Villa

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Situaciones creíbles en un todo imperfecto

Se estrena con años de demora esta película filmada en la 21 y alrededores, al calor del Mundial 2002 Japón/ Corea. El asunto es sencillo: se viene el Mundial y todos quieren verlo en colores. El cura trata de conseguir un aparato para que (atendiendo la diferencia horaria) la gente de trabajo pueda reunirse en la parroquia y ver los partidos bien temprano antes de irse a sus obligaciones. Y los que no son gente de trabajo, tratarán de darse maña para conseguir uno por las malas.

En eso andan Lupin, de pelo teñido, y Cuzquito, que le roba el televisor al viejo y después tendría que robarse la antena. Un pícaro y un tiernito. El pícaro llegará a gozar su primer tiempo de piola, y casi en tiempo de descuento sacará a relucir habilidades ocultas. El otro tendrá la suerte de dar lástima. Tal vez eso lo salve, si puede darse cuenta. Pero hay uno más, torvo, mal orientado, el Fredy, que todavía charla con el cura pero ya en tono amargo. No le dice padre, sino "curita", en doble sentido, porque su ayuda es apenas como un parche. Le encarga que cuide a una chica que no supo querer. Y va a hacerse el macho afuera, sin suficiente perspicacia pero con todas las ínfulas. Y con un fierro.

Hay otros personajes, peores o menos malos, en mayor o menor situación de riesgo, incluyendo un gordo al que arrestan porque, según declara el policía, "no se puede estar tan en pedo en la via pública". Y hay un partido que cada uno mira desde distinto lugar y con diferente fortuna: el Argentina-Nigeria del Burrito Ortega, Verón, Sorin, el Cholo y Batistuta dirigidos por Bielsa. No hay, qué lástima, un guión suficientemente elogiable. Lo afectan ciertos enlaces, varias simplificaciones. En cambio, hay mucha veracidad. Fredy podrá ser como un sucesor de Alias Gardelito, pero es más verdadero, menos literario. Y algo similar pasa con el resto.

Es lógico. A ese personaje lo encarna Julio Zarza, que sabe de qué se trata (después hace de cura en "Elefante blanco", pero ahí no supieron aprovecharlo). A Lupin, Fernando Roa, el "Vieja" de "El polaquito", que también sabe desde chico cómo son las cosas y ya tiene creciente curriculum actoral, en vez de prontuario policial como alguna vez le habrán augurado. Y al Cuzquito, Jonathan Rodríguez, cabeza de familia desde chico porque al padre lo mató una bala perdida. Autor, Ezio Massa, un formoseño enorme, imponente y sensible, que ya tiene en su haber dos policiales de situaciones creíbles, "Más allá del límite" y "Cacería", y ahora está filmando una de fantasía sobre el Dia de los Muertos.

A propósito, en la escena de un negocio de artículos del hogar aparecen tres autores locales de cine de terror: los hermanos Adrián y Ramiro García Bogliano (clientes) y Fabián Forte (vendedor). Y luego, Tetsuo Lumiere y Sebastián Tabany (proveedores).