Un documental con pinceladas de ficción que indaga en las razones detrás del matrimonio mas allá de nuestro sexo.
Yo… me quiero casar? Y usted?
En vísperas de la aprobación del matrimonio igualitario, Maximiliano Pelosi comienza a cuestionarse una posibilidad que nunca se le había ocurrido: ¿Por qué casarse? Maximiliano vive con su pareja David desde hace algunos años, con quien tiene una estupenda relación y formaron un hogar, pero nunca antes de la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario tuvo que plantearse la posibilidad de casarse con David. Y ahora llegó el momento de poder legalizar ese vinculo ¿Es algo que realmente quiera hacer? Para responderse esa pregunta Maximiliano emprende un viaje que lo hará entrevistar tanto a parejas homosexuales como heterosexuales y que pretende echar algo de luz sobre el tema y, al mismo tiempo, sobre su decisión.
Una Familia Gay resulta un documental sumamente informativo y, por momentos, divertido y hasta emotivo. Pelosi se para delante y detrás de la cámara y entrevista desde sus hermanas heterosexuales (casadas y con hijos) hasta parejas del mismo sexo que impulsaron la Ley de Matrimonio Igualitario. Si bien el film sirve para familiarizarnos con esta ley, su máximo acierto está en trascender la barrera de la comunidad homosexual y que todos terminemos cuestionándonos el porque de casarnos, o mejor dicho, las razones de casarnos. Pelosi hace todas las preguntas correctas y arma un abanico de respuestas y 540740_244592735681212_599745209_nposibilidades entrevistando a sus familiares, parejas del mismo sexo e incluso a miembros de la iglesia. Todos y cada uno de ellos tienen distintas opiniones, algunos anteponen el amor y otros los derechos de su comunidad, pero todas son validas y ayudan a construir en el espectador una opinión que quizás, antes, no había contemplado.
Si bien como documental Una Familia Gay funciona de manera excelente, su verdadero problema está cuando decide “ficcionalizar” algunas situaciones con el afán de dar el pie al director y asi abrir un nuevo tema a ser tratado. Aunque como idea es buena y suele ser una herramienta útil a la hora de construir un relato documental, estas escenas se sienten sobreactuadas hasta el punto de distraer al espectador y, en algunos casos, sacarlo del relato. Pelosi, con la intención de retratar al máximo su pareja y relación (supongo yo), decide también mostrar momentos íntimos que, como ocurrió durante la proyección, pondrán incómodo a más de uno y llevaron a otros a cuestionarse si realmente era necesario mostrarlo (como también ocurrió durante la proyección).
Conclusión
Aun con su corta duración (roza los 70 minutos), el verdadero acierto de Una Familia Gay está indagar lo suficiente en el tema para elevar la pregunta de por qué casarnos al espectador y darle un abanico de opiniones necesarias para que cada uno, sin importar su sexo, pueda respondérselas y terminar sacando sus propias conclusiones.
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