Si de información cultural para los muchos que no la conocen en detalle se trata, la película de Lipgot aporta una mirada muy íntima y cercana al mundo de los gitanos en el Gran Buenos Aires, centrándose en un férreo núcleo familiar que trata de mantener sus tradiciones pese a los cambios –en especial los tecnológicos y las redes sociales tipo Facebook– que van alterándolo todo, especialmente su vida de comunidad semicerrada.
Lipgot observa a los distintos personajes, los escucha y narra sus peripecias pero no juzga ni condena, lo cual es valiosísimo en cuanto a saber ubicarse a la distancia justa de ellos, si bien eso no impide notar que algunas de las tradiciones de las familias en cuestión son un tanto represivas y misóginas, algo que el filme no dice pero queda claro en más de una escena y entrevista. Es un retrato sincero y abierto que se ofrece al espectador con sus contradicciones en carne viva. (Crítica publicada durante BAFICI 2015)