Philippe Falardeau ya había demostrado una sensibilidad particular para contar historias dramáticas con Monsieur Lazhar y en The Good Lie no escatima emociones, en una historia basada en hechos reales de alto impacto sentimental.
Durante una cruenta primera media hora es que la trama se enfoca en Mamere y sus hermanos, tanto de sangre como espirituales, mientras emprenden un largo camino para escapar de la guerra que se saldó con la vida de sus padres y los dejó huérfanos y sin hogar alguno al cual regresar. La dura batalla que le presentaron a la muerte no está disfrazada de ninguna manera, y así como los cuerpos comienzan a apilarse y las balas de los soldados resuenan con total potencia e impunidad sobre sus cabezas, el grupo de chicos finalmente llega a un oasis, un campamento de refugio. Pasará un largo tiempo hasta que sean relocalizados en Estados Unidos, y no todos quedarán juntos.
Las intenciones de The Good Lie no se quedan solamente en mostrar las vicisitudes de la guerra, sino en enfocarse en el pequeño nodo familiar de Mamere y sus hermanos en un ambiente diferente al suyo, que no los enfrenta con la hostilidad de la guerra pero que saca a relucir los recovecos más oscuros de personas que lo dieron todo para seguir viviendo. Hay una ligera sombra de comedia en el enfrentamiento cotidiano de los sudaneses con la vida diaria, y tanto en estos momentos como en los más dramáticos, Arnold Oceng, Emmanuel Jal y Ger Duany salen bien parados, incluso cuando su currículum actoral no rebose de otros papeles. Reese Witherspoon es la cara visible en el póster, y su aparición recién cobra peso una vez que los refugiados lleguen a suelo americano. La candidez de la actriz, interpretando a una particular asistente social que remite con su aire independiente a Erin Brockovich, es el perfecto folio para el desarrollo de los personajes, ayudada por un solvente Corey Stoll y una simpática Sarah Baker.
Desde el guión, Margaret Nagle le escapa a suficientes convenciones del género y no puede evitar caer en otras, pero cuando la película lo requiere, acompaña a la sensibilidad del director con creces. En algún que otro momento se escapará algún diálogo que resuma corrección política, pero en líneas generales el argumento es lo bastante sólido y realista para enganchar durante las casi dos horas de metraje.
The Good Lie es una feel good movie que es básicamente una caricia al alma. Sensible y conmovedora, es una gran opción para todos aquellos que disfruten de darle al pañuelito descartable al mismo tiempo que presencian una buena historia.