Una decena de argentinos exiliados en París, a finales de los ’70, en tiempos de bohemia decidieron, por nostalgia y amor al tango, abrir una tanguería, sin ningún fin comercial. Intelectuales que deciden emprender este espacio, gracias al apoyo de Julio Cortázar, quien vivía en la ciudad de las luces desde 1951. Fue la piedra fundamental para relanzar el tango en el mundo. Una historia particular, plasmada por Sergio Constantino, un documentalista que indagó en la trayectoria de Virus y Los Abuelos de la Nada (“Buen Día, Día” e “Imágenes Paganas”) llevando a la gran pantalla a íconos de nuestro rock nacional; también es el creador de “El Club de los 50”, contando la historia del ‘lado b’ de algunas figuras alternativas de la escena rock como Willie Crook, Cuino Scornik o Gustavo Bazterrica.
La película relata la historia del bar llamado ‘Trottoirs’ (“las veredas de Buenos Aires”), sacado de un poema de Cortázar, luego hecho canción de tango, con música de Edgar Cantón e interpretación de Juan Cedrón. Con emotividad y con algunos puntos en común con la película “Bar el Chino”, de Daniel Burak, nos remonta a este corazón de Buenos Aires en París. Una veintena de argentinos que llevaron a músicos como Rubén Juárez, Susana Rinaldi, Jairo, Raul Lavie y Amelita Baltar, entre otros grandes colaboradores. Durante casi 10 años, hasta que económicamente les fuera insostenible, ese fue el rincón argentino transitado por la aristocracia parisina. Este documental, protagonizado por Jean Pierre Noher (nacido en París), quien descubre el encanto de este mítico bar, el cual cuenta la historia de la propagación del tango en esta metrópoli europea.