Un zoológico en casa

Crítica de Juan Samaja - CineFreaks

Animalada

Benjamin se ha dedicado toda la vida al periodismo de aventura. Pero hoy, viudo y con dos hijos pequeños debe reorganizar su vida laboral, familiar y afectiva. Con ese espíritu adquiere un zoológico abandonado. Esta experiencia le permitirá reencontrarse con sus hijos y hallar nuevamente el amor.

Un zoológico en casa es un relato bastante bien llevado. Las actuaciones son correctas y el argumento –dentro de la verosimilitud que propone- es efectivo. Sin embargo, no es recomendable para aquellos que gustan especialmente de las sorpresas y las líneas narrativas imprevistas de último momento, etc. Es un film previsible, que no obstante, se disfruta más por su proceso y modo de desarrollo, que por el asunto a desarrollar. Para aquel público que disfruta de un entretenimiento sin grandes pretensiones de originalidad, el film resultará satisfactorio.

Matt Damon encarna aquí el papel de un padre, viudo reciente, que debe reencauzar su vida familiar, con una hija muy pequeña y un hijo adolescente con problemas de conducta, quien ha sido expulsado del colegio. En estas condiciones, Benjamín decide comprar un zoológico cerrado y en decadencia, con todos los animales y una pequeña troupe de empleados, entre las cuales destaca la directora Kelly, encarnada por la dolorosamente bella Scarlett Johansson. Entre los actores que completan el elenco están Thomas Haden Church (Ned & Stacy), quien encarna al hermano mayor de Benjamín, contador y hombre responsable de la familia, junto a Colin Ford, Angus Macfayden, entre otros.

El film de Cameron Crowe tiene dos defectos importantes: un estereotipo excesivo sobre el personaje antagónico principal (el Supervisor Ferris en la piel de John Michael Higgins), y una coda narrativa innecesaria desde todo punto de vista. Un personaje extremadamente estereotipado produce en el conjunto narrativo un efecto de inverosimilitud en el conflicto que plantea el argumento. Generalmente el recurso a estereotipos excesivamente marcados está asociado a los recursos de la comedia, donde el asunto conflictivo no está generalmente puesto en ese personaje antagónico, sino en una situación cómica, y donde el personaje estereotipado no pasa a ser más que una caricatura dentro del argumento (extraído de La estructura subversiva de la comedia, Buenos Aires, Centro de Estudios sobre Cinematografía-Sociedad Argentina de Información. Samaja, Bardi; 2010).

Sin embargo, el film no se enmarca en una estructura decididamente cómica, más allá de algunos gags puntuales, sino que se aboca mayormente al conflicto serio de la relación problemática entre Benjamín y su hijo adolescente y su imposibilidad de salir adelante en su vida amorosa. En este contexto, el personaje antagónico resulta extremadamente disonante, y le quita todo el peso narrativo que podría haber desarrollado, aún sin haberse volcado a una situación excesivamente melodramática.

La coda no sólo no agrega al relato ningún beneficio, sino que incluso contradice parte importante del núcleo dramático: la depresión en la que está sumido Benjamín. Si en la escena anterior se dejaba entrever una luz de esperanza en la relación con la directora del zoológico, en esta última escena todo ese impulso erótico que había tomado la relación con Nelly se desvanece para retomar una tónica ñoña y familiar, políticamente correcta.