“Viaje inesperado”, de Juan José Jusid Por Jorge Bernárdez El viaje inesperado del que habla el título es es el de un padre con su hijo a Bolivar, el pueblo donde creció Pablo (Pablo Rago) para retomar un diálogo perdido tres años atrás cuando el padre se fue a trabajar a Río de Janeiro. Cuando empieza la película, Pablo camina por Río acompañado de una carioca con la que está en pareja y suena el celular para traerle noticias de la vida que dejó en la Argentina. Ana (Cecilia Dopazo) lo llama para contarle que el hijo de ambos está pasando por una fase insoportable y que acumula situaciones conflictivas en el colegio. Pablo entonces deja todas sus ocupaciones para ir a ver que está pasando con ese hijo al que dejó en su momento y que ya tiene 16 años. Andrés (Tomás Wicz) es el adolescente conflictivo y es cómo la mayoría de los chicos de esa edad, insoportable, nada pero no muy distinto al resto salvo por un par de arrebatos violentos. El reencuentro entre el padre y el hijo no es fácil, pero el adolescente no tiene más remedio que dejarse llevar al pueblo donde creció el padre y al que hace treinta años que no vuelve. Mejor no ahondar en lo que pasa allí pero todo termina con el adolescente internado con un coma alcohólico y un padre asaltado por dos “viudas negras”. A partir de ese momento comienza el camino de la recuperación y del diálogo que llevara a que el hijo conozca detalles de la vida del padre y que finalmente se llegue al centro de la trama, es decir, el bullying que sufre el pibe. Juan José Jusid trabajó con testimonios de jóvenes para tratar el tema y asegura que es una de las más personales que ha filmado. El veterano director convocó a Pablo Rago y a Cecilia Dopazo para que asuman el rol de padres del adolescente que interpreta Tomás Wicz, que es sobre quien recae el peso dramático de la historia y lo lleva con soltura. Los tres guionistas entre los cuales está el propio Jusid, no alcanzan a darle mucho vuelo a la historia a la hora de llegar a los momentos culminantes, donde algunas cuestiones del viaje al pueblo y los pases de factura familiares no terminan de cerrar. Muchas veces las buenas intenciones no alcanzan para llevar adelante un hecho artístico y es un poco lo que ocurre con Viaje inesperado, que aprovecha un camino que se va abriendo en el tema de las coproducciones con Brasil que esperemos que no se interrumpa pero que encuentre vehículos más afortunados. VIAJE INESPERADO Viaje inesperado. Argentina, 2018. Dirección: Juan José Jusid. Intérpretes: Pablo Rago, Cecilia Dopazo, Tomás Wicz, Valentina Etchegoyen, Déborah Nascimento, Mario Alarcón. Guión: Juan Jose Jusid, Cesar Gomez Copello, Oliver Kolker. Fotografia: Juan Carlos Lenardi.
Viaje desmesurado Nunca tan bien puesto el título de una película, porque la última producción de Juan José Jusid con Pablo Rago es realmente un viaje Inesperado. Dicen que cuando uno aborda una problemática de sensibilidad social como es el acoso escolar, hay que tener recaudos y ser muy cuidadoso a la hora de trabajarlo. Viaje inesperado (2018) hace todo lo contrario. Esta coproducción entre Argentina y Brasil es tan atractiva como increíble por la manera que elige para abordar el delicado tema que trata. La historia comienza en Río de Janeiro, pasa por Buenos Aires y termina en Bolívar. Pero eso no es lo increíble de su recorrido sino las decisiones argumentales que toma para justificarlo. Pablo (Pablo Rago) es un padre que lleva una vida adolescente. Vive en Río de Janeiro con una hermosa novia y trabaja de ingeniero en un edificio que deja ver el Pan de Azúcar de fondo. Pero un día lo llama su ex mujer (Cecilia Dopazo) para contarle que Andrés (Tomás Wicz), su hijo adolescente, tuvo varias reacciones violentas en el colegio. Pablo viaja y decide hacer un viaje a su Bolívar natal con su hijo para reencontrarse con él. La road movie transita problemas extremos en ambos personajes que se encuentran y desencuentran varias veces hasta afianzar sus lazos y hacer un aprendizaje. Un padre seducido por una rubia y una morocha infernal, propia de una fantasía de Playboy, el hijo adquiere coma alcohólico en la primera salida, sexo sobre una tumba y otras tantas resoluciones que evidencian de manera gráfica y exagerada cuestiones cuyo tema ameritaba resolverse de manera sutil. Situaciones reforzadas con diálogos descabellados, que intentar poner pequeñas dosis de humor en lugares indebidos, terminan causando gracia donde no deben. Era inevitable caer en la tentación de representar la/s escenas de bullyng, y la película lo hace con creces. Desde el relato del chico con su ex novia en el cementerio hasta las imágenes de acoso escolar son sublimes, enormemente fenomenales, que hacen que la película pegue la vuelta. Por todos estos excesos la película es digna de verse, merece la atención porque genera sin embargo, un extraño sentido de atracción, una escena supera a la otra invitando al espectador a seguir viendo, en uno de esos casos en que el film vale por el inesperado viaje que termina siendo.
Pablo (Pablo Rago) es un ingeniero que trabaja en Río de Janeiro, tiene una novia carioca y un trabajo en una empresa desde el que tiene una vista envidiable. No ve lo mismo su ex (Cecilia Dopazo), quien desde Buenos Aires le avisa que el hijo en común, Andrés (Tomás Wicz, de Falsettos en teatro), está teniendo actitudes agresivas en el colegio. Palabra más, emoji menos, le pide que “se haga cargo” y vuelva a Buenos Aires a ver cómo mejora la situación del adolescente. Y hacia allí va Pablo, y hacia Bolívar, su tierra natal, seguirá con Andrés en afán de recomponer una relación que tal vez ni siquiera sea eso. La idea es abrirse. Viaje inesperado es, cómo no, una road movie, y en las películas de viaje se sobreentiende que al emprender el mismo, los personajes cambian. Mutan. Progresan. En fin, que algo cambia. El problema con la película con la que Juan José Jusid (No toquen a la nena, Espérame mucho) regresa al largometraje es que temas con peso específico como el bullying -el motivo de la violencia desatada por Andrés- o el coma alcohólico al que ingresa -nunca es demasiado, todo en el cine- no tienen un desarrollo dramático sustentable desde algunos diálogos remanidos. Y la trama pierde en consecuencia consistencia. La película enfoca en la realidad de muchos adolescentes, fuera de control, pero es el filme el que parece no tener una resolución acorde hasta llegar a un final algo almibarado tras desencuentros, peleas y situaciones de tensión. Rago y Dopazo cumplen, aunque a la actriz de Tango feroz cueste más verla refunfuñando sin más la mayor parte del tiempo.
“Viaje inesperado” marca el regreso de Juan José Jusid a la pantalla grande después de “Apasionados” (2002, con Pablo Echarri y Nancy Dupláa) y el fugaz paso por los cines de “Mis días con Gloria” con Isabel Sarli en el 2010. Habrá quienes lo recuerden por sus primeras obras como “Los Gauchos Judíos” o “No toquen a la nena” pero principalmente ha sido un prolífico director en las décadas de los ´80 y los ´90 en donde brilló con las inolvidables “Espérame Mucho” “Asesinato en el Senado de la Nación” y la trasposición a la pantalla grande del suceso teatral “Made in Argentina” en pleno proceso del regreso a la democracia en nuestro país. Luego viró su carrera a comedias más vinculadas con figuras televisivas como fueron “Un argentino en Nueva York” (con la taquillera dupla Francella – Oreiro), el regreso de Susana Gimenez al cine con “Esa maldita costilla” y “Mi papá es un ídolo”. Según palabras del propio director, “VIAJE INESPERADO” es un filme que “tiene que ver con el bullying, las drogas, el alcohol y las necesidades afectivas, con lo que los adolescentes no nos cuentan y los padres que no queremos saber”. Pero quizás por intentar abarcar tantos temas supuestamente trascendentes, las intenciones quedan a mitad de camino y este nuevo filme de Jusid termina convirtiéndose en una especie de híbrido entre sus dos estilos bien diferenciados. Pablo Rago es Pablo Marcet, un ingeniero que tiene un importante cargo directivo en una empresa en Rio de Janeiro –situación con la que justifica la coproducción con Brasil-, motivo por el cual se encuentra radicado fuera del país desde hace cinco años y esto lo ha distanciado notablemente de su hijo adolescente Andrés (Tomás Wicz). Partiendo de esta situación poco creíble por la notoria dificultad de Rago para manejar el portugués, al punto tal que con los directivos y compañeros de la empresa y con su propia pareja carioca (Déborah Nascimento) hay momentos en donde no se sabe si está hablando en español, en portugués o en una rara mezcla de ambos, arranca esta historia que nos hablará fundamentalmente de la recuperación de ese vínculo que se ha ido perdiendo con el tiempo, más alá del mero contacto telefónico que ambos mantenían. El llamado de su ex esposa Ana (Cecilia Dopazo) pidiendo ayuda por la situación completamente desbordada por la que su hijo está atravesando, con diversos hechos de violencia grave que han sucedido en el colegio, hará que Pablo no tenga otra opción que abandonar intempestivamente su trabajo, vuele a Buenos Aires y se proponga emprender con Andrés un viaje a Bolívar, su pueblo natal al que hace casi treinta años que no visita. Este viaje planteado como un viaje para reencontrarse, para recuperar y recomponer esa relación padre-hijo fragmentada, le servirá también a Andrés para conocer a Greta, una adolescente del pueblo por la que se sentirá fuertemente atraído pero que será también, quien indirectamente lo empuje a meterse nuevamente en problemas. Andrés romperá una vez más las reglas y de esta forma su padre tendrá que lidiar, entre otras cosas, con una internación por un coma alcohólico, comportamientos mediante los cuales su hijo intentará llamar la atención y a través de ellos, llegar al nudo central del conflicto que calla hace tiempo. Dentro del rubro actoral, a Mario Alarcón, como el abuelo de Andrés le tocan un par de escenas que hacen que se luzca nuevamente en un papel de reparto como los que él sabe elaborar. Cecilia Dopazo y Pablo Rago, con su entrenado oficio y su buena predisposición, tratan de dar carnadura a sus personajes que no se ven ayudados con un guion que les hace atravesar situaciones de dudosa credibilidad (una de ellas es el asalto que sufre el personaje de Rago en mano de dos señoritas por las que se ve sexualmente atraído) y decir frases absolutamente inverosímiles, reforzadas por momentos de puesta teatral donde recitan monólogos dándose la espalda al otro personaje. Y es meritorio el trabajo de Tomás Wicz, como Andrés, ese adolescente rebelde que busca el límite en la figura de su padre y expresa su padecimiento mediante la rebeldía como señal de alerta. Con una interesante trayectoria en el musical off con “Falsettos” y “Mamá está más chiquita”, Wicz demuestra ser un actor con grandes posibilidades de sostener gran parte del peso dramático de la película en sus hombros y entrega un trabajo digno de destacar. Si bien es loable que Jusid vuelva a estar detrás de las cámaras, logrando una película con buen ritmo y con la vitalidad que despliega después de cincuenta años de trayectoria, el principal problema con el que tiene que lidiar “VIAJE INESPERADO” es con un guion completamente anacrónico que no es para nada funcional con el estilo de lo que Jusid quiere contar. Por momentos, resuelve situaciones en forma totalmente superficial y en muchos otros, se pone extremadamente solemne haciendo que los actores deban recitar sentidos monólogos que intentan develar secretos o situaciones dramáticas que han atravesado cada uno de ellos en su pasado. La rigidez de los diálogos y la acumulación de frases impostadas hacen que sea complicado sumergirse en los problemas por los que transitan los personajes y que muchas veces más de un diálogo suene involuntariamente gracioso. Sumado a esto, abundan situaciones que se explican con textos que lo subrayan todo, hay diálogos completamente inconcebibles y todo lucirá más como unitario televisivo que a un producto cinematográfico, con una trama que no hace más que seguir acumulando, o mejor dicho agolpando uno tras otros, temas pretendidamente “rimbombantes” y de los que vale la pena hablar. “VIAJE INESPERADO” tiene el sabor de un filme fallido, con una propuesta enormemente más ambiciosa que sus concreciones.
Representante de un estilo de cine argentino tradicional, "Viaje inesperado", de Juan José Jusid, habla de las problemáticas del mundo adolescente desde la óptica y la realidad de un adulto. Andrés tiene problemas ¿Hasta cuándo los vamos a desoír? Juan José Jusid parece estar gritándole al espectador que tenemos que hacer algo, que no podemos seguir viendo hacia el costado y seguir con nuestras vidas sin asumir las responsabilidades; nuestros adolescentes nos necesitan. El tema es que Juan José Jusid tiene 77 años, y la visión de Viaje inesperado es la de la adolescencia actual con el lente de alguien de su edad. No necesariamente este dato es algo negativo. La distingue de otras películas, y uno como espectador ya sabrá a qué abstenerse. En efecto. "Viaje inesperado" no le habla a los adolescentes, se diferencia de títulos como la reciente "Los vagos". No, le está hablando a los padres, o a la vista de los números (sin herir susceptibilidades), a los abuelos, para que vean cómo sus hijos descuidan a sus nietos. Andrés (Tomás Wicz) tiene a sus padres separados. Vive con su madre Ana (Cecilia Dopazo), y su padre Pablo (Pablo Rago) vive en Brasil, en pareja con otra mujer que al inicio del film le avisa que está embarazada (de un modo bastante raro, por cierto). Andrés es amonestado en el colegio luego de haber llevado un machete al colegio. No, no se copió, es un machete de los de cortar ramas o gente a lo Jason Vorhees (sí, en la película hacen el chiste). Desesperada, Ana llama a Pablo, que está a full con el trabajo, pero deberá hacerse de un tiempo para, después de mucho tiempo, venir a visitar su hijo. Pablo tiene que hablar con Andrés, y para eso decide llevarlo de mini vacaciones a su ciudad/pueblo natal Bolivar. "Viaje inesperado" será la cronología de ese período que pasarán juntos padre e hijo, redescubriéndose entre sí, pero más aún, a sí mismos. Viaje que se vivirá menos como road movie que como escapada de la rutina. La mayor parte del film sucederá en Bolivar, no en la ruta; y algunas tomas extras en Brasil para darle colorido, y aprovechar los drones tan de moda. Lo que sigue, no difiere mucho de lo típico. Andrés al principio ignora a su padre, en seguida se engancha con un grupo de jóvenes del lugar, y empieza su propia historia, que también es problemática. Pablo es de ese tipo de personajes cuarentones que mezclan costumbres de antes, con actitudes de adolescencia tardía. Deberá aprender a comunicarse con su hijo, desconectarse de su trabajo y sus propias andanzas, y también focalizar en lo que quiere para su vida de ahora en más. El guión, escrito por el propio Jusid, junto a César Copello (Francisco, el Padre Jorge), y Oliver Kolker (que también actúa); recurre a varios subrayados, lugares comunes, y sobre todo, a frases declamatorias sentenciosas. La construcción de diálogos responde a una estructura de cine argentino de hace por lo menos veinte años, el período de brillo de Jusid. Pero nuevamente, no lo convierte en algo de por sí negativo. ¿Es casualidad que Dopazo (que aparece menos de lo necesario) y Rago hayan sido la pareja noventosa joven de Clave de Sol? "Viaje Inesperado" parece hablar de esos jóvenes. También se asemeja a un institucional, o un capítulo largo de "Atreverse" o "Alta Comedia". Todo esto, que visto desde una visión en donde la vanguardia es "100 días para enamorarse" y su abordaje de cuestiones de género, huele a anticuado, nos hace olvidar que, por ejemplo, detrás de "Atreverse", estaba Alejandro Doria; y detrás de "Viaje inesperado" está Juan José Jusid. Todo lo que al director de Bajo Bandera le falta de “modernidad” le sobra en talento. Esta película está filmada con experiencia y garra narrativa, con el pulso necesario para que la atención nunca se disperse; y está lejos de ser otro de esos representantes de un cine estático. Aquí la acción y las palabras van de la mano. Rago y Dopazo son dos grandes actores de su generación y aquí demuestran solvencia. Luchan contra algunos diálogos difíciles, pero siempre convencen. Repetimos, Dopazo aparece muy poco, y siempre en intervenciones algo exageradas, pero su labor es comprometida. Rago es carisma puro, se sabe, y su personaje lo aprovecha al 100%. Tomás Wicz, a quien ya vimos en cine y TV, es un joven con mucho talento, y también resulta un gran elemento a favor del film. La química padre-hijo con Rago es natural, y Jusid los guía por buen camino. "Viaje inesperado" es una propuesta de adolescentes para adultos. Cálido, potente, declamatorio, y seguro de lo que quiere decir. El talento de su director para narrar, y de sus actores para resaltar los personajes rescatan de los errores que podemos encontrar.
Un lugar para reconectar “Viaje Inesperado” es una película dramática dirigida por Juan José Jusid, que también se encargó del guión junto a César Gómez Copello y Oliver Kolker. Coproducida entre Argentina y Brasil, el reparto incluye a Pablo Rago, Tomás Wicz, Cecilia Dopazo, Valentina Etchegoyen, Débora Nascimento (Avenida Brasil), Mario Alarcón, entre otros. El film fue rodado en distintas locaciones de Capital Federal, Gran Buenos Aires, Bolívar y Río de Janeiro. Además, marca el regreso al cine nacional del reconocido cineasta, realizador de “Asesinato en el Senado de la Nación” (1984), “Made in Argentina” (1987) y “Bajo Bandera” (1997). Ana (Cecilia Dopazo) ya no sabe cómo controlar a su hijo adolescente Andrés (Tomás Wicz), el cual llevó al colegio un machete (no el típico papelito para copiarse, sino un instrumento para cortar el césped). Desesperada, decide llamar a Pablo (Pablo Rago), su ex pareja que hace cinco años se encuentra viviendo en Brasil y mantiene una relación con Lucy (Débora Nascimento). El padre del joven decidirá llevárselo unos días a Bolívar, ciudad donde nació y que no visita hace 30 años. Todo marcha bien hasta que una noche Andrés sufre un coma alcohólico, situación que hará recapacitar a Pablo sobre verdaderamente cuánto conoce a su hijo. Como una especie de road movie, Jusid quiso explorar el complejo mundo de los adolescentes y la incomunicación que existe usualmente entre padres e hijos. En este tipo de películas los diálogos, expresiones y lo que los personajes deciden guardarse para sí mismos importa muchísimo, por lo que si no se cuenta con un buen guión, se nota demasiado. Este es uno de esos casos. Por más que la generación joven del film hable usando términos que solo ellos comprenden, como “flashear”, “ranchear”, “me zarpé” o “un toque”, la cinta luego de los primeros 20 minutos se vuelve cada vez más inverosímil ya que resulta imposible creerse varias situaciones. El problema no radica en los actores, más bien la falla se encuentra en la dirección de los mismos y en los problemas de transición que hay entre escena y escena. Por otro lado, el filme cuenta con demasiados tópicos: bullying, adicción a estar con el celular y los auriculares, accidente de tráfico, intento de suicidio, alcohol, drogas, peleas cuerpo a cuerpo entre adolescentes, violencia de género, armas de fuego, engaño amoroso, etc. Al ser tantos temas, casi ninguno llega a estar bien desarrollado, reafirmando otra vez que siempre menos es más. Se vuelve muy repetitivo que a Pablo, que es ingeniero en Río de Janeiro, lo llamen todo el tiempo de allí por temas de trabajo. En vez de quedar naturales, esas escenas habladas en portugués lucen como que fueron puestas allí solo para hacer notar que la cinta es una coproducción. “Viaje Inesperado” tenía potencial para profundizar en temáticas tan actuales como importantes, sin embargo no lo consigue. Salvo por una escena fuerte de acoso, la película no logra generar ningún sentimiento.
El regreso al cine de Juan José Jusid es un “inesperado viaje” pero para el espectador, que debe soportar un relato desorganizado, aburrido, básico y que espera que con algunos giros de guion se superen sus falencias. Situaciones inverosímiles, actuaciones forzadas, una factura que atrasa, la propuesta es un paso en falso para aquellos que decidan acercarse a las salas a verla.
En la obra casi autobiográfica de Juan José Jusid, "Espérame mucho", dos pibes se pelean en la escuela y la directora les reprocha de un modo que suena gracioso, pero tiene lo suyo: "¡Niños argentinos!". Como argentinos, no deben pelear entre sí. La película era de 1983 y la acción se ambientaba en 1952. "Viaje inesperado", su nueva comedia dramática, es de ahora, transcurre en estos tiempos, y vemos cómo estudiantes secundarios humillan cruelmente a sus compañeros, y cómo el más grande le mete trompadas al débil en la vereda del colegio mientras los demás hacen corrillo, pero no vemos que asome la nariz ningún docente. Ese es sólo un detalle. De todos modos, la película no pone ahí el acento, sino en la relación familiar, y lo hace de modo entretenido, sencillo y, menos mal, con una resolución que alivia las almas. Hay un padre ausente, llamado de urgencia porque el hijo se ha vuelto inmanejable para la madre. Separados desde hace años, los ex cónyuges se pasan facturas sin que ninguno reconozca su parte de culpa. Tarde, "como siempre pasa", el hombre intenta recuperar la comunicación con el hijo, que, por supuesto, no quiere comunicarle nada. De qué forma lograrán entenderse, y qué peripecias habrán de vivir juntos, esa es la atracción de la historia, que Pablo Rago y Tomás Wicz encarnan debidamente. Junto a ellos, Cecilia Dopazo, Valen Etchegoyen, con un lindo personaje, Oliver Kolker, también coguionista y coproductor, Mario Alarcón como el abuelo (algo desaprovechado) y la morocha Débora Nascimento, precioso motivo de la ausencia paterna. Rodaje en Capital, Río de Janeiro y Bolívar, provincia de Buenos Aires.
La vuelta de Juan José Jusid al cine, con un guión que comparte con Cesar Gómez Copello y Olivier Kolker, es una coproducción con Brasil, rodada en Río de Janeiro, Buenos Aires y Bolívar y que se mete con un tema tan candente como el bullying en los colegios secundarios y lo que ocurre con un padre ausente, que realiza el viaje del titulo cuando su hijo entra en crisis. Sin embargo, a pesar de las investigaciones realizadas, el film de factura clásica y convencional, se expande en situaciones que no son tan necesarias para llegar por fin, hacia la última parte, al meollo de la cuestión, al sinceramiento de los protagonistas. Pero antes de eso, ese padre que vive en Brasil se muestra exitoso, con una mujer bellísima como pareja, fantaseando con otro bebé, y cuando intenta comunicarse con su hijo se enreda en una artificiosa aventura con dos “viudas negras” que poco aportan al hilo conductor. Lo mejor del film son las actuaciones de Pablo Rago, siempre convincente en ese padre adolescente que toma conciencia de la gravedad de la situación de su hijo y de Tomás Wicz como el adolescente insoportable y conflictivo. Un vínculo que cuando se sincera vale.
Juventud en marcha Lejos del director que fue uno de los nombres fuertes del cine de posdictadura, con títulos como Asesinato en el Senado de la Nación (1984) o Made in Argentina (1987), Juan José Jusid vuelve a estrenar una película después de ocho años. Se trata Viaje inesperado, coproducción argentino brasileña con Pablo Rago en uno de los protagónicos y Cecilia Dopazo en un importante papel de reparto. Su película anterior había sido Mis días con Gloria (2010, regreso de Isabel Sarli a un protagónico tras 14 años), que a su vez se estrenaba ocho años después de Apasionados (2002), comedia romántica con Pablo Echarri y Nancy Duplaá. La forma en que esos largos períodos que median entre sus últimas tres películas influyeron en su cine, quizá puedan leerse en Viaje inesperado de dos modos distintos. Por un lado, parecen haber generado cierta desactualización en el modo de pensar la puesta en escena: desde lo narrativo la película muchas veces parece más cerca de lo que se producía antes del surgimiento del Nuevo Cine Argentino, hace algo más de 20 años. Desde la fotografía, el arte, la música o la forma en que se va hilvanando la progresión dramática del relato, no son pocos los momentos en que Viaje inesperado queda lejos del cine argentino contemporáneo. Sin embargo, Jusid también consigue construir, de manera muy eficaz, ciertos paisajes emotivos que coinciden con las escenas en que los protagonistas deben darle forma a la intimidad de un padre y su hijo adolescente, embarcados en un viaje de reencuentro. Buena parte de esa efectividad descansa en las buenas labores de Rago y el joven Tomás Wicz. Pablo es un ingeniero exitoso que ocupa un cargo importante en una petrolera brasileña. Vive en Río de Janeiro, está en pareja con una mujer más joven y es feliz. Pero un llamado de su ex mujer desde Buenos Aires lo devolverá de forma brutal a una parte de su realidad que tiene desatendida. Su hijo Andrés desapareció después de una fuerte discusión con un profesor y de haber ido a la escuela con un machete de jardinero, un arma blanca. El chico además ha mostrado algún exceso con el alcohol y su madre ya no se siente capaz de controlarlo. A regañadientes, Pablo viaja a la Argentina para tratar de jugar un rol de padre que por diferentes razones no ha cumplido. Jusid logra que los momentos entre padre e hijo se conviertan en el eje y lo mejor de la película, yendo de a poco de la desconfianza y la provocación a la empatía. En esas escenas que comparten Rago y Wicz Viaje inesperado consigue transmitir su verdad. Como contrapeso, exhibe una mirada por momentos estereotipada y demasiado externa de la juventud actual. Una distancia que puede funcionar como representación de la que media entre la película y los mejores exponentes del cine argentino contemporáneo. Una mirada que si bien intenta entender los códigos de las nuevas generaciones, en contadas ocasiones consigue ir más allá de la superficie.
Pablo, para olvidar sus desavenencias conyugales, viaja a Río de Janeiro mientras Ana se hace cargo del hijo de ambos, que sufre un constante acoso por parte de sus compañeros de escuela. Para ayudarlo, Pablo regresa y emprende un viaje junto al muchacho, en el que el dúo vivirá una serie de amargas experiencias que, no obstante, se irán convirtiendo en cariño. En su regreso al cine, Juan José Jusid elaboró una tierna trama que aborda diferentes temáticas en el complejo mundo de los adolescentes. Amargura y calidez se dan así la mano en este entrelazado que, protagonizado con solvencia por Pablo Rago, Tomás Wiez y Cecilia Dopazo.
Impacto 24 Inicio Cinefilos Los estrenos de cine de la semana CINEFILOS Los estrenos de cine de la semana Por Susana Salerno - 23 septiembre, 2018 32 0 “EL DEPREDADOR” (2018). Dirección: Shane Black, Actores: Boyd Holbrook, Trevante Rhodes, Jacob Tremblay, Keegan Michael Key, Olivia Munn, Thomas Jane, Alfie Allen, Augusto Aguilera, Sterling Brown, Género: Acción. Origen: Canadá/ Estados Unidos. Duración: 107 minutos. Versiones: Subtitulada/Doblada. Formato: 2, 3 y 4D. Apta para mayores de 13 años con reservas. Desde los límites del espacio exterior hasta las calles de un poblado de los suburbios, la cacería ha llegado a casa en la explosiva reinvención de Shane Black de la serie de Depredador. Ahora, los cazadores más letales del mundo son más fuertes, inteligentes y mortales que nunca, toda vez que se han perfeccionado genéticamente con ADN de otras especies. Cuando un chico provoca por accidente su regreso a la Tierra, sólo un equipo variopinto de ex soldados y un irritado profesor de ciencias podrán prevenir la extinción de la raza humana. Mi Opinión: Hagamos un pequeño repaso: “Depredador” (Predator, John McTiernan, 1987) fue protagonizada por Arnold Schwarzenegger y tenía un toque bélico; se luchaba por sobrevivir en medio de la jungla frente a un enemigo invisible y casualmente quien hoy es el director, estamos hablando de Shane Black, interpretaba a uno de los personajes era Hawkins; con “Depredador 2” (Predator 2 de Stephen Hopkins, 1990) la violencia llega a las calles de Los Ángeles, en un thriller urbano y violento; Predators (Nimrod Antal, 2010) en la cual uno de los productores fue Robert Rodriguez, está compuesta por un gran elenco, tiene mucha acción y gira sobre la lucha por la supervivencia. En esta nueva entrega de la saga se desata una terrible violencia, cuando una nave extraterrestre se estrella durante una operación militar antidrogas y quien logra salvar su vida es el soldado Quinn McKenna (Boyd Holbrook), quien además puede preservar el casco y un brazalete alienígena y lo deja en su casa, allí viven su ex mujer y su hijo Rory McKenna (Jacob Tremblay, “La habitación”, “Extraordinario”) quien tiene ciertos problemas físicos y accidentalmente provoca el regreso de los depredadores a la Tierra. En esta nueva historia vemos un muy buen manejo de cámara en un principio con un movimiento suave observamos la tecnología instrumental, el lugar, en una camilla del laboratorio se encuentra un Depredador atado y dormido por sedantes que todos allí observan. Como no podría ser de otro modo esta criatura despierta, rompe todas las cadenas que lo sujetaban, lucha contra todos y se desata un verdadero caos. La acción, las luchas, las batallas aparecen rápidamente, contiene un ritmo portentoso y no decae. Al espectador acostumbrado a este tipo de relatos nada le cuesta imaginar lo que vendrá, resulta inquietante, su desarrollo se va bañando de sangre y líquidos; hay una cantidad importante de colores, cuerpos mutilados, decapitados, mucho humor, todo es exagerado, hay perros intergalácticos, grandes efectos especiales, cumple lo que propone, es decir, puro entretenimiento y el director te deja un indicio de que esto continuará. A más de treinta años de su estreno sigue atrapando generaciones. Buena. “LA CASA CON UN RELOJ EN SUS PAREDES” (2018). Dirección: Eli Roth, Actores: Jack Black, Cate Blanchett, Kyle MacLachlan, Colleen Camp, Sunny Suljic, Ricky Muse, Género: Comedia. Origen: Estados Unidos. Duración: 104 minutos. Versiones: Subtitulada/Doblada. Apta para todo público con leyenda. La historia cuenta el mágico y escalofriante relato de un niño de 10 años llamado Lewis (Owen Vaccaro), quien se muda a la vieja y rechinante casa de su tío, la cual cuenta con un misterioso reloj. Pronto, la aburrida y tranquila vida de su pueblo se verá interrumpida cuando accidentalmente, Lewis despierte a magos y brujas de un mundo secreto. Mi opinión: El director de cine, actor, productor y escritor estadounidense Eli Roth es conocido por incursionar en el género del terror y la violencia explícita (“El payaso del mal”, “Hostel 1 y 2”), en esta oportunidad ingresa en el mundo de la fantasía, con un corte para toda la familia, pero aquí algunas escenas son gore, tiene momentos siniestros, espeluznantes y referencias a la guerra mundial, quizás a los más pequeños los puede impresionar y sobresaltar, con ciertos toques de Tim Burton y del film “Escalofríos”. También le podemos encontrar una pequeña similitud a Lewis con los comienzos del joven Harry Potter, porque Lewis intentará aprender la magia que utiliza su tío. Los protagonistas se divierten y son estupendos, con grandes actores como Jack Black (Jumanji: Bienvenidos a la jungla”), Cate Blanchett (Ocean’s 8: Las estafadoras”) son sobresalientes y el joven actor Owen Vaccaro (“Guerra de papás 1 y 2”) quien se encuentra bien resguardado por esta dupla, nos encontramos con buenos trucos visuales, un sillón con movimientos, figuras que se mueven solas, reflejos y objetos especiales, una buena dirección de arte y ambientación. Un humor agradable, tiene fantasía, pura diversión y se puede transformar en una saga. Buena. “1945” (2017). Dirección: Ferenc Török, Actores: Péter Rudolf, Tamás Szabó Kimmel, Dóra Sztarenki, Bence Tasnádi, Ági Szirtes, József Szarvas, Género: Drama. Origen: Hungría. Duración: 91 minutos. Apta para mayores de 13 años. Con la guerra recién terminada, un pueblo se prepara para la boda del hijo de un funcionario de gobierno, en un día sofocante de agosto. Cuando llegan a la estación de tren dos hombres portando unas extrañas cajas, el funcionario teme que sean hijos de los judíos que habían sido deportados durante la guerra que vuelvan a reclamar los terrenos expropiados ilegalmente. Mi Opinión: Las primeras imágenes están relacionadas con el fin de la guerra, vemos un hombre que se afeita nervioso frente al espejo, mientras por la radio detallan las consecuencias de la bomba atómica sobre Nagasaki y como avanzaron las tropas soviéticas sobre los diversos territorios europeos. Dentro de su narración se van mostrando los conflictos que deja la guerra, sociales y políticos, vamos viendo distintos personajes bien delineados (un Alcalde que es un dictador, un cura de pueblo, un borracho, una mujer que sufre, un joven que piensa casarse, entre otros), en el lugar se ve una gran presencia de militar soviética. Cuenta con un ritmo pausado, observamos la búsqueda de la verdad y la justicia, bajo algunos símbolos (cuando llega el tren a la estación va expulsando un humo negro que contamina el aire, lleno de dolor y crueldad; la mujer vestida de blanco). Filmada en blanco y negro, es el sexto largometraje del director húngaro Ferenc Török, se encuentra bien narrada, es emocionante, fuerte, con una excelente ambientación, una buena dirección y la fotografía de Elemér Ragályi. Esta película fue presentada en el Festival de Berlín donde causó buenas impresiones a pesar de no llevarse ningún premio, algo que si ocurrió en festivales como el de San Francisco o Jerusalén entre otros. Muy Buena. “AMOR URGENTE” (2018). Dirección: Diego Lublinsky, Actores: Paula Hertzog, Martin Covini, Paola Barrientos, Miranda de la Serna, Brian Sichel, Fabián Arenillas, Origen: Argentina, Duración: 95 minutos. Apta para mayores de 13 años. Ajenos a la obsesión sexual que invade al resto de los adolescentes de su pueblo, Pedro y Agustina buscan descubrir el verdadero significado del amor. Filmada con retroproyecciones, Amor urgente exacerba la artificialidad de su construcción para dar lugar a un atemporal y amable coming of age. Mi Opinión: Esta es una comedia romántica y delicada que nos habla sobre la adolescencia. Todo transcurre en un pueblo llamado “Resignación” (un lugar lo ficticio), los principales personajes son un grupo de amigos, ellos suelen andar en bicicleta, hacen caminatas, organizan bailes y concurren a la única escuela del lugar. Ellos tienen distintas inquietudes típicas de la edad y hablan del amor, del debut sexual, el primer amor, son ingenuos, sacan a la luz sus miedos, sus temores y su inocencia. Uno de estos jóvenes es Pedro (Martín Covini, actor debutante) tímido, amable, apocado y vive hace un tiempo en ese lugar. Su cuerpo se siente movilizado cuando llega Agustina (Paula Hertzog, “Ciencias naturales”) quien junto a su madre Irene (Paola Barrientos, muy buena interpretación, su presencia siempre rinde), instala un negocio para vender lencería y la conocen como “la Reina de la lencería” quien al poco tiempo mantiene un romance con el intendente (Fabián Arenillas) algo dictador y mujeriego. Pedro y Agustina comienzan a compartir distintos momentos, ambos se sienten atraídos, tienen la necesidad de estar juntos, sus hormonas se movilizan, al igual que el resto de los adolescentes, todos expresan sus inseguridades y van surgiendo una serie de situaciones tiernas que resultan muy graciosas para el espectador. Los chicos no usan ni computadora, ni celulares, son espontáneos, tranquilos, curiosos y buscan nuevas experiencias. Estamos frente a una comedia blanca con una estética y ambientación novedosa, las actuaciones de los jóvenes resultan naturales, con un ritmo ágil, diálogos sencillos, con situaciones absurdas y muy divertida. Muy Buena. “EL ORIGEN DE LA TRISTEZA” (2017), Dirección: Oscar Frenkel. Intérpretes: Joaquín Gorbea, Belén Szulz, Santiago Mehri, Luciana Rojo, Lola Carballo, Género: Drama. Origen: Argentina. Duración: 71 minutos. Apta para mayores de 16 años. Esta es la historia del Gavilán, un chico de apenas 12 años, que vive con su familia en el barrio del Viaducto, una zona portuaria rodeada de oleoductos. Son las vacaciones de verano y junto a Los Pibes, su grupo de amigos, pasan los días en la calle. Una explosión amenaza al Barrio, la muerte inesperada de un amigo y un frustrado plan para debutar sexualmente, acercarán al Gavilán y a sus amigos a algunas de las revelaciones que la vida les tiene preparadas: el dolor, la tristeza y el inevitable fin de la infancia. Mi Opinión: El film tiene la nostalgia del barrio, se sitúa en un verano de la década del 80 en la zona sur, los chicos jugando en la calles, andando en bicicleta, jugando al fútbol, el debut sexual, el primer amor, la inocencia y tiene la melancolía del barrio. Habla de las perdidas y de cómo es dejar atrás la niñez, se utilizan algunas expresiones de la época, tiene un sutil toque poético, una delicada paleta de colores, un homenaje al barrio, a su gente y una música que acompaña apropiadamente a la acción. Buena. “VIAJE INESPERADO” (2018). Dirección: Juan José Jusid. Actores: Pablo Rago, Cecilia Dopazo, Tomás Wicz, Valentina Etchegoyen, Mario Alarcón, Género: Drama, Duración: 85 minutos. Apta para mayores de 16 años. El ingeniero Pablo Marcet, instalado en Brasil, recibe el llamado de Ana, su ex mujer, para comentarle que el hijo de ambos, Andrés, está fuera de control: llevó un machete al colegio. Pero lo que no saben es que Andrés es víctima de bullying y el incidente del machete solo fue una forma de defenderse. Padre e hijo, entonces, viajan a la ciudad de Bolívar, lugar elegido para conectar. ¿Logrará el joven sanar sus heridas con la ayuda de su padre? Mi Opinión: Su narración logra construir los problemas de la adolescencia, mostrando las complicaciones sobre todo cuando estos jóvenes vienen de hogares quebrados, donde los adultos viven discutiendo aunque ya no convivan y cuanto afecta esto a los hijos. A través de un viaje inesperado que realizan padre e hijo intentaran comunicarse, reconstruir el vinculo, conocerse en este reencuentro, se enfrentarán a distintos problemas e intentarán aprender el uno del otro. Se pone al descubierto cuando existe el bullying, las drogas, el alcohol, los engaños, la madurez, los excesos y salen a la luz ciertos secretos. Aquí logran muy buenas actuaciones Pablo Rago y Tomás Wicz, juntos tienen química y logran momentos conmovedores. El film fue rodado en distintas locaciones de Capital Federal, Gran Buenos Aires, Bolívar y Río de Janeiro (Brasil).
Viaje inesperado marca el retorno de Juan José Jusid al cine, un regreso que no deja entrever la calidad que el director supo lograr en su filmografía anterior. Pablo vive su vida en Río. Una hermosa novia, una carrera prometedora y una oficina con una vista paradisíaca. Todo cambia cuando recibe el llamado de Ana, su ex esposa y la madre de Andrés, su hijo adolescente. Ella le cuenta que el muchacho no está bien y que tanto en la escuela como en el ámbito familiar se presentan problemas constantemente, y entonces Pablo decide viajar a Buenos Aires para poder intervenir como pueda con su hijo para quien él es casi un desconocido, dando así lugar al Viaje inesperado que da título al film. Más allá de que la historia del film carece de originalidad, la trama nunca llega a atrapar al espectador, la cantidad de clichés con los que el guion pretende ahondar en el aspecto emocional de la historia nunca llegan a conectar del todo con el conflicto. Incluso el intento forzado de relacionar esta historia con el bullying tampoco funciona, queda descolgado del argumento principal y nunca termina de ser incorporado por los personajes hasta los últimos minutos del film. Las actuaciones son otro punto que no llega nunca a desarrollarse bien en el film, más allá de la correcta interpretación de Tomás Wicz en el papel de Andrés, Pablo Rago bucea en el código de la telenovela lo que no ayuda a sortear la trama forzada y repetitiva de la película y su personaje habla un portugués que se vuelve involuntariamente gracioso.
Regresa al cine Juan José Jusid (78 años), con 16 largometrajes en su haber, el primero fue “Tute cabrero” (1968) protagonizado, en su tiempo, por Pepe Soriano, Juan Carlos Gené, Luis Brandoni, y el ultimo, antes de su regreso, “Mis días con Gloria” (2010) en que una Isabel Sarli, a sus 75 años, era protagonista, y ahora aporta su “Viaje inesperado”, coproducción argentina-brasileña, en su vuelta al cine nacional. Rodado en distintas locaciones de la ciudad cde Buenos Agt;ires, Gran Buenos Aires, Bolívar (conto con el apoyo del municipio) y Rio de Janeiro, aborda diferentes temáticas en el complejo mundo de los adolescentes, bullying, alcohol, padres separados, y falta de contención, frente al cambio de etapa y, por si fuera poco, en un mundo hostil. Andrés (Tomas Wicz) es el hijo de Pablo (Pablo Rago) y Ana (Cecilia Dopazo), quien un día, ante el constante acoso sufrido en la escuela –por parte de sus compañeros, estalla en una situación violenta produciendo un colapse en su entorno familiar. Su madre decide, después de muchos años, llamar a Pablo, quien está radicado y trabaja en Rio de Janeiro (en pareja con una muchacha más joven), después de muchos años de separación, a fin de pedirle ayuda por los problemas de Andrés. Pablo regresa a Buenos Aires, y en un viaje de reencuentro, revelador, lleno de sorpresas y amargas experiencias, se irán convirtiendo en cariño. Andrés conocerá a Greta (Valen Echegoyen) y la posibilidad de un amor y un nuevo comienzo, quizá más esperanzador. En su regreso a las pantallas nacionales después de ocho años, Jusid nos entrega una reqalización que por momentos parece remontarse a años atrás, no anticuado, sino en la forma de presentar la obra, quedando distante del cine actual, sin embargo logra construir de manera eficaz las escenas emotivas durante el viaje de los protagonistas, en escenas de la intimidad de padre e hijo adolescente, convirtiéndose en el eje y la mejor parte de la narración, respaldado por los buenos trabajo de Rago y Wicz y el acompañamiento de Cecilia Dopazo en un personaje de soporte. Por momentos los actores tienen actitudes estereotipadas y diálogos faltos de contundencia y realismo, empero el vocabulario y las actitudes de los adolescentes son convincentes. Jusid conformo (6 semanas de filmación) un equipo técnico con profesionales de la vieja guardia, contemporáneos suyos, como: Carlos Lenardi en fotografía, Juan José Díaz en sonido, Margarita Jusid, su hermana, a cargo de la dirección de arte, junto Federico Jusid, su hijo, co0mo auntor de la música, y la excepción a la regla, la joven montajista Natacha Valerga. En resumen, una película con altibajos, pero que no desmerece a toda la trayectoria del realizador.