Ellos y nosotros
Una buena mentira (The good lie, 2014) es un film que tiene recursos para entretener, conmover, y atrapar al espectador. La historia que elige (basada en hechos reales) es de por sí atrayente, pero se debilita al elegir los caminos más demagógicos y obvios para construir aquellos sentidos que más convencen a la industria de Hollywood.
La historia inicia con el viaje de los hermanos Deng de Sudán a Kenia, siendo todavía niños, por el año 1983. Víctimas de una guerra civil que los deja huérfanos, y tras recorrer 1600 kilómetros a pie, llegan, junto a otros sobrevivientes, al campo de refugiados donde pasarán unos cuantos años. En el camino Theo, jefe del grupo, se entrega al ejército para salvar a sus hermanos. Serán Mamere (ahora jefe), Jeremías, Abital y Paul quienes, a través de una campaña humanitaria, tengan la oportunidad de viajar a Estados Unidos y salir de África, sin saber si algún día se reencontrarán con aquel. En Norteamérica conocerán a Carrie (Reese Witherspoon) quien los ayudará a conseguir empleo e insertarse en una sociedad totalmente desconocida, diferente y ajena a su cultura e idiosincrasia.
El director Philippe Falardeau se toma su tiempo para contar la vida de los jóvenes en el país africano. En esa primera parte del film (tal vez la más genuina) muestra el sufrimiento y el sacrificio padecidos, la hostilidad de cada lugar, el vínculo entre los hermanos, su forma de vivir y, sobre todo, los valores familiares heredados que son, de alguna manera, su único capital en el mundo. Una vez instalados en Estados Unidos, la película gira hacia un tono menos dramático. El choque de culturas es usado entonces como un recurso efectista. El desconocimiento de los usos y costumbres americanos por parte de los hermanos es aprovechado para lograr momentos de humor que descomprimen el drama. Aunque, por momentos, resultan un tanto exagerados.
Muchas escenas se tornan un tanto predecibles y maniqueas. En el sentido que, ante la presencia del monstruo capitalista americano, la superioridad moral de los jóvenes africanos gana prácticamente por knock out. Se critica al sistema pero de un modo bastante obvio y simple. Si en un país se come hasta la tierra, en el otro se tiran alimentos que podrían alimentar a gran parte de la población. La película se deleita con estas contradicciones morales y culturales y sostiene gran parte de su mensaje con esto.
El personaje principal, Mamere, es quien otorga el sentido final al relato. La mentira, aunque no sea un valor positivo, es, en algunas ocasiones y usada con fines nobles, la única salida, y, por ende, buena. Será el libro del escritor americano Mark Twain, Huckleberry Finn, el que (¡oh casualidad!) enseñará a Mamere esta importante lección. El desequilibrio ético es finalmente equiparado.
La sensación es que no sólo los hermanos sino el film entero se contaminan con la mirada hollywoodense. Sin duda la de estos jóvenes es una historia que conmueve y tiene un gran potencial para lograr un drama cinematográfico de calidad pero, claramente, sería interesante conocer otra versión de la misma.