Es un conmovedor documental que comienza con una fiesta. El director, Álvaro de la Barra recibe en la casa familiar de Chile un certificado donde consta que es el hijo de Ana María Puga y Alejandro de la Barra, militantes del MIR chileno, ejecutados cerca del jardín de Infantes donde habían dejado a su hijo, con la promesa que da el titulo a este trabajo. Desde el momento de esa ejecución, la familia se movilizo para sacar al pequeño Álvaro, buscado por la policía, fuera del país. Así viajo a cargo de una azafata a Paris, y luego Venezuela fue su país de acogida donde vivió hasta prácticamente hoy. Y este trabajo de reconstrucción, es también de reencuentro con recuerdos, lágrimas inevitables, recorrido de lugares que quedaron fijados en su memoria de niño, y reconocerse en una historia propia, arrebatada con mentiras y persecuciones. Un trabajo impecable.