El dolor después del amor En su tercera película, el cordobés Rodrigo Guerrero (El invierno de los raros, El tercero), Venezia (2019), recorre de manera intimista y a través de un único punto de vista el derrotero de una joven mujer que en plena luna de miel pierde inesperadamente a su marido en la mágica ciudad de Venecia. Una mujer llora en la habitación de un hotel. Afuera un policía vigila su puerta. Minutos más tarde ella sale y le avisa al custodia que va a fumar un cigarrillo mientras él la sigue. La mujer en cuestión es Sofía (Paula Lussi) y la situación es generada porque su marido tuvo una muerte súbita y hasta que no esté el resultado de la autopsia ella se encuentra bajo custodia. Mientras todo se aclare Sofía debe permanecer en Venecia enfrentándose a una pérdida inesperada. Guerrero sigue con su cámara a Sofía, protagonista excluyente, durante todo el periplo que atraviesa posterior a la muerte y antes de su regreso al país, evitando lo morboso y burocrático del tema para centrarse en lo que pasa con ella tras lo inesperado. Una ciudad soñada que vista tras los ojos de Sofía se convierte en algo muy diferente a la de una postal turística. La contradicción, la negación, el seguir y la búsqueda constante de una vía de escape ante una situación azarosa donde uno se encuentra en la soledad de un país desconocido y rodeado de extraños con los que cuesta comunicarse interpelan a Sofía y a al espectador ante la posibilidad de una situación similar. Una historia sensible, pero que le escapa a la manipulación sentimental, sobre las diferentes maneras de atravesar el duelo. Queriendo huir para siempre pero también quedarse para evitar lo que viene. Asi es Venezia.
La nueva película de Rodrigo Guerrero (El tercero) reflexiona sobre el duelo sorpresivo de una mujer en medio de su luna de miel. El personaje femenino deconstruye todo lo esperable sobre los comportamientos políticamente correctos en una situación así, profundizando en emociones, deseos, culpas, de un cuerpo que deambula por una Venecia que la abraza y acompaña.
Podría ser una película de postales, fotografías quietas de una de las ciudades más bellas del mundo, y a la que el cine argentino curiosamente nunca se atrevió. Venecia es la ciudad; Venezia, la película. El director es el cordobés Rodrigo Guerrero quien pasará a la historia de nuestro cine como el primero que logró filmar integramente en La Serenísima. - Publicidad - El misterioso deambular de su personaje hace que el espectador ingrese al film a través de una pregunta: qué hace esa joven argentina, moviéndose por las calles llenas de turistas con apenas algunas palabras en inglés y unas poca horas de llegada? La información que se retacea desde los primeros minutos va adquiriendo forma para entrar a un momento desconcertante. La locación se transforma en un espacio hostil y Sofía, sin demasiadas palabras ni explicación en algo parecido a un fantasma sin que nosotros sepamos muy bien por qué. El verdadero conflicto pasa por cómo la joven se va apropiando de la ciudad desde el dolor y la incertidumbre sin caer en lo obvio o en lo subrayado y en esa dirección la neblina permanente y la cámara prácticamente pegada a su cuerpo remarca esa deriva que lleva a Sofía a un lugar de libertad inesperado y por lo tanto a un lugar de autoconocimiento. Qué cosas siente Sofía o que y cómo toma sus decisiones será cuestión de interpretarlo. Venezia es una película interesante, Guerrero no se enamora del paisaje externo sino que muy inteligentemente privilegia el transcurrir interno de su criatura.
Rodrigo Guerrero como director y guionista propone un film aparentemente sencillo para reflejar las dimensiones y la complejidad de la soledad y el desconsuelo. El film comienza con una mujer llorando sola en la habitación de un hotel. Cuando decide salir un policía hace guardia en su puerta y la sigue cuando ella explica que sale a fumar un cigarrillo. Afuera la laberíntica ciudad de Venecia se transforma del lugar de los sueños en una geografía extraña y ominosa para vivir la soledad extrema de una pérdida. A esa mujer se le murió en marido en la luna de miel. La investigación policial y los trámites de traslado quedan fuera foco para centrarse en la humanidad de esa argentina que chapurrea el inglés, no entiende el italiano y no tiene a nadie a quien recurrir. La cámara se transforma en sus ojos, o la sigue en su devenir, en su torbellino de sensaciones, deseos, dolores. A su alrededor la gente feliz, los turistas ansiosos, la indiferencia salvo en dos excepciones. Paula Lussi es una muy buena actriz que transmite todo el dolor que atraviesa el personaje, siempre en la hondura de la melancolía, en el borde de la lágrima que no se derrama pero que está en su rostro. Margherita Mannino encarna la piedad y el abrigo. Un film pensado en cada milímetro para aprovechar y expandir sentimientos y también rebeldías. Profundo y muy bien logrado.
por Delfi Quiquisola “Lejos de casa, entre lágrimas y desconocidos” El último film de Rodrigo Guerrero refuerza el carácter inesperado de las desgracias y explora esa sensación de inexistencia o automatismo que experimentan las personas en situaciones desgarradoras. En Venezia (2019), la ciudad del amor toma un color más oscuro y reemplaza los paseos de los amantes por caminatas con un efecto de profunda soledad y tristeza. Sola en un mar de gente. Así se encuentra Sofía (Paula Lussi), quien aparece en esta historia en silencio y recorre las calles de la ciudad italiana con una aparente sensación de abstracción. En los primeros minutos de la película, se puede ver en los ojos de la protagonista que el dolor la venció. Camina y camina. Observa con temple de fantasma, está allí pero no existe al mismo tiempo, evidenciando que un horrible suceso la atravesó en uno de los momentos que debería conformarse como uno de los más lindos recuerdos que alguien desearía conservar. Al ser filmado en Venecia, el film retrata en detalle el corazón de la historia. Las pequeñas calles se impregnan de las emociones de quien deambula por ellas. La gente que circula por la ciudad, es captada a la perfección en sus movimientos cotidianos, contrastando con la protagonista alejada totalmente de lo rutinario y lo predecible. "Venezia expone la esencia del duelo. La película escrita y dirigida por Guerrero, esquiva la trama tradicional cinematográfica de viajes enredados. Parte desde un final, desde un conflicto inusual y doloroso para continuar su recorrido hacia la angustia inevitable que sienten quienes desearían desaparecer y negar la triste realidad." Calificación: 7.5/10 Título original: Venezia Año: 2019 Duración: 75 min. País: Argentina Dirección: Rodrigo Guerrero Guion: Rodrigo Guerrero Música: Santiago Candegabe Fotografía: Gustavo Tejeda Reparto: Alessandro Bressanello, Paula Lussi, Margherita Mannino Productora: Coproducción Argentina-Francia-Italia; Twins Latin Films / Tu Vas Voir Production Género: Drama
Luego de su paso por el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, “Venezia”, la película de Rodrigo Guerrero, se presenta en el Cine Gaumont para todo público. Un emotivo drama sobre la tristeza y conmoción de Sofía tras el reciente fallecimiento de su esposo en su luna de miel. El sufrimiento y el duelo se agigantarán al estar sola y en tierras desconocidas. Venecia, un pintoresco lugar turístico y romántico para los recién casados será todo lo contrario para Sofía. La Reina del Adriático se convertirá en un lugar abatido, gris y melancólico. La protagonista no podrá pasear por los bellos canales, ni visitar algún museo o iglesia. Se le hará imposible esbozar una sonrisa en una foto para el recuerdo y tampoco logrará dormir tranquila. Se siente perdida y lejos de casa. La cámara siempre la acompaña en su dolor. Recorre junto a ella pasillos y caminos venecianos en ese intento de entender lo que está sucediendo. Poder aceptar y procesar que de un momento a otro su compañero de vida falleció. Su marido dejó de existir. Desgarrador tanto para la protagonista como para el espectador que se mimetiza colmadamente con el film. El infarto repentino de Carlos y el traslado del cuerpo producen que los días de Sofía sean eternos y cada vez más desanimados. Diversos italianos y turistas distraerán un rato e intentarán ayudar, pero la tragedia se hará presente y la herida seguirá lastimando. Otro de los tantos golpes que traspasará la pantalla grande y afectará a quien acompañe a la infortunada viuda en su duelo.