Villa

Crítica de Alejandro Lingenti - La Nación

Una odisea en el margen

Cinco años tardó el formoseño Ezio Massa para estrenar esta película, a pesar de que tuvo un buen recorrido internacional y de que aborda un tema que no es moneda corriente en el cine argentino. El antecedente más notorio es Elefante blanco , de Pablo Trapero, ambientada también en una villa de emergencia, filmada a posteriori, pero estrenada antes que el film de Massa, quien aprovechó para lanzar un dardo sobre el tema: "Me llamó la atención que me dijeran que no podía estrenar porque la miseria era una tema que no interesaba y que él haya conseguido salas tan pronto. Encima me enteré de que su película también se iba a llamar Villa ", declaró hace unas semanas el realizador, visiblemente molesto.

Disputas al margen, lo cierto es que las de Trapero y Massa son películas muy distintas. Villa no tiene ninguna estrella en su elenco -casi todos los actores viven en el escenario del film, la villa 21 de Parque Patricios-, apuesta por un argumento sencillo e intenta evitar la moraleja: tres pibes deben arreglárselas para ver el debut de la selección nacional en el Mundial de Corea-Japón 2002, un objetivo pedestre para muchos que se convierte en una pequeña odisea para ellos. En eso la película acierta: logra dejar bien claro que en la vida cotidiana de la gente de las clases más marginadas cada pequeño detalle puede convertirse en un problema explosivo. Massa narra las peripecias de los protagonistas apelando a encuadres poco convencionales y un montaje nervioso. El efecto que provoca esa decisión es ambiguo: subraya la distancia entre el director y ese mundo que eligió describir, arrimándose incluso al lenguaje televisivo, lo que le resta profundidad y potencia, algo parecido a lo que ocurría con la exitosa Ciudad de Dios , uno de los grandes éxitos del cine brasileño de los últimos años. La película funciona mucho mejor, en cambio, en una lograda escena de interiores, cuando un mafioso negocia la entrega de un arma a uno de los protagonistas.

Esa secuencia tiene tensión, buenos desempeños actorales y una resolución novedosa. Es evidente que el cine argentino no llega hasta el territorio que Massa ha recorrido en esta película porque no sabe muy bien qué hacer con él. Que Massa se haya animado a darle visibilidad a ese mundo con reglas propias que está a la vuelta de la esquina, pero por lo general decidimos ignorar es valioso. Es su perspectiva personal la que naturalmente denota Villa , que abre la puerta para que aparezcan otras..