En Un zoológico en casa Cameron Crowe hace su mejor película desde Jerry Maguire (1996). Y como en esa película (y como en la menos lograda Elizabethtown*), Crowe vuelve al tema de la refundación de una vida. En Un zoológico en casa, de forma explícita, relaciona –por medio de un diálogo que dice Matt Damon– el desafío individual, el volver a empezar personal y familiar con la aventura, el sueño americano. Un zoológico en casa utiliza tantos recursos para emocionar con facilidad que es difícil decir que se excede en ese uso. Los excesos sensibleros y emocionales son la lengua de la película, y gracias a un actor como Matt Damon el relato se mantiene cohesionado (Jerry Maguire descansaba en Tom Cruise, y Elizabethtown no podía descansar tan cómoda sobre Orlando Bloom). Por supuesto, como siempre, Crowe hace de cineasta disc jockey, enamorado de las canciones de Tom Petty, Bob Dylan y un largo etcétera.
La película de Werner Herzog muestra a un Herzog casi siempre contenido, y la de Cameron Crowe a un Crowe desatado. La que mostraba a Crowe contenido, impostado, era Casi famosos, en donde quería ser más cool de lo recomendable para su cine que, a fin de cuentas, fue siempre mucho más de sentimientos cálidos y de cierta ñoñería que de áspera actitud rockera. Herzog, en el que suele aflorar el asombro frente al mundo, en La cueva de los sueños olvidados se mantiene casi siempre dentro de la buena educación y corrección científica, y de esa forma no siempre está a la altura de los sueños –o, mejor dicho, pesadillas– que suele ofrecer como el cineasta superior que es. Y hablando de educación científica y terminología correcta, no puedo dejar de decir que Cameron Crowe se ha ido al carajo –estilísticamente hablando– y eso no es del todo una mala noticia.
*Después de escribir los párrafos anteriores y mientras revisaba unos números viejos de El Amante, encontré este texto breve que escribí hace seis años, sobre Elizabethtown. Creo que se aplica bastante a Un zoológico en casa: “Si la cursilería amenazaba el cine de Cameron Crowe desde Jerry Maguire, en esta comedia romántica very american, mezcla con drama familiar y relato de aprendizaje, directamente lo toma por asalto. Si las películas de Crowe ya eran en buena medida unos ‘grandes éxitos musicales’, acá pasa lo mismo, pero de manera más descarada, al punto de que unos CDs compilados con indicaciones cursis se comen el cuarto final del asunto. Con todo, hay algo extrañamente atractivo aquí. Tal vez sea porque Crowe decidió que podía hacer todo eso convencido y sin sonrojarse.”
Y ahora, sin sonrojarme, y convencido al menos del primer puesto, las mejores películas de mi año de estrenos:
1. Más allá de la vida (Clint Eastwood) / 2. Damas en guerra (Paul Feig) / 3. Copia certificada (Abbas Kiarostami) / 4. Larry Crowne (Tom Hanks) / 5. Amigos con derechos (Ivan Reitman) / 6. Super 8 (J.J. Abrams) / 7. La piel que habito (Pedro Almodóvar) / 8. Los Marziano (Ana Katz) / 9. Habemus Papa (Nanni Moretti) / 10. El estudiante (Santiago Mitre). Y fuera del top ten pero con ganas de entrar: 11. Imparable (Tony Scott) / 12. Piraña 3D (Alexandre Aja). Y no consideré para el top ten porque se estrenaron en formatos de menor jerarquía a Alamar (Pedro González-Rubio) y Carlos (Olivier Assayas), pero quería destacarlas.
Y que tengan un feliz 2012.