Uno cree que al juntar a Jay Roach (el director de la trilogía Austin Powers y de las dosprimeras entregas de La familia de mi novia) con Steve Carell, Paul Rudd y Zach Galifianakis enuna remake de la película francesa The Dinner Game, alcanza y sobra para realizar un film quesupere al original, o que al menos nos haga doler la panza de la risa, pero no.
La película se centra en un grupo de compañeros de trabajo de puestos jerárquicos que,semanalmente, organizan una cena en la que cada uno debe llevar un “tonto” para que todosse rían de él; el ganador, es decir el más idiota, se lleva un trofeo. A ese juego es invitado Tim(Paul Rudd) que aspira a obtener un mejor puesto en la compañía, y decide llevar a Barry(Steve Carell) un hombre a quien conoció atropellándolo el día anterior. Barry es taxidermistay su “tontera” es embalsamar ratones y luego hacer maquetas con ellos; más allá de eseparticular don, Barry tiene la peculiaridad de destrozar todo lo que quiere arreglar, si bien se esfuerza porque las cosas salgan bien, el no hace más que empeorarlas.
El film es insostenible por varias razones, en primer lugar era innecesario realizar una remakede una película que nos muestra lo mejor de la comedia francesa, una comedia divertida y elegante sin caer en la vulgaridad, que es justamente lo contrario a lo que pasa en la versión americana. Por otro lado, el guion es pobre, los gags son poco divertidos y poco originales;la película cuenta con los mejores actores de la comedia americana del momento y no losexplota ni en una decima parte. Es aburrida y por sobretodo larga, dura alrededor de dos horas en las que el espectador a duras penas se puede reír. Chistes básicos, clichés y poco lucimiento actoral; además de caer en todas las obviedades que hasta un espectador no cinéfilo puede advertir. Ya sabemos porque no se estreno en los cines de nuestro país.