo fértil para el arduo trabajo rural. El film narra así el colapso del sueño de fundar una colonia aria modelo y la desilusión de Förster, esa que la conduce al alcoholismo y finalmente al suicidio. El documental demuestra cómo los imprevisibles avatares de los sueños de Förster se transforman en una comunidad que pregona exactamente lo contrario de su ideología, una paradoja de la historia que siempre sorprende con sus vaivenes a los megalómanos. Entre calles que transforman el apellido Nietzsche en un doble apellido chino, cartas con reproches, banderas alemanas, camisetas de Cerro Porteño y un discurso deudor de los textos de Jean-Luc Nancy sobre la comunidad, Un Sueño Lejano traza un paralelismo entre la segunda mitad del Siglo XIX y el Siglo XXI para indagar en la memoria colectiva, en el olvido como forma de construcción social, en la diversidad cultural de los pueblos como principio de la convivencia, en la Constitución, la idiosincrasia y la identidad del pueblo guaraní como ejes de la Nación Paraguaya, y en las posibilidades de la filosofía de cuestionar el presente y pensar el futuro a partir de las lecciones del pasado para señalar algunos de los problemas de la actualidad de Paraguay y comenzar a pensar cómo resolverlos.
“Un suelo lejano”, de Gabriel Muro Por Ricardo Ottone La historia de Bernhard Förster y Elisabeth Förster-Nietzsche y el proyecto utópico/delirante que dio origen al pueblo de Nueva Germania, sin duda merecía una película. O varias. A medida que uno se empapa en los detalles de esa historia extraña, en algún punto bizarra y fascinante, se la puede imaginar en este tiempo de biopics de personajes extravagantes como una ficción ideal para Werner Herzog. Después de todo Förster no desentonaria al lado de Aguirre o Fitzcarraldo. En cualquier caso, alguien ya se dió cuenta del potencial de esta historia y es el argentino Gabriel Muro, quien eligió contarla desde el documental. A mediados de la década de 1880, Bernhard Förster, político, pedagogo y furioso antisemita alemán, con una interpretación bastante literal de ciertos escritos del famoso compositor Richard Wagner (también conocido antisemita), concibió el proyecto de fundar una colonia en Sudamérica habitada por alemanes puros para mejoramiento y purificación de la raza aria. Así como disparatado hoy nos suena, Förster efectivamente llevó su proyecto a cabo, acompañado en lo afectivo y asistido en la práctica por su esposa Elizabeth Nietzsche, hermana del célebre filósofo Friedrich Wilhelm Nietzsche. Förster y su esposa viajaron a un Paraguay devastado por la Guerra de la Triple Alianza, donde fundaron en 1886 su utopía con el esperanzado nombre de Nueva Germania, a 300 km de Asunción, con un ideal ecléctico a cuestas que mezclaba eugenesia y vegetarianismo. Fueron con un puñado de alemanes en su mayoría varones e intelectuales, sin conocimientos de agricultura a una zona rural comprada al estado paraguayo. Un proyecto así planteado y ejecutado no podía terminar bien y efectivamente no lo hizo. Los colonos se olvidaron de los principios rectores originales, Elizabeth terminó volviendo a Alemania y Förster se quedó solo en Paraguay suicidándose por envenenamiento tres años después. Un final nada épico para lo que se supone iba a ser la salvación de la raza superior. Muro elige contar la historia no desde el documental histórico tradicional basado fundamentalmente en las entrevistas y el archivo, sino como una suerte de Road Movie de registro. Y tampoco se trata de un documental en primera persona, hoy tan en boga. Muro cede voz y protagonismo a José Manuel Silvero Arévalos, profesor de filosofía paraguayo, que recorre el país dando clases y conferencias y viaja a Nueva Germania para rastrear las huellas de su fundación, ver lo que quedó y lo que es ahora. Silvero Arévalos funciona como narrador de la historia, como ocasional entrevistador y también aportando desde el pensamiento, la reflexión y al rescate de la dimensión política, sobre todo cuando su discurso se refiere a la diáspora económica paraguaya. Y también para clarificar equívocos. Aquí funcionan como un buen recurso las citas textuales, donde las más jugosas son las de Friedrich Nietzsche, que tenía una opinión bastante baja de su cuñado a quien calificaba despectivamente como “ese antisemita” y agradecía que le hiciera un favor a Alemania exiliadose voluntariamente. Un poco también para poner en su lugar la figura del filósofo a quienes los nazis pretendieron ver como un antecedente intelectual, en parte gracias a su propia hermana (de quien tampoco tenía una opinión muy elevada) quien jugó un papel de albacea bastante cuestionable. Baste para descalificar esta idea retomar lo que el filósofo opinaba sobre las ideas de su cuñado y sobre el ideal de preservación la raza alemana. Nueva Germania sobrevive pero en nada se parece al ideal mesiánico de sus fundadores. Algo siempre queda, sin embargo, y por aquí y allá se asoman los restos del origen, sobre todo en los festejos de conmemoración de su fundación, donde aparecen las banderas alemanas, las canciones y los bailes típicos germanos en pleno trópico paraguayo, aunque nadie le importa demasiado quienes fueron los fundadores y mucho menos sus ideales raciales. De hecho ni siquiera sus nombres aparecen bien escritos en las calles que les dedicaron. Y a pesar de que esta historia tiene ribetes tragicómicos, Muro los toma pero no los subraya y no cae en la trampa de la burla condescendiente. El humor, que está presente por momentos, queda en manos de los personajes. Porque salvo por estos pocos restos, Nueva Germania en muy poco se diferencia del resto del Paraguay, con una población mayoritariamente mestiza que vive principalmente del cultivo de yerba, y algunos pocos descendientes de los pioneros alemanes hoy totalmente integrados, que aún hablan alemán, al que alternan con español y guaraní mientras se toman unos mates. Algo así como una burla descarada del destino. De la utopía racial y supremacista que le dio origen, quizás ese sea el mejor epitafio. UN SUELO LEJANO Un suelo lejano. Argentina/Paraguay, 2016. Dirección: Gabriel Muro. Protagonista: José Manuel Silvero Arévalos. Guión: Gabriel Muro. Dirección de Fotografía: Nicolás Mikey. Edición: Alejandra Almirón, Iair Michel Attias. Diseño de Sonido: Juan Molteni. Producción: Hernán Figueroa Galperin, Nicolás Mikey, Nicolás Cobasky. Duración: 93 minutos.
El director Gabriel Muro sigue al profesor de filosofía José Manuel Silvero Arévalos que da clases a gente humilde en distintos lugares de Paraguay, mientras se dirige a una colonia alemana llamada Nueva Germania. Un suelo lejano transita el camino del profesor Arévalos a medida de que se acerca a la comunidad de Nueva Germania, un pueblo rural fundado a fines del siglo XIX por Elisabeth Förster-Nietzsche, hermana de Friedrich y esposa del escritor Bernhard Förster. Tanto Elisabeth como Bernhard fundaron esta utópica comunidad con principios racistas, antisemitas y vegetarianos. El documental indaga cómo este pasado se mezcla con la cultura guaraní y la realidad que vive el pueblo en la actualidad. Tanto el profesor como el documental intentan contestar la pregunta de cómo se vinculan ambas tradiciones, teniendo en cuenta que los pueblos originarios eran utilizados como sirvientes de aquellos alemanes que conformaron el nuevo lugar. Un suelo lejano va desenredando esta historia del pasado y el presente con planos generales del pueblo y de sus habitantes, recitando extractos de cartas y también algunos testimonios de descendientes alemanes. Todo esto a medida que se prepara y se realiza una fiesta que parece fusionar dos realidades distintas en un pueblo pintado de un color tan alejado de la tonalidad de sus tierras. Un suelo lejano de Gabriel Muro es un documental que busca concientizar en los orígenes de un pueblo como Nueva Germania, fundado bajo ciertos ideales que a pesar de que no fueron concretados, terminaron conformando una comunidad mestiza. Genera preguntas sobre la identidad y el espectador es libre de sacar sus propias conclusiones ya que ni los habitantes del pueblo pueden contestarlas.
El trabajo de un filósofo es el de un mal odontólogo, un odontólogo perezoso que busca dónde está la carie, hace un agujero, pero no lo tapa* Un suelo lejano, ópera prima de Gabriel Muro que compitió en la 19ª edición del BAFICI, ahonda en la fundación de Nueva Germania, un pueblo rural en el Chaco paraguayo. A la par, establece un puente con las charlas del profesor de filosofía José Manuel Silvero Arévalos. La película va dialogando con las cartas de Frederic Nietzsche a su hermana Elisabeth, o las propias misivas de ella a su madre. La primera de las pocas entrevistas en el documental ya nos alerta que no estamos ante una obra cualquiera. La interacción entre el profesor y uno de los investigadores ocurre en una barca. El detalle es que la pequeña embarcación está enrejada, lo que da la impresión de que ambos seres están aislados del entorno que los rodea. Esta pista de lectura puede sugerirnos que el filósofo (¿y el cineasta por retruque?) es una persona que viene de otro contexto para observar una circunstancia con otra lupa. Luego, cuando José se entera de cómo fue la fundación de Nueva Germania, el montaje propone un giro al que habría que atender. La narración de uno de los residentes y su hijo está intercalada con la preparación de la cena. No es la primera vez en el documental que se toma esta decisión, pero en este punto, sentimos que lo que están por comer los personajes es una porción desconocida de la historia. Tal montaje no es fortuito si se piensa que el viaje del profesor parte de investigar el estilo de vida “puro” que pretendían Elizabeth Nietzsche y su esposo Bernhard Föster. El viaje también está intercalado con anotaciones del propio Föster, cofundador de Nueva Germania, sobre las tradiciones del pueblo originario. Esta alternancia de lecturas, reflexiones y costumbres brinda al ritmo del documental una armonía sosegada e inquieta al mismo tiempo. Pareciera que, a medida que se despliegan los conocimientos de esta fundación, se da la oportunidad también de ver cuál es el rol del filósofo en la sociedad, más allá de esa comparación banal y aguda con el odontólogo. El filósofo pone la lupa en el hueco que abrió, tal vez incapaz de enmendarlo pero con las herramientas suficientes para que las personas que lo rodean puedan descubrir de dónde viene tal fisura. La decisión de colocar la lectura de la carta donde Nietszche rechaza su participación en el proyecto de la Nueva Germania mientras vemos imágenes de la naturaleza chaqueña, es de una intensidad soterrada. Por un lado, se nos sugiere que el filósofo está exponiendo en esta misiva su naturaleza, sus incapacidades y, también, su propia valía frente al mundo europeo. Por otro, escuchar sus palabras en boca de José Manuel sobre la idealización de la vuelta al Romanticismo da en el punto sobre los cuestionamientos al proyecto de su hermana Elizabeth. La película está valorando, con los elementos justos, la toma de posición del remitente y del destinatario. “Ahí donde falte comida nunca puede haber alegría”* El documental va esbozando una suerte de fisiología de la cultura, desde la elaboración de productos como el tabaco que vende el padre de José y la yerba mate que cosechan en Nueva Germania, hasta la cocción de alimentos mientras entrevista a residentes de los pueblos que visita. Parecería éste un detalle menor, pero es una pista para entender la obra en su conjunto. Tal fisiología cultural alcanza incluso la consideración de José en una de las charlas sobre qué se hace con los desechos humanos. “El silencio es el padre de la precariedad”* Que en la exposición final hecha por José se descarte la errancia como forma de difusión de la cultura, en particular la latinoamericana, es mínimo una postura polémica que da para debatir ampliamente. En un punto reconoce que, cuando los emigrantes se cansen de limpiar la suciedad de otros, volverán a su lugar natal para difundir su propia cultura. Pareciera que esta perspectiva es contradictoria con su propio cuestionamiento de la mentada pureza que buscaban Elizabeth Nietszche y Bernhard Föster al fundar nueva Germania; pureza fallida a fin de cuentas puesto que pocos de los primeros fundadores se establecieron definitivamente. Pero José simplemente está buscando una posible respuesta que no pretende ser la definitiva. Que este documental casi observacional, de contadas entrevistas, termine con la carta de Elizabeth a su madre, un tanto derrotista y consciente del fracaso de su proyecto, nos recuerda la comparación inicial de José Manuel. Éste ha sido el recorrido de un filósofo que abrió un hueco. Queda en nosotros los espectadores no llenarlo, sino seguir cavando para llegar a la raíz del asunto. *Las citas pertenecen a José Manuel Silvero Arévalos
Alemania año cero. Los contrastes son un método eficaz para superponer realidades e idiosincrasias, los enfoques históricos son otro método para intentar la indagación sobre el pasado, sobre sus misterios y mucho más sobre aquellas ideas que permanentemente se someten a la mirada escrutadora del historicismo o al sesgo de la ideología. Sin embargo, cuando quien busca decide acompañar la inercia de los libros con el cuerpo y viaja en busca de historias, el sentido de los contrastes se complejiza al punto de reconocer territorios ocultos en un mismo espacio. Ese lugar se llama Nueva Germania, está ubicado en Paraguay y su conexión con el pasado antes de 1900 es clave para entender por un lado los alcances de una mentalidad europea colonialista, la necesidad de abandonar una tierra cuando la guerra es una amenaza latente, y por otro la impronta de ciertos pueblos para no imponer ante el extraño su propia manera de ser y amoldarse a otras formas de cultura y de pensamiento. Nueva Germania también es la postergación de un sueño utópico, sepultado en la tierra fértil de un espacio por descubrir, la de la hermana del filósofo Friedrich Nietzsche, pionera en la colonia alemana en Paraguay que aún hoy transmite el modo de ser alemán, la superioridad aria en un lugar donde se habla el guaraní. Rarezas que se encuentran enquistadas en cualquier lugar de la región y que el filósofo protagonista de esta travesía –Nietzsche también era filósofo- por momentos antropológica transforma en un discurso político con fuerte sentido social para que el colonialismo por lo menos sea algo más que un simple accidente que se entrecruza en el rumbo de la historia de los pueblos.
Nietzsche en Paraguay El título Un suelo lejano (2017) nos remite a Nueva Germania, un pueblo rural del Paraguay fundado por la hermana del gran filósofo alemán Friedrich Nietzsche. José Manuel Silvero Arévalos es un profesor de filosofía, con una gran responsabilidad social y cultural, que lo lleva a dar clases por distintos lugares de Paraguay generando conciencia a campesinos y pueblerinos humildes. El viaje lo lleva a Nueva Germania, colonia alemana de las tantas que hay en Latinoamérica con la particularidad de ser fundada en el siglo XIX por la hermana de Nietzsche. El relato es una filosófica reflexión sobre los sueños de paraíso de los colonizadores y los rasgos identitarios de un pueblo desmembrado culturalmente. Con todos estos interrogantes el profesor nos adentra en el pueblo, racista y vegetariano como otras de sus cualidades distintivas. La cartas que envío la hermana de Nietzsche a su hermano, a su amado u otras personas expresan la visión utópica de los colonizadores sobre la tierra fértil que les permitiría imaginar un paraíso de abundancia. En esa línea pensaron el lugar y se instalaron lejos de sus orígenes. Pero la vida de campo es muy trabajada y sus aspiraciones quedaron truncas. Hoy en día el pueblo es otro de los tantos espacio rurales pobres del Paraguay, y el letrado narrador se pregunta cómo inspirar a sus habitantes. El documental de Gabriel Muro hace un cruce muy interesante entre la visión civilizadora europea del siglo XIX y el presente latinoamericano. El narrador se pregunta sobre la identidad de un pueblo originado como una colonia alemana, cuyos aborígenes fueron utilizados como servidumbre y los habitantes de hoy, se encuentran sumidos en la pobreza. Sin embargo la fusión de tradiciones alemanas-paraguayas constituyen el curioso mestizaje. Pensar la identidad en esos lares es hablar de esa diversidad cultural. Un suelo lejano tiene puntos en común con Contra Paraguay (2016) en la búsqueda documental con un personaje que oficia de narrador de los orígenes identitarios de una tierra despojada de su historia y cultura. Ese recorrido a un mundo imaginado en el pasado por la hermana de uno de los grandes filósofos de la cultura occidental, y el presente marginal -como dice el narrador, olvidado por Dios-, depara en disímiles reflexiones necesarias para repensar el presente conociendo el pasado. La película abre un montón de interrogantes y cierra sólo algunas reflexiones acerca de la dificultad de pensar la identidad de un pueblo desde parámetros europeos pero sin olvidar sus raíces latinoamericanas. Un trabajo sólido y profundo sobre la idiosincracia de un pueblo, tan curioso como imprescindible.
IDENTIDADES POSIBLES E IMPOSIBLES Un profesor de filosofía de la universidad de Asunción del Paraguay emprende un viaje al interior del país para averiguar más sobre Nueva Germania, un pueblo que fue fundado por la hermana del filósofo Friedrich Nietzsche. Un suelo lejano muestra en primera persona al docente, quien por una serie de charlas que tiene que dar pasará por este pueblo creado por antisemitas que querían traer su idea de raza aria y pura, pero fallaron por ser gente que no conocía el trabajo en el campo y no lograron hacer prosperar los cultivos. A través de las cartas que Nietzche se escribía con su hermana, conocemos mucho de la fundación y el pensamiento que se tenía, y lo que trataban de imponer en ese lugar; la constante desaprobación que tenía el filósofo a las ideas que promovía su cuñado Bernard Forster (el otro fundador, junto a Elisabeth Nietzsche, del pueblo); y cómo terminaron sus días en el lugar. Todo esto acompañado de diálogos con los lugareños que cuentan lo que es vivir en Nueva Germania hoy (su actividad principal es la cosecha de yerba mate) y los preparativos de la fiesta de la ciudad que todavía mantiene tradiciones alemanas. Una de las virtudes que podríamos encontrar en esta especie de documental/road movie es el trabajo que el director Gabriel Muro realiza con la voz en off para llevarnos al pasado y poder apreciar cómo se fue constituyendo esa experiencia fallida de imposición de un pensamiento y un modo de vida en un territorio hostil, especialmente cuando el pequeño grupo de extranjeros se fusionó con los lugareños. Desde ese posicionamiento, el film aborda con acierto la noción siempre esquiva de identidad, incluso aprovechando para indagar en las características actuales de la sociedad paraguaya, con su tendencia a callar su propia cultura y valorar lo extranjero. Con su construcción dialéctica, Un suelo lejano hasta logra interpelar experiencias y contradicciones de otros países de la región, aportando atractivas reflexiones.
Un profesor de filosofía viaja dando charlas por el interior del Paraguay. Su travesía lo deposita en Nueva Germania, comunidad rural fundada a fines del siglo XIX por la hermana del filósofo Friedrich Nietzsche. El profesor indaga sobre los restos de una utopía germanista, racista y vegetariana, restos mestizados con el presente de la cultura guaraní. La película hace un recorrido bastante sobrio por lo que ha quedado de aquel comienzo y las raras mezclas que eso produce en la actualidad. Material interesante, sin duda, que es lo que le da valor a este film que trata un tema poco conocido y hasta olvidado en la actualidad. Mientras que allí, en Paraguay, sigue existiendo Nueva Germania.